martes, 3 de julio de 2007

Qué pequeño es el mundo y qué grandes las personas

Foto: Grupo de turistas japoneses de compras. Florencia.

A nadie le sorprende ver un grupo de turistas japoneses paseando por Barcelona, por París, o por cualquier gran ciudad del mundo. Afortunadamente para ellos y desgraciadamente para nosotros, por ser el país más caro del mundo, hace tiempo que pueden permitirse el lujo de recorrer nuestro planeta intentando quedarse en la retina, en los carretes de sus reflex, o en las memorias de sus digitales, todo lo que van visitando. Lo que siempre me pregunto es si todo el mundo tiene el alma inquieta e intenta guardarse en ese disco duro que es la memoria afectiva, las sensaciones que tienen, y a la gente que conocen en esos viajes.
Decía en una de mis anteriores actualizaciones que los grandes viajes no sólo son aquellos en los que se hacen miles de kilómetros, si no también aquellos en los que se recorre poca distancia, una salida de fin de semana o un simple café con los amigos, pero sobre todo lo que yo considero grandes viajes, y de los mejores, son aquellos que se hacen hacia el interior de uno mismo, ya sea acompañado de gente, o en soledad, aunque yo siempre prefiero la compañía.
Ayer tuve uno de esos grandes viajes, salí a conocer barceloneses, con algunos de los cuales ya había tenido la ocasión de contactar por aquí, por fotolog, y otros, amigos de estos, que era la primera vez que veía. Fue sólo una cerveza en una terraza de una recóndita plaza de Barcelona, pero ese momento me permitió conocer a gente que tiene inquietudes muy parecidas a las mías, que hace de su vida un viaje, y de cada viaje, por pequeño que sea, una vida. Pero sobre todo descubrí, como un inocente, que hay muchas y nuevas maneras de relacionarse. Todas estas nuevas maneras de conocer gente, en contra de lo que dicen muchos sociólogos, psicólogos, antropólogos y todos los “ólogos” que hay por el mundo, si se usan bien, creo que enriquecen a los que las usan, y para nada hacen de los usuarios gente retraída y con dificultades de socialización. Me fue muy fácil relacionarme con ellos, a pesar de que yo, en las primeras veces suelo ser un soso de cuidado. Espero que estos momentos se puedan repetir tantas veces como sea posible. Gracias a todos los que estuvieron allí, por ese momento entrañable.
Feliz día, viajeros.
Entrellat

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