domingo, 10 de febrero de 2008

Esa frágil igualdad

Foto: Yo, con mi sobrino. Alicante, verano de 2006
Ayer me fui a cortar el pelo, y mi peluquero me dijo que iba a ser padre por segunda vez. Por supuesto, lo felicité. Me dijo que al principio, cuando él y su mujer lo supieron, no les hizo mucha gracia, pero que ahora que ya lo habían asumido, les había vuelto a hacer la misma ilusión que con el primero.
Hoy, revisando fotos, he visto ésta de hace un par de veranos. Es mi sobrino, que por cierto, es uno de los niños más guapos del mundo, mal está que yo lo diga. Pero lo que me ha hecho poner esta foto aquí hoy no ha sido eso, ni imaginar a mi peluquero volviendo a ser padre, no. Ha sido lo que esta imagen me ha sugerido: “yo siendo padre”.
Me vuelto a preguntar si sería capaz de adoptar un niño, y yendo más allá, si sería capaz de educarlo; y de la misma manera que hace tiempo ya me imaginé esta situación, y pensé que sí, que podía y quería hacerlo, y luego lo soñé durante días, y me imaginé compartiendo mi vida con Eme y con el niño; y aunque de entrada no sabía si estaba dispuesto a renunciar a todo lo que en aquel momento era mi vida, me vi capaz de hacerlo; pero al final pensé que daba igual, que no hacía falta que me lo planteara porque nunca nos van a dar un niño en adopción, aunque la jovencísima ley diga que tenemos ese derecho.
Hoy en el diario aparecía una noticia que daba otro puntapié a la frágil e incipiente “igualdad” entre parejas gays y hetero. El señor Rajoy se comprometía ayer a eliminar el derecho de los homosexuales a la adopción, diga lo que diga el Constitucional. Si el partido popular gana las elecciones el 9 del mes que viene, se comprometen no sólo a eliminar la palabra “matrimonio” de las uniones entre homosexuales, con la eliminación de derechos que eso significa; si no también a eliminar la posibilidad de la adopción.
Y yo me vuelvo a preguntar, cómo podríamos pensar en adoptar un niño, con la incerteza de que algún día lleguen al poder este grupo de radicales llenos de odio, y tiren por tierra todo lo que hemos ganado a base de mucho esfuerzo; y me imagino todo el desgaste que eso significaría. ¿Con qué tiritas pegaría mis heridas al saber que todos los esfuerzos, deseos e ilusiones que habría depositado en los trámites de adopción, se quedarían ahora, en solamente un sueño, por el odio y el miedo que ese impopular partido siente hacia los homosexuales?
Sé que tarde o temprano llegarán al poder, porque por desgracia todo es cíclico y los socialistas acabarán desgastándose como lo hicieron en anteriores ocasiones, y mi pregunta es si todos estos derechos que hemos ido consiguiendo irán a la basura, como ha ido pasando con las leyes educativas en este país, tras el paso de unos y otros por el poder, y si es así, ¿qué pasará con todos los que ya hayan adoptado?
En una situación como esta, creo que sólo nos queda confesar con Calderón de la Barca diciendo que la vida es sueño y que los sueños, sueños son; pero aun así, seguiremos soñando.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat

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