Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero a mí me gusta combinar las imágenes con mis textos; y eso es lo que vengo haciendo desde hace un tiempo en este espacio, porque creo que las unas enriquecen a los otros y los otros a las unas, como si de una relación simbiótica se tratase.
Cuando era pequeño, me gustaba mirar las ilustraciones de los libros, especialmente cuando leía las aventuras de Los Hollister, unos libros de Jerry West, escritos en los años 60 pero que por mi edad, por motivos editoriales y de traducción llegaron a mis manos a finales de los 70, principios de los 80. En todo momento mientras los leía intentaba adivinar qué momento del relato había intentado reflejar el ilustrador. Era como una visión fotográfica o cinematográfica de la lectura. Para mí, aquellas ilustraciones eran como fotogramas de la película que me iba montando mientras leía el libro. Buscaba el momento en que el ilustrador había hecho el click a su cámara de fotos. Tengo que reconocer que casi siempre me decepcionaban aquellas ilustraciones, no por su baja calidad, si no porque no se parecían a la foto que yo había sacado en mi cabeza, a la interpretación que yo había hecho de lo que había leído. Todavía no sabía que aquellas novelas para niños, como cualquier otro libro, tenía tantas lecturas, como lectores hubieran, y que por tanto la visión del ilustrador no tenía por qué parecerse a la mía.
Entrellat
Fotos: Visitantes de la exposición mirando fotos. Barcelona, noviembre de 2008