domingo, 13 de marzo de 2011

Amigos y otras categorías

Foto: Manu y yo, con los amigos que hace más tiempo que conservo.

Hace años, cuando era niño, si conseguía hablar con otro chaval en el parque dos veces, ya era mi amigo. La cosa era así de fácil. En el colegio ya era un poco más difícil. Tenías muchos amigos y entre ellos tu mejor amigo. En esta categoría podían entrar dos o tres niños, pero sin que se enterasen entre ellos. Si por aquellas cosas de la vida se enteraba uno de que tú se lo habías dicho al otro, te preguntaba enfadado: «Me ha dicho Rodri que es tu mejor amigo. ¿Pero no era yo?» Y ahí tenías que inventarte una nueva categoría. «No, pero tú eres mi mejor-mejor amigo, pero no se lo digas a Rodri». Y se iba contento a pavonearse delante del otro niño con su nuevo estatus.
Hoy en día la cosa se ha complicado. O a lo mejor es que tenemos más tiempo vivido a nuestras espaldas y por tanto conocemos a más gente, y a esa gente hay que clasificarla en grupos. Así somos los seres humanos, todo lo tenemos que clasificar. Aparte de los amigos de toda la vida, los mejores amigos y los mejores-mejores amigos del colegio, se han introducido en nuestras vidas nuevas categorías: los ciberamigos, los follamigos, o los perramigos.
Los ciberamigos —todos los conocéis— son aquellas personas con las que hemos contactado principalmente por internet, ya sea en chats, en blogs, en el facebook, que parece que conocen mucho de nuestra vida porque tienen acceso a nuestras fotos, a nuestros perfiles, pero que en realidad con la mayoría nos une bien poco. Que uno tiene 500 amigos en facebook y piensa: «coño, el día que me case, como los tenga que invitar a todos, voy a tener que alquilar el Palau St. Jordi».
Los follamigos —no sé si es necesario explicarlo, porque su nombre es bastante explícito— son aquellas personas a las que sólo se llama cuando empieza a picarnos el gusanillo, y no me refiero al gusanillo del hambre. Son aquellos que cuando los llamas piensas, «ostras tengo que llamarlos más veces, para tomar un café, sin que haya sexo, para que no se note que sólo los llamo cuando me da un calentón», pero que cuando acabas, se queda sólo en un «bueno, si eso ya nos llamamos».
Y luego están los perramigos, que son esas personas que están al final de la correa que ata a los perros con los que se detiene el tuyo para olerles el culo. Si bien son personas a las que no hubieras saludado nunca al cruzártelas en la plaza, queda raro que mientras ellos se huelen el culo, el sexo e intentan montarse el uno al otro tu estés ahí parado y callado. Así que al final acabas saludándolos: «Hola. Cómo son estos perros, siempre pensando en los mismo, eh? Jaja. Qué directos» O acabas hablando de lo gordo que está el tuyo, o de lo nervioso que es el suyo. «No, no está gordo, es que es así la raza» Lo curioso es que si las ves por la calle sin el perro, te cuesta reconocerlas. «¿Quién era esa que nos ha saludado?»— preguntas a tu pareja, que también saca a tu perro de vez en cuando. «La dueña del Killer, que pareces tonto»— te responde, como si no tuvieran nombre.
Yo, la verdad, me quedo con mis amigos, los de siempre, los que me hacen feliz, y a los que no necesito ponerles etiquetas.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Fran

4 comentarios:

Anhermart dijo...

Hola Fran; ciber-amigo, me ha gustado mucho tu entrada, es totalmente, literalmente la vida misma.
Hay un dicho que me encanta y dice más o menos: "El que tiene cien amigos no tiene ninguno, quien tiene uno solo, tiene un amigo."
Abrazos virtuales y hasta otra.

chapeaux dijo...

Fran, que de tiempo. Oye no tendriamos otro sitio donde poder hablar mas fluidamente de todo lo que me preguntabas en el comentario, como el skype, facebook, o msn????

Espero tu respuesta, bssss!

Anónimo dijo...

Y luego están los "compis",... compañeros de trabajo con los que te une una relación de amistad, en ocasiones bastante fuerte. Son aquellos con los que te llevas de bien a muy bien (son muchas horas diarias juntos) pero que si uno de los dos cambia de trabajo o de unidad en la misma empresa,... se pierde la relación (aunque no el recuerdo).
Y si la relación no se pierde, es que pasaron, en algún momento, a ser AMIGOS de verdad (en mayor o menor intensidad).

podi-.

Manel Aljama dijo...

Muy aguda tu reflexión y muy innovadora en lo de las categorías. El ejemplol didáctico perruno ha sido muy bueno. Me gustaría estar -si no merezco otra categoría-, en la de los canes, porque los amigos son los que están ahí, pase lo que pase. Haz una prueba con facebook, quitando los directos y de segunda línea, borra los de cuarta o quinta línea. Si no se quejan es que no son amigos, ¿verdad?
Un abrazo perruno.
Manel