lunes, 25 de junio de 2007

Pasión y poder

Foto: Escalinata de San Francisco de Paula des de la Vía Cavour. Roma
En esta bóveda que atraviesa la antigua casa de los Borgia, una pareja parece ajena al ir y venir de los turistas y aprovecha este precioso y tranquilo rincón romano para decirse muchas cosas con los labios, con las manos y con el resto del cuerpo, pero no palabras precisamente, o no de esas palabras que estamos acostumbrados a oír.
A diferencia de Venecia, en Roma, los turistas se diluyen entre la población, sobre todo por la noche, y uno no tiene la sensación de estar en un parque temático, o de molestar demasiado. Atravesamos la bóveda desde la vía Cavour para dirigirnos a San Pietro in Vincoli, para localizar la iglesia que fue construida para conservar las cadenas de San Pedro, y que por suerte ahora también alberga en su interior una de las grandes obras de Miguel Ángel, el Moisés. Por su puesto que a esas horas estaba cerrado, pero intentábamos localizar el sitio para visitarlo al día siguiente. Y volvimos y vimos el majestuoso Moisés y una urna con las que dicen ser las cadenas con las que San Pedro fue encadenado. Yo, desde mi más puro agnosticismo y mi enorme escepticismo, me pregunté: ¿Cómo habrán sabido cuales eran las cadenas de San Pedro, si cuando lo encadenaron no era San Pedro, era solo Pedro, un cristiano de esos que morían a cientos en el Coliseo, devorados por los leones? Y mi todavía más grande ironía, me respondió a la pregunta. Seguro que habría alguien cerca con una gran visión empresarial que dijo: “tu guarda estas cadenas, que ya verás como el Pedro ese acaba siendo alguien importante, y si no, tiempo al tiempo”. Y lo fue.
Y luego me dije a mi mismo: Hombre de poca fe, ¿Cómo quieres ganarte el cielo pensando esas cosas? Pero es que hace falta mucha fe para creérselo. Desde mi pasión de aficionado antropólogo de pacotilla, miraba a los turistas y fieles que se acercaban a mirar esa urna con mucho respeto, como yo también lo hice, eso también lo tengo, y una vez más comprobé que los ritos son imprescindibles para nuestra manera de vivir y que ayudan a salir adelante, así que si a alguien le sirven, pues bienvenidos sean. Como dijo Hume, el gran cínico de la modernidad “si non e vero, e ben trovato”.
Que tengáis un feliz día. Saludos, viajeros.
Entrellat

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