sábado, 20 de diciembre de 2008

La confesión de González

Foto: González (a la derecha) y yo (a la izquierda) en la Escuela de Guerra Naval. Madrid, verano de 1986

Mis compañeros de viaje se habían quedado a descansar en nuestro hotel. Como yo no tenía sueño, decidí salir a pasear por el centro de Madrid, con mi cámara colgada al cuello. Poco me imaginaba entonces lo que daría de si aquel paseo, tanto que incluso me encontré con un viejo amigo, al que no había visto desde enero de 1987, cuando acabamos el Servicio Militar. Miento, en otra ocasión habíamos vuelto a coincidir, en Madrid también, justo un año después de aquel enero.

A pesar de los veinte años que hacía que no nos habíamos vuelto a ver, nada más cruzarme con su mirada, le reconocí. Su cara estaba exactamente igual, y llevaba el mismo corte de pelo que entonces: la ralla al lado y un discretísimo tupé, como un niño bueno. González siempre había sido muy discreto para todo. Su sonrisa era igual de tímida que entonces, sonreía como pidiéndole perdón al mundo. Iba vestido con tejanos, tal y como yo lo recordaba, y con un anorak negro con cremallera.

Él también me reconoció, a pesar de que yo sí que había cambiado, por no decir que esos veinte años habían dejado mucha más huella en mí, que en él.

- Hola, marinero – me dijo mientras se acercaba.

- ¡Holaaaaa, González! - dije yo, sin poder dejar de sonreír – ¡Qué coincidencia, qué casualidad, que alegría! ¿Pero cuanto tiempo hace que… 10 años? ¿15? – continué, sin poder parar de hablar, como intentando recuperar todo ese tiempo.

- Creo que más - dijo él.

- Bueno, cuéntame. ¿Cómo estás? ¿Estás solo? ¿Qué haces en Madrid, de vacaciones, de puente? – volví a preguntar.

- No. Bueno, sí. Estoy… Bueno, ya no vivo en Córdoba, vivo aquí, acabo de entrar en… - dijo cortando la conversación, con aquella media sonrisa que tenía a veces.

- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? – le pregunté.

- Sí, sólo que… Me da vergüenza decírtelo.

- Pero hombre, por Dios, si hace muchísimo tiempo que no nos vemos y ya no somos niños – dije para quitarle hierro al asunto.

- Pues nada, eso, que no estoy de viaje, que vivo aquí desde hace unos meses. He entrado en el seminario – dijo mirando hacia el suelo.

- ¿En el seminario? ¿En qué seminario? – dije medio desconcertado.

- Pues eso, que quiero ser Sacerdote.

- Qué me dices, pero si tú no… antes no… - dije sin poder acabar la frase.

- Mira, cosas que pasan.

Seguíamos en medio de la calle Preciados, pero ahora mi sonrisa se había vuelto preocupación. La verdad es que no recuerdo cómo acabó la conversación, ni siquiera sé si nos dimos los teléfonos para no perder el contacto. Me hizo una ilusión tremenda encontrármelo de nuevo, pero aquella confesión me desconcertó mucho. No podía entender cómo aquel chico tan divertido, tan lleno de vida, con el que había pasado las largas tardes de verano de finales de los ochenta, era ahora una persona triste y llena de dolor. Me hubiera gustado ir a tomar un café o un chocolate con él por allí, preguntarle más cosas, intentar ayudarlo, o contarle cómo me había tratado la vida. Tantas cosas… pero por desgracia mi sueño acabó ahí. Supongo que aquel sueño que tuve en Madrid, como lo había sido el de Jose, hacía poco más de seis meses era un resto diurno, o tal vez un tema pendiente, y aprovechó mi estancia en Madrid para volver de mi subconsciente. Ojalá sea la premonición de algún reencuentro.

Que tengáis un buen día, viajeros.

Entrellat

7 comentarios:

Mary Lovecraft dijo...

Una Señora Confesión, en toda regla...

¿y por qué dices que le viste triste y lleno de dolor? físicamente la vida, dijiste, pareció tratarle mejor que a tí, no? ya dice algo el detalle. Lo que sí me desconcierta desde luego es aquello de que le diera 'vergüenza' la cuestión, y que dijera 'cosas que pasan' como si no la tuviera aceptada o decidida por sí mismo...
enfin, sólo lo sabrás si algún día te lo vuelves a encontrar y logras una conversación con él al respecto.

gracias por pasar por mi blog, allá tienes tu casa para cuando gustes.
Te dejo un saludo y en cuanto al tema de la plantilla, es adaptada a blogger, y a mí también me gustó mucho por su sencillez me da sensación de libertad y me siento muy a gusto con ella. Si buscas algo parecido, hay muchas páginas de plantillas adaptadas para blogger en btempletes por ejemplo tienes muchas de este estilo.

Espero verte de nuevo por mi blog y ver tu nuevo 'cambio de look'. Un gusto haberte conocido.
:)

Bluemey dijo...

Mmm ... la vida da muchos giros y nunca me había planteado una situación así con un conocido mío. Creo que me sorprenderia tanto como a ti.

Da que pensar el hecho que asumiera su vocación con vergüenza. Puede que no estuviera seguro de hacer lo que iba a hacer.

En fin, cada cual procura ir a lo que le sienta mejor.

Gracias por pasarte por mi blog. Me quedo un rato por el tuyo leyendo ^_^.

sirenovarado dijo...

...y aún hay gente que piensa que la Vida no es sorprendente..?
Feliz Navidad y feliz viaje for ever, amigo!!

Anónimo dijo...

la vida es q puede dar tantas vueltas y sorprenderte. escribes d lujo.

un fuerte abrazo y que pases unas wenas fiestas


saludosk

Anónimo dijo...

Sí, a veces tomamos decisiones muy seguros de nosotros mismos, decisiones que implican romper con algo del pasado. Luego, nos encontramos con parte de ese pasado y volvemos a ser por un momento "ese pasado" y no sabemos como explicar que en el presente ya no somos así. Probablemente porque tú, quizás, le transportaste a aquel pasado en el que aún no tenía esta necesidad más actual de romper con ese otro tipo de vida.

No sé si me explico...

podi-.

Unknown dijo...

Un saludo del Sicilia 18/5 EGN

Unknown dijo...

Perdón 1/85