jueves, 21 de junio de 2007

El gondolero que rebuscaba en la basura

Foto: Un gondolero en uno de los campos de Venecia.
Mientras paseaba por las callejuelas y plazas de Venecia, a las que los venecianos les gusta llamar campos, a pesar de que en muy pocas de ellas haya un solo árbol, me llamó la atención un gondolero que rebuscaba en la basura. Al principio pensé que tal vez su salario no le diera para más y que completaba sus ingresos reciclando lo que los turistas tiraban a las papeleras. Pero enseguida me vino a la memoria lo que me había costado el año pasado un paseo en góndola. Una barbaridad me pareció entonces, así que ahora no iba a ser menos. Todavía no sabía que en este viaje volvería a subir y que pagaría por ello la friolera de 80 euros por 30 minutos de paseo, después de haber regateado el precio inicial de 100 euros. Me quedé observando y vi como el gondolieri en cuestión sacaba de la papelera una botella vacía. Le hice una foto y seguí observándolo. Le quitó el tapón, vació las pocas gotas que quedaban de líquido y se retiró de la papelera, dirigiéndose hacia su góndola. Luego pensé que me había vuelto a imaginar historias donde no las hay, que seguramente el señor necesitaba un envase para reparar algo de su góndola, o simplemente para ponerla de boya.
El caso es que continué caminando, atrapé al resto del grupo y salió el tema de tomar una góndola. Dos de los que venían conmigo celebraban su aniversario de boda, y no hay nada más romántico que navegar al atardecer por los silenciosos canales, cuando la mayoría de turistas que no pernoctan en Venecia, han regresado a sus hoteles de Mestre o de Mira, así que dije que sí, y por supuesto volví a repetir la misma sensación que la primera vez: tranquilidad, paz, y una felicidad increíbles. Me sentí muy afortunado por ver ese entorno tan mágico, desde esa perspectiva y mientras oía las canciones que el gondolero cantaba o tarareaba. Lo más curioso del caso es que el gondolero que nos había tocado, era el mismo que nos tocó el año anterior. Casualidades de la vida.
Sin duda os recomiendo que, aunque sea un poco caro, hagáis este paseo en góndola, es de las mejores sensaciones de Venecia, y por suerte no hace falta estar enamorado para disfrutar del momento, sólo dejarse llevar y tener una buena compañía, como yo la tuve las dos veces que he estado en la isla.
Que tengáis un buen día.
Saludos, viajeros.
Entrellat

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