sábado, 12 de julio de 2008

Ámbar y arena

Foto: Inicio del concierto de Miguel Bosé. Terrassa, 11 de julio de 2008
Terrassa, 11 de julio de 2008, 10 de la noche. 30 años después de su primera aparición en televisión, Miguel ocupa su puesto encima del escenario. Va vestido completamente de negro, como todos los músicos del espectáculo, tal vez por imperativo del cantante, o tal vez como complemento de la escenografía. Las crueles y enormes pantallas laterales dejan ver a un hombre con 52 años de vida, con muy poco pelo y una enorme barriga.
Este comentario, cruel donde los haya, parece dejar de tener sentido cuando al cabo de un par de canciones, Miguel Luchino González Borlani, se convierte otra vez en Miguel Bosé, en aquel chico guapo, lleno de sex-appeal, con unos movimientos que dejan boquiabiertos a todo el público, incluso a los maridos de aquellas señoras que ahora tienen entre 40 y 45 años, pero que entonces serían unas adolescentes, y por supuesto también a las/los adolescentes de ahora.
Si alguien ha visto algún concierto de la gira Papitotour, estará de acuerdo conmigo que Miguel sigue siendo un gran artista, que sigue siendo guapo, y que es capaz de mantener las manos de la gente levantadas durante casi todo el concierto, por algo él suda la camisa, literalmente, dejándose la piel en este concierto, tal vez incluso más que entonces.
Al final de las dos horas largas de espectáculo, se quedó casi sin voz, pero la fuerza y el carácter de ese hombre seguían llenando todo el escenario, como en los primeros minutos del concierto.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat

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