
No, no soy crítico de arte, ni licenciado en bellas artes, ni siquiera tengo la mirada tan acostumbrada al arte como para estar lo suficientemente preparado para hacer una crítica de la obra de nadie. Pero siendo fiel a lo que hasta ahora ha sido este blog, me creo con el derecho de hablar de cualquier cosa que llame mi atención; y por eso dedico unas líneas a este curioso artista. Curioso no por su persona, que seguramente también lo debe ser —no lo sé, lo desconozco,— si no por su obra.
Zachari Logan —para los que no lo conozcan, lo de Narciso lo entenderán ahora,— es un artista canadiense que utiliza exclusivamente su cuerpo como motivo de sus obras.
En su
página web personal, —os aconsejo que le echéis un vistazo luego,— podréis ver cómo Logan insiste en decir que sus obras no son fotografías, y hace bien, ya que el hiper realismo al que “somete” su obra engaña a la vista, tanto que los lienzos de gran tamaño en los que “retrata” su cuerpo, parecen fotografías, auto retratos en este caso.
En esta misma página sitúan la inspiración de la obra de Logan en el Neoclásico, el Renacimiento o incluso el Barroco, por el heroísmo y el narcisismo que se puede encontrar en las escenas de género histórico. Ignorancia la mía aparte, creo que no hace falta llegar a esos niveles para justificar, ni entender la obra de Logan. Nos creemos en la obligación de justificar el narcisismo, como algo malo, como algo que entorpece en el normal desarrollo de la personalidad humana. Pero el narcisismo lo invade todo. O acaso, ¿no es narcisista escribir una entrada como la mía en el blog, pensando que mi opinión, lo que yo pienso, pueda interesar a alguien?
No negaré que es curiosa la manera que tiene Logan de relacionarse con el mundo, intentando comprenderlo a través de su propio cuerpo, a través de unas narraciones maricas auto-ansiosas, como él mismo define su obra, pero lo que sí os digo es que no hace falta entenderla, solo hace falta disfrutarla.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Fran
Foto: Logan, delante de una de sus obras