sábado, 23 de junio de 2007

La risa de Ele

Foto: Ele en el aeropuerto de Orly. París.
Permitidme que tire hacia atrás en el tiempo y que vuelva a París. Esta es una de mis fotos favoritas del viaje a París del mes de mayo, pero antes de colgarla quise preguntar a Ele si me daba permiso para hacerlo. Y lo hizo, dijo que confiaba en mi buen hacer, que la foto era mía, y que podía hacer con ella lo que quisiera. Gràcies Ele.
Esta foto resume muy bien lo que fue nuestro viaje: un montón de risas y de alegrías, en un ambiente limpio y nítido. Y qué es París, si no una ciudad limpia y nítida, llena de pequeñas historias y de pequeñas anécdotas. Sí, Ele se ríe, aunque mirando la foto no sabes si llora o si está a punto de reventar de risa. Fue a la llegada al aeropuerto de Orly, mientras comíamos un bocadillo, “excusez-moi, un sandwich”. Y fue el preludio de nuestro viaje. Y digo preludio, con doble sentido, Ele es música (y no músico) y tiene la sensibilidad para tocar muchas teclas, a parte de las de su piano.
Digo que Ele se ríe y los otros tres que vamos con ella nos reímos también, y creo hablar en nombre de los tres si le digo a Ele que ha sido un gran viaje, tal y como le dije a Marie, mi Marie, en el texto de la foto del día 4 de junio. Y digo que fue un gran viaje, porque los grandes viajes no lo son por la distancia que se haya recorrido, si no por lo profundos que hayan sido. No hace falta ir a París, no hace falta salir de Barcelona, en cualquier rincón se puede viajar, sólo basta con dejarse llevar, dejarse sentir, y compartir con los otros esos momentos que nos dan la compañía de la gente que queremos.
Ele se ríe y se tapa la boca, porque no le gustan sus colmillos, y ahora yo le digo, lo mismo que me dijo ella, y que me ayudó tanto en mi audición de canto del otro día: permítete equivocarte. A mí, a veces se me olvida que la gente no me quiere porque sea perfecto, si no todo lo contrario, porque saben que no lo soy, y todos esos pequeños defectillos, y los grandes también, hacen de mi lo que soy, y eso es lo que ven en mí las personas que me quieren.
Ele, nosotros no te queremos por tus colmillos, te queremos por algo más profundo, como todos esos momentos y esas risas, que hemos compartido en este gran viaje, y en todos los pequeños viajes que hacemos juntos cada vez que nos vemos. Un petó, bonica (un beso, bonita).
Y al resto, felices viajes.
Entrellat

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