sábado, 15 de diciembre de 2007

¿Conservar o aprovechar?

Foto: Complejo arqueológico de Sacsahuaman, alrededores de Cuzco (Perú), noviembre de 2007
La primera noche en Cuzco, mientras paseábamos por la plaza de armas, un chaval de los que ofrecen servicios a los turistas se dirigió a nosotros y a pesar que nos habló en castellano, yo entendí que nos decía “sexy woman”. Y me reí y le dije a mi compañero de fatigas que nos estaba ofreciendo un espectáculo de chicas ligeritas de ropa, o bien un servicio de compañía. Qué poca vista, pensé. Y le dije: “no gracias, no lo necesitamos”, y nos marchamos con una sonrisa en los labios.
Al día siguiente, en una de las visitas programadas, nos llevaron al complejo arqueológico de Sacsahuaman. Entre otros muchos datos, el guía nos dijo que para acordarnos del nombre pensáramos en el término ingles “sexy woman”, que así era como muchos turistas le llamaban al recinto. Ahí me entró la risa tonta, y pensé en el pobre chico de la noche anterior, que nos estaba ofreciendo una excursión, y yo pensaba que nos quería llevar de putas. Pues menos mal que le dije que no, que si hubiera tenido la intención de utilizar los servicios que pensaba que nos estaba ofreciendo, imagínate que chasco. Si ya me lo dice mi madre, “que no escuchas, nene, que no escuchas”.
En fin, que otro de los datos que me llamó la atención fue que este complejo sirvió de cantera para construir la mayoría de las iglesias y catedrales cristianas de la ciudad. Una barbaridad, si lo pensamos hoy en día, pero una práctica muy utilizada en la época, ya que la idea de conservar el patrimonio histórico es bastante reciente. Y ahí, nuestro guía integrista, del que os hablé en otra actualización, aprovechó para arremeter otra vez contra los españoles. Pero en su disculpa diré que no dejaba títere con cabeza, porque también aprovechó la ocasión para criticar al gobierno municipal, ya que hasta los años 50 había permitido comprar bloques de piedra del recinto para restaurar las casonas de Cuzco. En eso sí le doy la razón. Es realmente triste que hace poco más de 50 años, todavía se estuviera desmontando un complejo de esa importancia, fuera para el fin que fuera. Es como si hace 50 años hubieran desmontado las pirámides de Egipto para restaurar algunas casas de la zona. Tuvo que crearse un instituto nacional que se dedica a la conservación del patrimonio cultural para que barbaridades como esas dejaran de ser una práctica habitual en Perú.
En su defensa diré que seguramente la situación socio-económica del país hace ese medio siglo era mucho peor de lo que ahora es, y que bastante tenían con sobrevivir, como para pensar en conservar unas piedras. En fin, que todo es relativo, y que juzgar hechos como esos desde nuestra perspectiva acomodada es muy fácil. La suerte es que no todo se perdió, y que por lo menos, podemos ver un 20 por ciento de lo que fue esa fortaleza.
Por cierto, ¿esta foto no os recuerda a Stonehenge? El complejo no tiene que ver nada con ese sitio británico, pero esta toma en concreto, a mí me lo recuerda.
Feliz día, viajeros.
Entrellat

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