domingo, 5 de agosto de 2007

La nevera de Senén

Foto: Bodegón improvisado. Terrassa, agosto de 2007
En realidad se llamaba Senén, aunque utilizaba el nombre de Javier, porque cuando decía su nombre todos le preguntaban ¿cómo? Llevaba 27 años repitiéndolo y repitiéndolo hasta el aburrimiento. Así que hace un par de años, cuando empezó a hacer el trabajo que hace en la actualidad desde casa, por teléfono, decidió cambiarlo por el de Javier, era más normal y así la gente no le preguntaba y además también salvaguardaba su intimidad.
El teléfono sonó en la casa de Senén, bueno, de Javier.
- ¿Si?
- Hola tengo una llamada para tí – le dijo la voz de una chica.
- Vale, pásamela… Hola, soy Javier, tengo 25 años y estoy en casa, con mucho mucho calor. ¿Cómo te llamas? – dijo Javier poniendo su voz más grave. Sabía que eso funcionaba, que ponía cachondos a los tíos nada más empezar, lo que le garantizaba una permanencia al teléfono más larga, y por tanto más ingresos.
- Hola– dijo la voz desde el otro lado, como entrecortada – [k]Si no te importa prefiero no decírtelo, me da vergüenza. Bueno, no es que me de vergüenza mi nombre, es que prefiero no decírtelo, porque prefiero que no sepas quien soy, y si te lo digo, pues igual sabes quien soy. Bueno no, tal vez no, porque con la cantidad de gente que te llama cada día, como para acordarte de todos, además, yo es la primera vez que llamo, bueno, eso dirán todos, claro, además, a saber donde estás tú, porque igual no estás ni en mi ciudad, ¿quién sabe? Bueno, si no te importa llámame Antonio, bueno mejor Javier, me gusta más. Ah no, que Javier te llamas tú…
- Antonio, ¿qué tal estás? – Dijo Javier cortando a su interlocutor, que se estaba poniendo muy nervioso, y por la experiencia de estos dos años, sabía que si el cliente se ponía nervioso acababa colgando.
- Oye, que no me gusta que me llames Antonio, que parece que no estás hablando conmigo, y ya bastantes problemas tengo ya, como para que encima un rato que tengo de diversión y parece que esto no va conmigo. Mira, no. Llámame por mi nombre. Me llamo Senén.
- Coño! – dijo Javier sin poder evitarlo.
- ¿Qué pasa? ¿Te parece raro? Oye si te vas a poner así, cuelgo, ¿eh? Mira que he llamado veces, y nunca me han dicho esto…
- Senén, no pasa nada, me encanta tu nombre – dijo Javier intentando salvar la conversación – No me has dicho cómo estás.
- Mi mujer! Lo siento tío tengo que…
La llamada se cortó. Otro casado con ganas de evasión, pensó Senén. Se levantó de la cama, fue hacia la nevera. Sólo encontró dos limones que se estaban empezando a poner marrones, un yogurt, y un tomate rojo. Cogió el tomate y el yogurt, sacó del cajón de los cubiertos una cuchara y volvió a la cama. Dejó el tomate encima de las sábanas y empezó a comerse el yogurt, cuando acabó, relamió la cuchara y la tiró encima de la cama, y le dio a lamer el resto del yogurt a su perro, que estaba a los pies de la cama, mirándolo, sin perderse detalle.
Se tumbó mirando hacia el otro lado de la cama y vio que el tomate tenía como gotas de sudor. Pensó que hacía mucho calor. Se olió su cuerpo y notó que le hacía falta una ducha, realmente hacía mucho calor. Cogió el tomate y fue hacia el baño, empezó a llenar la bañera de agua fría, se desnudó y se metió dentro, con el tomate. Lo dejo flotando, dándole un empujón y jugando a hundirlo con las manos. Al momento se dio cuenta que no había comido casi nada. Así que lo sacó del agua y cuando estaba a punto de darle un bocado, sonó otra vez el teléfono.
- ¿Si?
- Hola, tengo otra llamada para ti.
- Vale pásamela... Hola, soy Javier. ¿Cómo te llamas?
- Hola soy Senén, el de antes, ya se ha marchado mi mujer.
- …
El tomate cayó al agua. Se hundió y al momento volvió a flotar. Javier mientras hablaba por teléfono siguió jugando con él, como si fuera un patito de goma…
Feliz día, viajeros.
Entrellat

1 comentario:

Anónimo dijo...

tomatazo_new @ 05/08/2007 a las 12:12 escribió:
Me a gustado la historia y si uno de los coprotagonistas es un tomate, pues mucho más, bs