miércoles, 4 de julio de 2007

Final de fiesta

Foto: Concierto de habaneras y “rom cremat”. Terrassa (Barcelona).
No es el desfile del orgullo gay, ni un concierto de Bisbal, es sólo el final de la Fiesta Mayor de Terrassa. Cada año, el miércoles después de Fiesta Mayor, se organiza en esta zona de la ciudad, para poner el broche final a un fin de semana de actividades festivas, el castillo de fuegos, el concierto de habaneras y el reparto por parte de los miembros del consistorio municipal de ron quemado, que aunque son tradiciones muy marineras, sobre todo las dos últimas, yo, que vivo tierra adentro, llevo viéndolas en mi ciudad desde mi más tierna infancia. Ahora, mientras escucho las habaneras de fondo y justo unos minutos después de hacer la foto que veis, me he puesto a escribir la actualización de hoy. Me he acordado del texto de big_apple, en el que ponía que hoy era el 4 de julio, la fiesta de la independencia de los EEUU. Decía que esta noche había fuegos artificiales para conmemorarlo. Y nosotros también pero no para celebrar la independencia, si no algo diferente: “el pan y circus” de los romanos. Tal vez sea muy arriesgada la comparación, pero seguro que estas celebraciones son herederas en alguna forma de aquellas fiestas romanas. Hay que tener al pueblo alimentado (pan) y contento o distraído (circus).
No deja de sorprenderme mi ciudad, donde cualquier domingo a las 11 de la noche es dificilísimo encontrar una cafetería abierta, o una terraza para tomar un helado; pero sin embargo, en estos días, parece que todo el mundo sale a la calle, participando de todas las actividades, que seguro que si se hicieran durante el resto del año, tendrían una participación escasa.
Hace un rato, mientras veía los fuegos sentado en una tumbona de mi terraza, tenía a mi perra abrazada, por si sentía miedo de los cohetes. Un adiestrador de animales que trabaja conmigo, me comentó que el miedo de los animales, como el de las personas, suele venir por sensación de inseguridad, y que las caricias hacen que se sientan más seguros. Creo que Petra, mi perra, ha nacido sin esa hipersensibilidad que tienen la mayoría de los perros hacia los petardos. Se dejaba acariciar y de vez en cuando, me miraba a los ojos, y luego a los dibujos que hacían los cohetes en el cielo, y daba un suspiro y apoyaba otra vez su cabeza sobre mí, y me pregunto si momentos como estos no son la felicidad.
Feliz día, viajeros.
Entrellat
PS: Perdonad la mala calidad de la foto, pero desde el balcón de casa, y sin trípode no he podido hacerla mejor. Por lo menos ilustra lo que digo. Lo siento, de verdad.

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