martes, 25 de noviembre de 2008

Imágenes y palabras

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero a mí me gusta combinar las imágenes con mis textos; y eso es lo que vengo haciendo desde hace un tiempo en este espacio, porque creo que las unas enriquecen a los otros y los otros a las unas, como si de una relación simbiótica se tratase.
Cuando era pequeño, me gustaba mirar las ilustraciones de los libros, especialmente cuando leía las aventuras de Los Hollister, unos libros de Jerry West, escritos en los años 60 pero que por mi edad, por motivos editoriales y de traducción llegaron a mis manos a finales de los 70, principios de los 80. En todo momento mientras los leía intentaba adivinar qué momento del relato había intentado reflejar el ilustrador. Era como una visión fotográfica o cinematográfica de la lectura. Para mí, aquellas ilustraciones eran como fotogramas de la película que me iba montando mientras leía el libro. Buscaba el momento en que el ilustrador había hecho el click a su cámara de fotos. Tengo que reconocer que casi siempre me decepcionaban aquellas ilustraciones, no por su baja calidad, si no porque no se parecían a la foto que yo había sacado en mi cabeza, a la interpretación que yo había hecho de lo que había leído. Todavía no sabía que aquellas novelas para niños, como cualquier otro libro, tenía tantas lecturas, como lectores hubieran, y que por tanto la visión del ilustrador no tenía por qué parecerse a la mía.
Esa visión fotográfica me recuerda a la que tienen los fotoperiodistas, ya que intentan hacer click en el momento exacto para poder explicar en una sola imagen lo que está sucediendo. Y eso es especialmente lo que se premia en el World Press Photo, una imagen o una colección de imágenes sorprendentes e impactantes que en un solo click hayan retratado un momento especial o de importancia histórica.
En su edición de este año, el World Press Photo 2008, visita una vez más el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona CCCB. Podréis visitarlo sólo hasta el próximo 14 de diciembre.
Este fin de semana he aprovechado que tenía visitas de fuera para llevarlos a la exposición. Decir que vale la pena verla quedaría vacío de significado, pobre. Tan sólo una cosa, si tenéis la oportunidad de ir, no dejéis que os lo cuenten.
Que tengáis un buen día, viajeros.

Entrellat

Fotos: Visitantes de la exposición mirando fotos. Barcelona, noviembre de 2008

jueves, 13 de noviembre de 2008

Cosas en común

A veces hay gente con la que nada parece unirte, y con la que crees que jamás llegarás a nada, hasta que la vida te da en las narices y te demuestra que estás equivocado. No sabría decir en qué momento Ene pasó de ser una compañera de la Escuela de Idiomas, a ser una de las personas con la que tengo más cosas en común.
Hoy Ene es una de mis mejores amigas, y una de las personas que más quiero. Es mi socia en SAMAFURU, una “empresa” que hemos empezados juntos con muchísimo cariño. Es tal vez una de las personas que mejor me entiende y me conoce, y con la que hemos pasado juntos TAMBIÉN momentos bastante duros. Pero si hiciera un corto con los mejores momentos de mi vida, ella saldría en la mayoría de las escenas; como la comida que hicimos en su casa este fin de semana, con su marido, con el mío, con Marie y su novio, y con dos amigas Yoyo y Ana, con las que también hemos vivido muchos momentos divertidos.
Jota, su marido, nos preparó la comida, un sancocho dominicano que estaba riquísimo, pero que nos dejó caos a casi todos. Durante esa comida como siempre que nos reunimos, nos reímos mucho. También bebimos como cosacos y comimos como si lo que hubiera en los platos fuera la última comida que hubiera sobre la tierra. Tanto fue así, que tuvimos que salir a pasear para bajar ese contundente plato. Aunque todo hay que decirlo, hubo gente que se llevó un “taper” con un poquito de sancocho.
Durante el paseo, mientras iba con Yoyo agarrados del brazo, justo antes de encontrar el cartel que colgué en la anterior actualización, miré a los otros que caminaban por delante de nosotros, charrando, riendo, paseando sin prisa y sin ninguna complicación, y recordé el momento de la comida, con las risas, las conversaciones cruzadas, el sonido de las cucharas en los platos, y del vino cayendo en las copas, y aunque empezaba a sentir un incipiente dolor de cabeza, volví a pensar que Snoopy tenía razón cuando decía que “la felicidad es un plato de patatas fritas”; bueno, de sancocho en este caso. Y así es, en cualquier momento uno puede sentirse feliz, basta con pararse a mirar, a contemplar la felicidad en la cara de los otros.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Ene en una fiesta en febrero de 2008. Foto 2: Ana, Julio y yo en la comida del Sancocho, este domingo

lunes, 10 de noviembre de 2008

La Crisis

Foto: Un cartel pegado a una farola. Terrassa, ayer
Ayer, mientras paseaba con unos amigos por una céntrica plaza de la ciudad, vi este cartel. Os lo transcribo literalmente, porque la calidad de la foto no es muy buena.
MARIDO DE ALQUILER
. Hacemos todos los trabajitos que haria un hombre en casa
. Canviar los muebles de sitio
. Fijar un cuadro a la pared
. Canviar una bombilla
. Pintar una habitación
. Cortar del césped
. Tirar la basura
. Sacar el perro a pasear Etc…
SI USTED ESTÁ HARTA O HARTO DE ESPERAR A SU PAREJA NO DUDE EN LLAMARME
Soy serio, responsable, puntual… Total disponibilidad 24h (sic)
Podríamos hacer diferentes análisis, sociológico, gramatical, desde el punto de vista de la igualdad de la mujer, o simplemente descojonarnos y empezar a pensar mal, por lo de los trabajitos que un hombre haría, pero el cartel es tan ocurrente, que habla por sí solo. He titulado la actualización de hoy La crisis, pero en realidad se tendría que llamar: Ante la crisis, creatividad, o simplemente Ole tus güevos.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat

viernes, 7 de noviembre de 2008

La fundación II

En la actualización anterior decía que César Manrique compró los terrenos sobre los que había localizado las cinco burbujas volcánicas y que construyó allí lo que sería su casa.
A pesar de que las burbujas ya estaban allí, y estaban interconectadas entre si, tuvo que contratar a unos dinamiteros para que hicieran unos pasadizos más accesibles entre una y otra burbuja, pulir la parte baja de las salas y allanar el suelo, el resultado fue increíble. En la foto podéis ver una de las salas, en la que incluso hay una palmera, cuya copa sale hacia la parte exterior y va a dar a lo que es el jardín de entrada de la casa, en otra de las burbujas, sigue estando la higuera que le llevó hasta allí. Como casi toda la obra de Manrique, esta casa intenta integrar el paisaje volcánico con las intervenciones que él realizó, y creo que lo consiguió.
Poco a poco la construcción fue adquiriendo renombre, no sólo entre arquitectos y personas famosas de la isla, sino también entre gente de fuera de la isla, y el número de visitas que recibía César en su casa era cada vez más numeroso, hasta tal punto que llegó a ser un agobio para él. Decidió entonces transformar su hogar en una fundación, su fundación. Volvió a construir y a decorar una nueva casa con los muebles que tenía de la anterior y allí fijó su nueva residencia, en el municipio de Haria, un lugar algo alejado, si es que existe la palabra lejos en Lanzarote. Empezó entonces a preparar la casa sobre las cinco burbujas para convertirla en un museo en el que poner su obra y la colección de obras de otros artistas amigos, que había ido atesorando durante toda su vida.
Llegó a inaugurarla y la vio en pleno funcionamiento, pero a la salida de una de sus muchas visitas a la fundación, tomo su coche, se saltó un ceda el paso y tuvo un accidente de tráfico que le sesgó la vida a la edad de 73 años. Corría por aquel entonces el año 1992.
Su vida se acabó, y con él sus muchos proyectos pendientes, el más importante de todos, convertir la isla de Lanzarote en su gran obra. Tal vez pueda parecer pretenciosa esa intención, pero es innegable que Lanzarote no sería lo que hoy es sin su integradora y no menos ecológica visión del arte.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto1: Una de las burbujas volcánicas acondicionada como sala de estar. Foto 2: Yo en el jardín inferior, donde está situada la piscina. Fundación César Manrique. Lanzarote, octubre de 2008

martes, 4 de noviembre de 2008

La fundación

En mi actualización del pasado día 27 decía que gracias a Manrique se habían fijado unos criterios urbanísticos en la isla de Lanzarote, que convertían a los pueblecitos que uno se iba encontrando por las carreteras en enormes y preciosos belenes.
No he leído exactamente en qué consisten esos criterios, pero uno descubre observando que el único color que está permitido es el blanco, aunque alguna que otra casa se arriesga con un tono beige, o con algún tono tierra; en las ventanas, puertas y balcones, el verde y el marrón son los colores que predominan; y no existen las tejas, son caras y poco necesarias, ya que casi no existe la arcilla y es la menos lluviosa de todas las islas; los tejados son como las paredes, blancos y de rebozado.
Esos criterios que parecen restrictivos y austeros, demuestran una eficacia y una genialidad absolutas, pero donde realmente uno tiene la sensación que Manrique era un genio, es en lo que había sido su casa, lo que ahora es la Fundación César Manrique. Allí uno descubre espacios como el de la foto, en los que parece que la casa estuviera antes que las erupciones volcánicas, porque ha integrado las lenguas de lava en el interior de la construcción, como si hubieran entrado por la ventana; porque burbujas volcánicas en el subsuelo están integradas como habitaciones más de la vivienda.
Parece curioso, pero fue un vigilante de la fundación, y no un guía, el que nos contó la historia de la casa. Más o menos esto fue lo que nos dijo:
César Manrique se encontraba por lo que entonces era un descampado de lava, haciendo fotos y al ver una higuera se acercó, porque le pareció curioso que un árbol de esas características creciera y diera frutos en medio de la nada. Descubrió que la higuera estaba metida en un agujero grande, y que lo que salía hacia el exterior era únicamente la copa del árbol. Sin pensárselo dos veces bajó descolgándose por el tronco de la higuera y descubrió una enorme burbuja volcánica a la cual se le había caído el techo y en la que había crecido este intrépido árbol. Descubrió, además, que esta burbuja no estaba sola, que estaba interconectada con otras cuatro burbujas más, a modo de cuevas con entradas de luz en el techo.
Compró esos terrenos, y sobre estas cinco burbujas construyó lo que sería su casa, lo que sería su fundación y lo que acabaría costándole la vida. Pero cómo sucedió todo eso, os lo cuento mañana.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Detalle de una ventana de la Fundación César Manrique. Foto 2: Una colada de lava integrada en una pared de la casa. Lanzarote, octubre de 2008.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Balada de otoño

Foto: La terraza de casa, hace un rato
Llueve, detrás de los cristales llueve y llueve - dice Serrat en su balada de otoño. Y así está el día, así está la semana. Este otoño parece querer hacerle caso a las bellas melodías del Noi del Poble Sec. Un canto triste de melancolía - continúa, y mi ánimo también parece querer hacerle caso. Y cuanto más miro por la ventana, mientras veo a la gente pasar por la calle con sus paraguas, con el paso rápido, que parecen querer llegar pronto a sus casas, al abrigo y al calor de sus familias, más melancólico parece que me pongo. No sigo, podría ser terrible.
Hoy sólo os dejo a Serrat cantando su Balada de otoño, aunque a mí me provoca más la versión de Mina, Ballata d’autunno.
Aclaraciones:
Releyendo la actualización de ayer, me he descubierto un poco borde, un poco bastante, y sí, asumo mi yanquifobia y a todo lo que sean imposiciones de este u otro colectivo, pero reconozco que las pobres chicas no tenían culpa alguna. Les pido perdón por mi respuesta, el año que viene tendré galletas, la falda de piqué no, que me hace gordo.
También di por supuesto que era el día de difuntos, cuando en realidad era el de Todos los Santos. Hoy sí es el día de difuntos, aunque generalmente se celebran juntos por cuestiones de calendario, como me apuntaba /podi_es_podi.
Pueda parecer por la actualización de ayer y las aclaraciones de hoy que soy un amante de las tradiciones, y un defensor a ultranza de las costumbres, pero no, que no, que aunque me encanta todo lo que diferencia a un pueblo de otro, lo que le da carácter - ¿y qué son si no las tradiciones? Dice una voz a lo lejos – lo que quise decir es que me dan rabia las imposiciones. Por supuesto que me gusta Halloween, pero en los EEUU, no en mi casa. No me gustaría que en todos los sitios acabáramos celebrando el 4 de julio, pero tampoco que en todos los sitios celebráramos el 11 de septiembre (la Diada nacional catalana, no confundir con el ataque a las Torres Gemelas).
Y hoy sí, que tengáis un feliz Día de difuntos, viajeros.
Entrellat

sábado, 1 de noviembre de 2008

Día de difuntos

Foto: Marie y Ele en un puesto de flores a la entrada del cementerio Père-Lachaise. Paris, mayo de 2007
- ¿Si? – Dije al coger el teléfono.
- Hola primo. Buenas noches.
- Hola Carlota. ¿Qué tal? ¿Cómo se presenta la castanyada?
- Bien. Mejor dicho, perfecto. No voy a hacer nada, me voy a quedar en casa. Estoy reventada. Muertecica, estoy.
- ¡Ay, qué exagerada eres! ¿Sabes? Me he quedado muerto hace un momento. – le dije al venirme a la cabeza la escena que había tenido lugar en la puerta de casa hacía apenas unos minutos.
- ¿Si? ¿Por qué?
- Han llamado a la puerta y voy a abrir pensando que sería algún vecino diciéndome que tengo que cambiar alguna bombilla fundida. Y cuando abro me encuentro a tres chicas de unos 15 años aproximadamente, vestidas completamente de negro, con los pelos más levantados que la duquesa de Alba en un día de viento, y con unas ojeras que ni la Belén Esteban recién levantada. Y de repente me dice una de ellas:

- ¿Truco o trato?
- ¿Cómo? – le respondo, con la voz más tonta que me ha podido salir y sin entender lo que me acababa de decir.
- ¿Truco o trato? – vuelve a repetir la chica, con muy pocos recursos, por cierto, mirando a las otras dos de reojo, como diciéndoles, “ya os vale bonitas, un poco de ayuda, que este tiparraco va a ser duro de roer”.

En ese momento me han venido a la cabeza todas y cada una de las películas americanas donde salían escenas de Halloween. Y me he imaginado a mí mismo con una falda gris de piqué preciosa, por encima de la rodilla, una camisa blanca impoluta, un pelo rubio larguísimo y sedoso, hasta el culo; y con una bandeja de gallletas recién horneadas para la ocasión en la mano, diciéndoles:

- Coged unas cuantas, chicas.

Pero en vez de eso, lo que ha salido por mi boca ha sido un sequísimo…

- Pues ni una cosa, ni otra, bonita.
- Ah! – ha dicho la chica, que por la cara de lerda que ha puesto, no se esperaba esa respuesta. Y no ha añadido nada más.
- Ala, adiós - les he dicho cerrando la puerta y dejándolas con un palmo de narices a cada una.

- Qué borde, hijo – dijo mi prima, descojonándose de risa.
- Qué quieres, bonita, me habían pillado sin una jodida galleta y con la falda de piqué todavía sin planchar.
- jajaja – volvió a reir Carlota.

Esta escena, tal cual la describo (excepto la llamada de Carlota), pasó ayer en la puerta de mi casa. Y es que los americanos, aparte de jodernos con la crisis de las hipotecas, creando esta situación mundial, que todos conocemos y sufrimos, nos van imponiendo poco a poco su forma de vida. Halloween, como tantas otras americanadas, forma ya parte de nuestras vidas, a costa de nuestras propias tradiciones.

Que tengáis un feliz Día de difuntos, viajeros.

Entrellat