miércoles, 26 de marzo de 2008

Retorno al pasado II

Foto: Un amigo del instituto y yo. Sitges, a principios de los años 80
En la anterior actualización quedó pendiente explicar el por qué había sacado aquella foto del armario, que con la de hoy ya van dos. Ya os adelanto que no es tan interesante como pueda parecer, ni merece la pena la espera de diez días, pero a mí me ha dado pie a un debate interno que pensaba que sería más fácil de resolver, pero que durante estas vacaciones de semana santa se ha ido complicando.
La cosa es sencilla. Hace unos días recibí una llamada de una antigua amiga del Instituto, de cuando estudiaba BUP. Sí, ya se que a muchos os sonará a chino lo de BUP, y que si os digo lo que significaban las siglas os vais a quedar igual (Bachillerato Unificado Polivalente): el bachillerato, vaya, lo que hoy equivaldría a… ¿a qué coño equivale ahora el BUP? Ya ni me acuerdo, claro con tanto cambio de plan de estudios…
En fin, a lo que íbamos, que la llamada era de una antigua compañera a la que sigo viendo de vez en cuando ya que trabaja y vive por la misma zona donde yo vivo. Su llamada era para informarme que un grupo de antiguos alumnos de BUP, a los que hace más de 20 años que no veo, están organizando una cena y una fiesta, con pase de fotos actuales y de entonces, incluido. Su pregunta era si me apetecía ir.
Mi respuesta, casi sin pensarlo, fue un “sí, por supuesto”; a pesar de que en la anterior reunión de antiguos alumnos de EGB (la actual primaria) de hace 15 años acabé borracho como una cuba, y lo único que recuerdo de todo aquello es a mi mismo bailando como un descosido, como si fuera Marcos y me jugara la inmunidad en “fama”; y al día siguiente el despertarme en casa, en mi cama, con la camisa, los calcetines y los calzoncillos puestos, pero sin pantalones. Todavía hoy hay dos cosas que no me explico: primera cómo logré llegar hasta mi cama, y segunda de qué marca era el vino que tomé, para no volver a comprarlo en mi vida.
La pregunta que me vengo planteando desde entonces es si merece la pena reencontrar a toda la gente de BUP. A algunos los recuerdo con cariño, incluso tres de ellos siguen siendo algunos de mis mejores amigos, pero a la mayoría no los he vuelto a ver, y creo que no ha sido por casualidad, que la vida nos ha abierto diferentes caminos para que no tengamos que andar con estrecheces, ni pegarnos codazos. Una amiga, de estos tres que hablaba antes, me dijo que había muchos gilipollas entonces y que no creía que con el tiempo hubieran mejorado, sino todo lo contrario, y que no sabía si tenía ganas de volverlos a ver. Yo pensaba parecido. Pensaba que había tardado mucho tiempo en ser lo que ahora soy, en quitarme el lastre de todas esas estupideces de la adolescencia, que tanto daño me hicieron; aunque también creo que sin todo eso, no sería lo que hoy soy.
Por otra parte, me hacen dudar historias y comentarios como los de una compañera de clase, con la que casi no tenía relación entonces, que tuvo un accidente de moto, y que ha dicho esto sobre mí en una especie de foro que se ha creado al respecto:
“Por cierto, no estoy segura, pero creo fue el primero en llegar al accidente y se quitó su chaqueta y me la puso bajo mi cabeza cuando yo estaba tirada en el suelo. Lo recuerdo como un héroe sobre un caballo blanco. Era guapo, ¿verdad? ¿o mi recuerdo de esa imagen está distorsionada?”
Me hizo gracia leerlo, sobre todo porque no recordaba la anécdota, hasta que ella la escribió. En fin, que en este ir y venir me he pasado toda la santa semana, decidiendo si al final voy o no voy a ir. Mi parte morbosa y curiosa me dice que vaya, pero mi parte más sensible y miedosa me dice que no lo haga. ¿Y vosotros qué haríais?
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat

No hay comentarios: