sábado, 1 de diciembre de 2007

Perú y su gente I

Foto: Unas niñas con sus atuendos típicos. Isla de Taquile, Lago Titicaca (Perú), noviembre de 2007
Decir que la gente de Lima es completamente diferente a la del resto de Perú, sería parcialmente cierto, sería como decir que en lo que se refiere al factor humano, hay dos Perús, y no es cierto, hay muchos más.
Decía en la última actualización que lo que más me sorprendió de Perú es su gente, la variedad de razas, de tribus o de etnias que se pueden encontrar con sólo cambiar de una zona a otra del país. Es cierto que aquí, con el reciente fenómeno de la inmigración, nos hemos acostumbrado a ver gente de todo tipo por la calle, pero ellos lo tienen más integrado, bueno, más integrado en sus genes, porque en la cotidianidad, en el día a día, parece que no. Según la guía que nos enseñó Lima, eso era un problema para ellos, porque nunca conseguirían integrarse, unificarse. Como si la cohesión de un pueblo se hiciera por su homogeneidad racial. La cohesión se consigue con el respeto de las diferencias; valorándolas, no eliminándolas.
Unos peruanos con los que coincidimos en un restaurante, en Cuzco, muy majos, por cierto, nos comentaron que el gran problema de la sociedad peruana, es que no quieren avanzar, que no quieren perder sus costumbres. Entendí lo que quería decir, pero me di cuenta que para ellos avanzar o evolucionar era eliminar todo lo que significara tradicional, sus gentes, su manera de vivir. Ellos han adoptado el modelo americano como modelo a seguir, desde la moneda, hasta las frases inglesas introducidas en su lenguaje cotidiano. A pesar que el Nuevo Sol es la moneda oficial, en todos los establecimientos para turistas, y algunos otros más, el precio está en dólares, las tasas de los aeropuertos se pagan en dólares, etc. y siempre tienes que ir con la cancioncilla: “no, en dólares no, ¿cuanto es en soles?”. Como decía utilizan muchas frases en inglés porque queda más “internacional”. Dicen “bauchers”, en vez de bonos, o vales. Utilizan “waik up call” para decir llamada despertador, y así una infinidad de ejemplos. Es curioso escuchar a la recepcionista del hotel con su suave y agradable acento peruano, casi imperceptible, la frase “señor, a qué hora quiere su waik up call?”. A pesar de que no se demasiado inglés, en los viajes he ido aprendiendo algunas de estas cosas, pero siempre solía responder, ¿cómo? Es que no entiendo el inglés. Sé que puede parecer descortés, pero me hubiera gustado que utilizaran su lengua. Y no me molesta que todo esté en dólares, o que introduzcan frases en inglés, no, lo que realmente me molesta es que todo eso es debido a su baja autoestima, como país, como sociedad, y la mayoría como individuos.
Decía un peruano que conocimos en Lima, que a parte de guapísimo, era encantador, cariñoso y muy inteligente, que los peruanos tienen mucho miedo a ser rechazados, como ya lo han sido otras veces, durante su historia. Y es cierto, hasta los vendedores ambulantes, los que te persiguen por las calles para venderte postales, una excursión, o una cena en un restaurante, para conseguir unos soles de comisión, prefieren oír un “ahora no, tal vez luego” aunque sea mentira, que un “no, gracias, no lo necesito”. Al principio, uno va diciendo “No, gracias. No, gracias”, pero ellos van insistiendo con su frase “¿Luego, señor, luego?”. Y ahí te das cuenta que mi amigo limeño tiene razón, prefieren una mentira piadosa, que una verdad cruel.
Todavía tengo muchas más cosas que decir sobre la gente de Perú, de unos que como pueblo nos enamoraron, por su riqueza y su diversidad, y de otros que como individuos, dejaron huella en nuestros corazoncitos de viajeros todavía inocentes. ¿Verdad que sí, Marco? Pero eso será otro día.
Feliz día, viajeros.
Entrellat

No hay comentarios: