viernes, 31 de agosto de 2007

El corazón en domingo

Foto: Hombre sentado a la orilla del Sena. París, mayo de 2007

Hoy es mi último día de vacaciones, bueno aun queda el fin de semana, pero de vacaciones, lo que se dice vacaciones, es el último. Normalmente los domingos, o los últimos días de fiesta son un mal día para mí, intento no hacer casi nada para que la tarde pase despacio, y saborear el tiempo al máximo, pero siempre tengo la sensación de que pasa rapidísimo. En una obra de teatro que escribí, y que parece ser que es bastante mala, porque a algunos amigos a los cuales se la he dejado leer, no me han hecho comentario alguno, y otros han dicho que es un buen comienzo, definía esa sensación como tener “el corazón en domingo”, con la sensación de que es fiesta y por eso contento, pero con la sensación de que al día siguiente hay que trabajar, y por eso tristón. En mi obra de teatro, que se llamaba así “el corazón en domingo”, iba más allá, y por extensión lo asociaba a esa sensación que tenemos cuando se acaba una relación amorosa que sabes que no va bien, y estás contento por que se ha acabado, pero triste porque no fue lo que podría haber sido.
Por suerte, hoy no tengo el corazón en domingo, no, a pesar de que mis vacaciones ya llegan a su fin, y no ha habido ningún viajecito, sólo pintura y familia. Aunque la verdad es que este año ya he hecho tres viajes, en febrero, en mayo y en junio, y seguramente en noviembre vaya a Sudamérica, así que creo que ya habré cubierto el cupo, que la vaca no da para tanto.
Hoy playa y familia y por la noche amigos, y el sábado cena de reencuentro con otros amigos. Cada uno llevará un plato típico del lugar donde ha estado de vacaciones. Yo, como no puedo llevar una paella valenciana, llevaré una tortilla casera, tengo una en el congelador, y en la bolsa lo pone: tortilla casera, así que qué mejor representación. JAJAJA. El domingo, me dejaré arrastrar por la melancolía y aprovecharé la tarde para sentarme en el sofá y respirar despacito, para que el tiempo pase despacio, y volveré a sentir “el corazón en domingo”.
Feliz día, viajeros.
Entrellat

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