miércoles, 19 de septiembre de 2007

Allí donde la vida te lleve (II)

Foto: Eme y su hermana mirando al Gran Canal. Venecia, junio de 2007
(Viene de la foto anterior)
Al cabo de unos meses, vendieron la casa del pueblo, y con lo imprescindible, Anabel, sus dos hermanos menores y su madre, emprendieron el camino hacia Terrassa, para reunirse con su padre.
El padre, con el dinero que había conseguido ahorrar, y lo que habían conseguido con la venta de la casa del pueblo, compró una casa en un incipiente barrio de la ciudad, un barrio de casas auto construidas, que estaba principalmente habitado por inmigrantes gallegos, andaluces, extremeños y de muchas otras partes de España, en las cuales también se hacía difícil sobrevivir.
La madre de Anabel, cuando llegó a la casa que había comprado su marido, no pudo reprimir sus ganas de llorar, y un par de lágrimas cayeron de sus ojos. No es que la del pueblo fuera mucho mejor, pero con los años habían conseguido hacer de aquel espacio su hogar. La nueva era mucho más pequeña, y estaba en unas condiciones que dejaban mucho que desear. El marido, intentó consolarla, diciéndole que aquello era el comienzo, que sólo estarían allí hasta que ahorraran lo suficiente para conseguir algo mejor.
Y pasaron los años, y cambiaron de una casa a otra dos o tres veces. Con las ilusiones ya recuperadas, y viendo que la nueva ciudad les ofrecía muchas posibilidades de mejorar, ya que todos podían trabajar, continuaron con su vida, trabajando mucho, eso sí.
En aquel tiempo Anabel, que como la mayoría de las chicas de su edad, trabajaba en una fábrica textil, empezó a salir, a pasear con las amigas, y a fijarse en los chicos que encontraba en los sitios donde iban a bailar, a escondidas de sus padres, claro, ya que no estaba bien visto en aquella época que una chica fuera al baile. En una de esas escapadas, conoció a un chico andaluz, unos tres años mayor que ella, de pelo negro, ojos azules y sonrisa socarrona. Aquel chico y lo que con él pasó, marcaría, para siempre, el resto de su vida.
(Continuará…)
Feliz día, viajeros
Entrellat

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