martes, 30 de septiembre de 2008

Paisaje en gris oscuro, casi negro

Foto: Eme mirando al Sena. París, mayo de 2007
La ventana había dado ya tres golpes, a causa del ligero viento que atravesaba el estudio, así que por miedo a que se rompiera, me levanté para cerrarla. Había dejado de mirar a la pantalla del ordenador, guardado el archivo en que estaba trabajando, aunque sabía que si caía la electricidad, no pasaría absolutamente nada, porque llevaba más de media hora sin escribir una sola palabra, mirando a la pantalla como hipnotizado. Cuando me disponía a cerrarla miré hacia el puente. Me gustaba ver el efecto que hacían las luces sobre la piedra, sobre todo a aquella hora en que la noche aún no había caído del todo, y el azul del cielo tan sólo se había transformado en gris oscuro, y todavía faltaban unos minutos para que el negro profundo lo cubriera todo.
Allí estaba él, con su chaqueta blanca, apoyado en el muro. Parecía triste, como cansado, como si estuviera reflexionando algo importante. Empecé a imaginar cual era su historia y mi cabeza empezó a dar vueltas. Pensé que podría ser un buen personaje para mi novela, que llevaba parada tres meses, porque nada de lo que escribía llenaba mis cada vez menos exigentes expectativas.
Un amante abandonado por su novia, dos días antes de la boda – pensé. Noooo. Fácil, muy fácil. ¿Y si estuviera esperándola allí, para decirle algo, que la deja dos días antes de casarse? – seguí pensando. No, tampoco, fácil también.
Al cabo de unos segundos, mientras seguía inventando su historia, otro hombre se acercó a él, le pasó la mano por la cintura mientras le enseñaba en su cámara una foto que le había hecho. No estaba triste, tan sólo posaba para él. La miraron juntos, interesados, y luego el chico de la chaqueta blanca sonrió cariñosamente y le dio un beso en los labios, un beso apasionado y siguieron caminando. Un poco más adelante, dos chicas los estaban esperando.
Un grupo de amigos que visitan París – acabé concluyendo. Tampoco me sirve para mi novela. Pero parecían felices, a lo mejor tendría que escribir sobre cosas alegres y dejar de escribir novela negra, por un tiempo.
Cerré la ventana, volví al ordenador, abrí un archivo nuevo y empecé a escribir:
“Paisaje en gris oscuro, casi negro
La ventana había dado ya tres golpes, a causa del ligero viento que atravesaba el estudio …”
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
PS: En enero pasado hizo 20 años que Eme y yo estamos juntos, pero ayer fue un día muy especial, hizo un año que nos casamos. Como no pude actualizar porque estuvimos celebrándolo y autoregalándonos una escapada a Lanzarote, para la semana que viene, hoy le dedico esta historia, a él y a todos los que estuvieron con nosotros aquel 29 de septiembre, uno de los días más felices de nuestras vidas.

domingo, 28 de septiembre de 2008

La función

Como siempre, antes de empezar la función, me paseo por el escenario que en esos momentos está poco iluminado, casi a oscuras. Compruebo que todo esté en su sitio, que los objetos que tengo que utilizar estén donde tienen que estar, que los muebles no interrumpan el paso, porque alguien los hayan movido. Es un trabajo meticuloso, casi maniático, pero que me da seguridad. Luego repaso el texto y vocalizo, caliento la voz, y me quedo un rato mirando el espacio escénico, como si tuviera necesidad de retener todo eso dentro de la memoria, como si no lo estuviera ya.
A veces mientras realizo mi ritual viene alguno de los compañeros a hacer algo parecido, porque cada uno tiene su rito, cada uno tiene sus manías. Los hay que necesitan moverse por todo el espacio; los hay que necesitan estirarse en el suelo, para tener un contacto más directo; otros vienen a buscar una nota al piano, para seguir afinando su instrumento; otros cantan, otros bailan, y otros sencillamente se sientan callados en el lugar del público.
Ayer tuvimos la primera representación y fue muy bien, la verdad. Tuvimos un lleno hasta la bandera, aunque hay que decir que el espacio es pequeño. El resultado fue muy bueno, a la gente le gustó mucho y nosotros quedamos satisfechos porque el trabajo realizado había llegado a sus destinatarios, el público.
De momento sólo queda la representación de hoy. No hay ninguna función más concertada de este espectáculo. Sabíamos que iba a ser así, cuando decidimos volver a producir este montaje, pero aun así nos da pena, a todos y el público de ayer nos estuvo diciendo que era una pena que se quedara aquí.
Es lo que tiene el teatro, que es un arte efímero. Tal vez eso fue lo que me enamoró de este arte, lo que me atrajo tanto para hacer de ello mi carrera, mi formación.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
PS: Si te animas a venir hoy, aquí tienes toda la información que necesitas.

Foto 1: Yo, unos momentos antes de empezar la función de ayer - Foto 2: el escenario a oscuras, momentos antes de empezar. Rubí, septiembre de 2008

viernes, 26 de septiembre de 2008

Ensayo general

Ayer, en un momento previo al ensayo general.
La bestia está dando los últimos coletazos. El montaje ha llegando a su fin, mejor dicho al fin de la preparación y al principio de las representaciones. Ayer ensayo general y grabación en video; hoy descanso para que repose el “guisado”, y el sábado y el domingo las representaciones.
Me gusta ver, escuchar y sentir a mis compañeros, ver dónde han llegado, ver cómo han mejorado con los años, ver lo bien que quedan algunos en los lugares que antes ocupaban otros. También me gusta ser público dentro del espectáculo, y durante los ensayos lucho por disfrutar mientras recibo todo eso, y por dar lo mismo para que el resto disfrute también. Me dejo llevar con los nuevos paisajes que aparecen con las relecturas de cualquier texto literario, y éste, a pesar de haber pasado 10 años, sigue ilusionándome, sigue abriendo un balcón por el que pasan nuevos personajes, y al que acuden algunos ya antiguos, y me gusta saludarlos a todos, porque todos tienen algo nuevo que decir.
Me gustan los ensayos, por todo eso, y porque es el momento en que me siento más libre, en el que me puedo permitir el lujo de equivocarme, de arriesgar y probar para conseguir cosas nuevas, en el que no existe la presión del público, pero mentiría si no dijera que lo que espero con ansia son las representaciones, el momento de enseñar lo que hemos conseguido con el esfuerzo de tanto tiempo, ¿qué sentido tiene, si no?
En este caso, hemos vuelto a hacer el “guisado” de nuevo. No era plan de sacarlo del congelador después de 10 años y servirlo tal cual. Pero eso sí, la receta ha sido la misma, y está probada. Sé que funciona, lo sé, lo siento así.
Ya sólo queda que lleguen los invitados al banquete ¿Te animas?
Más información en la web del Ajuntament de Rubí.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat

jueves, 18 de septiembre de 2008

El Toro Vega

Durante esta semana, y como cada año por estas fechas, se ha vuelto a desatar la polémica sobre el famoso Toro Vega de Tordesillas (Valladolid).
Para los que no lo conozcan, es una tradición relacionada con los toros, de las que todavía quedan por tierras españolas, que desata las pasiones de los tordesillanos y de otros lugareños de la zona y las iras de los proteccionistas de todo el país. A parte de los encierros diarios, en los que se pasea al toro y a toda la cuadrilla por la ciudad, para deleite de la concurrencia, la tradición consiste en dejar al animal suelto por el recorrido por donde se hacen los encierros diarios, y luego "conducirlo" hasta la vega del rio, de ahí su nombre. Una vez allí, empieza la fiesta. El animal tiene la "libertad" de poder ir a su aire por donde quiera, pero a partir de una marca en la salida del pueblo, los lanceros pueden luchar contra el animal, uno por uno, hasta conseguir matarlo y obtienen así un trofeo y el reconocimiento y orgullo de pasearse por el pueblo montado a caballo con el rabo del animal pinchado en su lanza. El toro, en este caso, acaba en los platos de los más exquisitos restaurantes.
Sin embargo, puede ser que después de mucho caminar por las campiñas vallisoletanas, nadie consiga matar al animal. En ese caso, gana el toro, y su premio es ser llevado al matadero municipal y acabar en los platos de los más exquisitos restaurantes. Un premio justo donde los haya.
Dicho esto, podría parecer que estoy en contra del Toro Vega. Pues sí, es cierto, lo estoy, de esta y de cualquier tradición en la que se maltrate animales para el divertimento de la concurrencia. Sin embargo tengo muy buenos amigos en Tordesillas, especialmente dos chicas que son defensoras de la tradición, y me gustaría dejar también su opinión al respecto. Creo que es justo.
Según ellas, la lucha entre el toro y el lancero es de igual a igual, sólo lucha uno contra uno. Otros amantes de la fiesta de los toros, dicen que estos animales son criados única y exclusivamente para las corridas de toros y para fiestas como ésta, por tanto si no existieran las fiestas, seguramente estos animales se habrían extinguido.
Haciendo de abogado del diablo, diría que nos creemos más civilizados porque condenamos este tipo de fiestas, pero seguimos criando en granjas vacas, cerdos, pollos, conejos, patos, etc. y luego nos los comemos. Y lo peor es que criminalizamos a los chinos porque hagan lo mismo en sus granjas con los perros. ¿Qué diferencia hay entre comerse un perro o un pollo? ¿Dónde está el límite, en la costumbre, en la tradición?
Y vosotros, ¿qué opináis? La polémica está servida.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Lanceros esperando al Toro Vega. Foto 2: el toro corriendo por los campos. Foto 3: los lanceros persiguiendo al toro. Tordesillas, septiembre de 2006

lunes, 15 de septiembre de 2008

Retratos turcos: Ismail y sus gatos

Hacía unos seis meses que el propietario del puesto de libros le había despedido, porque había recibido quejas de los compañeros de los puestos de al lado, conforme Ismail alimentaba a los gatos que había a la entrada del patio del Gran Bazar, donde están situadas las librerías. A pesar de que Ismail era una buena persona, las quejas de los compañeros venían dadas porque habían visto crecer el número de animales progresivamente desde hacía un par de años; y hasta algunos, los más cercanos a la puerta, habían encontrado algunas pulgas dentro de su puesto. Después de avisarlo un par de veces, no dudaron en denunciarlo al dueño de la librería, que debido a la confianza que tenía a Ismail, pasaba tan sólo una vez por semana por el puesto del Gran Bazar, los viernes a la hora de cerrar, para cobrar los ingresos de toda la semana. Aún así, y tras un par de avisos, no dudó en despedirlo cuando las quejas se volvieron a repetir.
Ismail, como todos días llegaba a la hora de abrir las paradas, pero ahora ya no traspasaba la puerta del patio, se dedicaba a limpiar la caseta de los gatos, a cambiar el agua de los cuencos donde bebían, y a dejarles algo de comida, la que había conseguido reunir de los bares de los alrededores. Cada día, después de comer, los gatos se le acercaban refregándose en su pantalón y maullándole suavemente, y le regalaban su gratitud y alguna que otra pulga.
Algunos de sus antiguos compañeros pasaban de largo al ver a Ismail adecentar la caseta de los gatos, que él mismo había construido, aun así Ismail los saludaba, día tras día, sin saber por qué ellos bajaban la cabeza y entraban al patio sin decirle nada, como si estuvieran enfadados con él, o como si hubieran hecho algo malo.
Ismail había pensado en llevarse los gatos de allí a otro rincón donde molestaran menos, pero sabía que si se los llevaba, los roedores volverían, igual que habían llegado hacía bastantes años, antes de que él trajera una pareja de gatos, para solucionar el problema. También sabía que si volvían, acabarían con algunos de los mejores tomos de sus amigos libreros, de los más antiguos, los preferidos por los ácaros, pero también por los ratones, y por eso había desistido de su idea.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Un alimentador a la entrada del patio de las librerías. Foto 2: gatos descansando fuera de la caseta. Estambul, agosto de 2008
(Si quieres verlas a tamaño natural, haz doble clic sobre la foto)

sábado, 13 de septiembre de 2008

Reestreno preferente

A estas horas, dentro de dos semanas estaré en el teatro, ataviado con una camisa blanca, un pantalón de lino, un pañuelo al cuello y unas zapatillas de esparto, intentando volver a tener, diez años después el aire de un señorito andaluz.
Como siempre antes de empezar, estaré con los nervios a reventar, y arrepintiéndome de haber dicho que sí a la idea de reponer el montaje sobre textos y canciones de Federico García Lorca, que nosotros llamamos “Balcón Abierto”. Lo sé, será así, porque siempre es así, hasta me cambia el humor, una hora antes no dejo de hablar, de reír; media hora antes, me siento, me callo, piso el escenario para saber que todo está en su sitio, donde debe estar, me voy a los vestuarios, me siento, vuelvo al cabo de 5 minutos para volver a comprobarlo, e intento hacer ver a los demás que no estoy nervioso. Llevo más de 20 años pisando los escenarios, y todavía no he podido eliminar esa sensación. Aunque una vez una actriz me dijo que el día que no tuviera nervios al salir sería porque ya no me importara lo que estuviera haciendo. Lo bueno de todo esto es que casi siempre al cabo de unos segundos se pasa la sensación de nervios y empiezas a disfrutar de esa maravillosa sensación que es regalar lo mejor de ti, a un público que ha venido a ver tu trabajo.
Sea como sea, tal vez estas dos semanas esté un poco ocupado y no pueda actualizar mucho, así que por si acaso, y como alguien me dijo que avisara, pues aquí va la información. Por supuesto estáis invitados a venir.
Obra:
Balcón Abierto de Federico García Lorca.
Representaciones:
Sábado 27/09/2008, a las 22h
Domingo, 28/09/2008, a las 18:30h
Lugar:
Teatre Municipal La Sala - C. Cervantes, 126 - Rubí (Barcelona)
Más información:
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Fotos: Momentos de la representación de Balcón Abierto. Rubí, 1998

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Por la bajada de la torre

Ningún cartel llamativo dejaba claro que aquel edificio era un restaurante; tan sólo una pequeña nota en un papel colgado en la puerta indicaba que podías comer o tomar una copa en aquel sitio. Como es normal lo pasamos de largo y seguimos nuestro camino por una de las empinadas cuestas que bajan de la Torre Gálata hasta el mar. Andábamos buscando aquel edificio, ya que por la curiosa utilidad que había tenido en la antigüedad, había llamado la atención de Jota, durante la preparación del viaje, antes de llegar a Estambul, y llevaba anotada la dirección en su libreta; así que cuando lo pasamos de largo, volvimos a subir unos metros, y allí estaba aquella antigua prisión inglesa, transformada en un curioso restaurante, que sin quererlo se convirtió en uno de los momentos más entrañables del viaje.
El edificio tenía un aire inglés, pero si no hubiera sido por las indicaciones de la guía de Jota, no lo hubiéramos encontrado, porque nada parecía recordar que aquello había sido una antigua prisión hacía un par de siglos. Estaba decorado de una manera sencilla, con un aire retro, pero muy agradable. Una pareja de georgianos, habían rehabilitado aquel espacio, además de algún otro edificio más de la zona.
El local estaba completamente vacío, lo que de entrada no es una buena garantía para un restaurante. La propietaria nos acompañó al piso superior donde estaban las mesas mejor montadas, pero nosotros decidimos salir a la terraza, la iluminación parecía más agradable y la suave temperatura de la noche lo permitía. Por supuesto nos dejó sentarnos donde quisimos, y se fue. Al cabo de unos segundos vino el marido. Mientras tomaba nota de las bebidas, nos preguntó de dónde éramos. Al decirle que de Barcelona, sacó su enorme catálogo de elogios hacia Gaudí y su obra, y fue en aquel momento cuando nos enteramos que era arquitecto, y que con la ayuda de su señora habían rehabilitado y reconvertido aquel curioso lugar en lo que ahora era. Se esforzaba en hablar algunas palabras en castellano, aliñadas con algo de italiano, sobre un lecho importante de inglés. Qué fácil de digerir una conversación así, sobre todo para los que como yo no dominamos la “cocina inglesa”.
Luego vino la señora a tomar nota de los platos. Le dejamos escoger los primeros a ella, y nos regaló las papilas con unos variados y riquísimos entrantes. Para los segundos también pedimos consejo, ya que aunque la carta estuviera en inglés y alguno de nosotros lo hablaba, era difícil saber realmente de qué se trataban aquellos platos de cocina georgiana con influencias turcas.
Podría decir que acabamos la velada con unos buenísimos postres caseros, pero no, la guinda la puso la señora. Después de servirnos se sentó al piano, e interpretó para nosotros un pequeño concierto de canciones populares rusas. Marie y Jota aprovecharon para bailar y sus abrazos se mezclaban con la música y la voz de la pianista georgiana. Era precioso verlos en aquel encantador sitio, disfrutando de aquella manera.
Aquella noche Georgia volvería a ser protagonista otra vez, pues cuando llegamos al hotel nos enteramos que Rusia había ocupado con sus tropas parte de la ex república soviética.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Eme en un momento de la cena. Foto 2: Marie y Jota bailando en el restaurante. Estambul, agosto de 2008

sábado, 6 de septiembre de 2008

Vocación europea

Cuando llegué al aeropuerto de Estambul, me sorprendieron las matrículas de los coches. Tienen la franja azul como las de los miembros de la Comunidad Europea. Llevan las letras TR, y un espacio ya reservado para poner el círculo de estrellas, cuando ingresen de pleno derecho en este curioso proyecto que es “Europa”.
Nada más llegar al hotel, puse instintivamente la televisión. Casi siempre lo hago, porque la televisión dice mucho de un país, no siempre de cómo es, pero sí de la imagen que se quiere dar al mundo. Cuando miras la televisión te das cuenta que las series, los concursos, todo, está vestido de ese aire “europeo”. Nadie diría que la mayor parte de la población es islámica. La normativa también declara al país como laico, y hace 80 años aproximadamente cambiaron el alfabeto árabe, por nuestro alfabeto latino. Turquía parece tener vocación europea.
La realidad, sin embargo, es otra. Todos sabemos que hace unos años llegó al gobierno un partido pro islámico, y que para que esto haya pasado, ha habido un resurgimiento de los valores islámicos en general. Léase como ejemplo la vuelta masiva del uso del pañuelo en las mujeres.
Toda esta renacida filosofía pone en riesgo la integración de Turquía a la Comunidad Europea, porque en una comunidad en la que se defiende a capa y espada el laicismo, a excepción de algunos casos como los ultracristianos de Polonia, no tiene cabida la religiosidad institucional. Se plantea entonces la pregunta de si es el pueblo quien tiene vocación europea, o si era el estado.
El otro día leía una actualización de Ruty, una espléndida mujer israelí, y gran fotógrafa, en la que muy sabiamente defendía el modo de vida de los beduinos de su país, incluido el uso del velo en las mujeres, o temas tan delicados como la bigamia. Mi comentario fue otra pregunta, que es la que me suelo hacer a menudo en cosas que no entiendo, y que me suele dar la respuesta para "aceptar" como razonable o no, una actitud vital: ¿son libres para elegir hacerlo o no? En el caso del velo de las mujeres creo que no son libres, que la "presión social" es tan grande que se sienten mejor llevándolo; pero eso no es libertad de escoger. En esos casos se suelen dar situaciones tan curiosas como el uso de pelucas, porque enseñar el pelo de una peluca sí está permitido, ya que no es su pelo. Aquí a eso le llamaríamos: “hecha la ley, hecha la trampa”.
Respecto de la bigamia, la pregunta sería si es "razonable" que las mujeres no puedan tener más de un marido también.
Tal y como le dije a Ruty, no seré yo quien juzgue una manera de vivir, porque no hay nadie que tenga la verdad absoluta en estos casos, pero para mí lo más importante es la libertad, la capacidad de escoger, y creo que en estos casos la mujer no es libre de hacerlo.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: matrícula de un taxi. Foto 2: una pareja de islámicos en Bursa. Turquía, agosto de 2008