martes, 14 de agosto de 2007

Abierto por reformas

Foto: Aspecto del salón de casa durante las reformas. Terrassa, agosto de 2007
Tal vez decir que estoy haciendo reformas en casa suene pretencioso, las reformas las hace la Preysler, nosotros hacemos obras, o pintamos el pisito. Bueno, sea como sea, estoy de obras o reformas y de pintura.
¿En qué maldito momento toma uno la decisión de pintar la casa? ¿Es que no se acuerda uno del follón que se lía? Y encima la maravillosa idea de poner piedra en una pared del salón. Le decía a /Ydum en un posteo que le he hecho hace unos minutos que me dolían hasta las pestañas de pintar, y que no era porque estuviera pintando con las pestañas, no, que las tengo largas, modestia a parte, pero no como para pintar, además, que tengo brochas y luego para quitarte la pintura de las pestañas menuda se te lía, que algunas ya lo saben eso, del día a día.
En fin, que llevo 4 días muebles para arriba, muebles para abajo, vacía armarios, descuelga cuadros, retira sillas, amontónalo todo, y luego vuélvelo a mover, porque hay que vivir también mientras se pinta. Y cuando estás moviendo cosas y vaciando armarios te salen esos zapatos que no te has puesto desde la primera comunión, y dices, ¿por qué no los habré tirado antes? Y como digas, bueno, los dejo aquí que siempre estoy a tiempo de tirarlos, ya la has cagado, los vuelves a guardar y hasta dentro de 15 años más. ¿Por qué tendremos esa manía de guardarlo todo, de atesorar tantas cosas? Y cuando ya has hecho todo eso, entonces tienes que poner la cinta en las ventanas, en las puertas, quitar los enchufes, poner papeles en el suelo, decirle a la perra que no meta las orejas en el bote de pintura, limpiarle las orejas… y entonces, y sólo entonces puedes ponerte a pintar. Que dices, si ya estoy echo polvo, ahora me acostaría, pero no puedes, porque tienes encima de la cama un cuadro de la virgen con el niño de Miguel Ángel, muy bonito, pero que pesa como un muerto, y doscientas figuritas que estaban en el salón, que para que no se rompieran las había colocado en la cama, y claro si las quito ya me da la hora de volver a pintar. En fin, una odisea.
Y antes de todo esto, hay que elegir los colores, que esa es otra. Como dato curioso, existen 4.525 tipos de colores en el mercado, con sus correspondientes degradados (me lo invento), marrón incienso, beige suspiro, color arena… y dices tú ¿cómo coño será el color arena, si hay arenas de color negro, de color blanco, marrón clarito, beig supiro?
Si os queréis imaginar como estoy ahora, estoy con los pelos llenos de pintura, y comiéndome unos canelones congelados delante del ordenador, porque la mesa está escondida al fondo del salón. La suerte es que luego todo vuelve a su sitio, y el pisito queda precioso, ya os pondré una foto para que veáis el final de la odisea.
Feliz día, viajeros.
Entrellat
PS: Esta actualización se la dedico a mi hermana, que hoy es su cumpleaños.

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