martes, 30 de octubre de 2007

Estadística para principiantes

Foto: Una Anciana en la parada del bus. Praga, febrero de 2007
Esta mañana, a la entrada de la cafetería donde suelo desayunar todos los días, había un montón de diarios de distribución gratuita. Uno de ellos lucía en su titular “la esperanza de vida en España es de 80 años”. Yo estaba fumando un cigarrillo en la puerta, antes de entrar en la cafetería, ya que desde la entrada en vigor de la ley antitabaco los propietarios de este local decidieron muy sabiamente que su local sería libre de humos. En ese momento llegó una señora de aproximadamente 60 años, y mientras entraba leyó el titular e hizo el siguiente comentario: “La esperanza de vida en España es de 80 años… Pues mi padre tiene 92 años. No sé a qué espera”. Me he quedado muerto.
A parte del comentario poco afortunado, y que deja mucho que desear del amor que esa señora siente hacia su padre, me ha dado por pensar en las estadísticas. Posiblemente sea por desconocimiento de esa ciencia matemática, pero siempre me he preguntado de qué nos sirve a los mortales saber que la esperanza de vida está en esa edad, si luego cuando te llega la hora, no hace caso de esas cifras, y si no que se lo digan al padre de esa señora.
Otro dato estadístico de hoy, que aparecía en las noticias de Tele 5, es que el 50% de los españoles está satisfecho con su cuerpo, con su estado físico. Y vuelvo a decir yo, ¿de qué nos sirve saber eso, a parte de la pura curiosidad? Además, si cada vez hay más gente con problemas de obesidad en nuestro país, ¿cómo es posible que cada vez haya más gente que esté conforme con su cuerpo? Seguramente el secreto está en asumirse como uno es, sin complejos, y así iremos aumentando la estadística. A mi parecer, el titular debería haber sido “el 50% de la población española no tiene complejos, aunque estén como ceporros”. Eso se parecería más a la realidad, y si no, sólo hay que darse una vuelta a la entrada de los institutos a las 8 de la mañana, donde podremos ver como niñas sin complejos lucen sus portentosas barriguitas, ombligos y ropajes hiperapretados de forma desacomplejada. Si Dior levantara la cabeza, la volvería a palmar de un infarto, con semejante espectáculo.
Y es que uno se hace un lío, y se acompleja por no superar las estadísticas por no ser uno de los “tontos por ciento”.
Feliz día, viajeros.
Entrellat

lunes, 22 de octubre de 2007

Incompatibilidades

Foto: Colonia de gatos. Venecia, junio de 2007
Se puede ser aficionado a la química, ser niño y tener un gato, pero cuando se juntan esas tres cosas, uno se da cuenta que son incompatibles, o al menos eso me pasó a mi de pequeño, cuando era un niño.
Siempre me han gustado los gatos y a mi madre también, y por eso siempre hemos tenido gatos en casa. Yo diría que más bien por lo segundo, si a mi madre no le hubieran gustado los gatos, nunca hubiera entrado ninguno en casa. Tuvimos una gata que se llamaba Naika, que en principio, aunque acabe en "a" es un nombre de niño. Naika era el protagonista de una serie Polaca que daban los sábados por la mañana en la televisión, en la "uachefe" - así le llamábamos en casa a la segunda cadena. Años después me enteré que esa palabra correspondía a las siglas UHF, ignorante que era uno.
Naika era buena y cariñosa, dentro de lo cariñoso y bueno que puede ser un gato. Solamente tenía un defecto, que coincidía además con su mejor virtud, que era gato, gata, vaya. Igual que yo tenía un defecto entonces, que era niño. Por suerte la niñez, igual que la juventud es un defecto que se cura con los años. Ya tenemos dos personajes con sus principales defectos, yo, que era niño, y Naika, que era gata. Me gustaba acariciarla, cogerla en brazos, tocarle las almohadillas de las patas, y de vez en cuando darle un apretón, así de cariñoso era yo. Ella por su parte tenía su otra gran virtud, la independencia, la autonomía, el no querer nada de nadie, a no ser que ella lo pidiera. En esos casos se dejaba hacer lo que quisiera, hasta que ella decía basta.
Por aquel entonces me gustaba experimentar. Pretendía inventar la fórmula de la tinta invisible, o el elixir de la eterna juventud, o la definitiva solución a la caída del cabello. Por su puesto, no tenía ninguna de esas preocupaciones, y ni siquiera me había fijado que a la gente le preocupaban todos esos problemas, así que con inventar la formula X1, la X2, o la X25 ya me conformaba. La utilidad que tuviera después tampoco me preocupaba demasiado. Cogía botes pequeños y le ponía dos gotitas de agua de colonia, una gotita de bálsamo de afeitar, una gotita de tomate frito, dos gotitas de leche, una de vinagre y así hasta aburrirme. Luego todo eso lo anotaba en un papel, por si acaso lograba algo con ello.
Un día, estaba acariciando a Naika y llegó el momento en que mi cariño era tanto, que le di un apretón mayor del que ella estaba dispuesta a soportar; así que después de darme un bufido de aviso, y viendo que no le hacía caso, me enseñó dos cosas - ella era muy pedagógica -, primera que los bufidos quieren decir “déjame en paz, que me estás tocando las pelotas”, y segundo que sus uñas eran capaces de dibujar en mi cara unos graciosos arañazos que escocían y duraban por lo menos 15 días. Perdón, perdón, también aprendí otra cosa, o bueno, tal vez eso lo haya aprendido ahora, aprendí que yo era un poco vengativo. Me levanté, fui hacia mi habitación, abrí la caja donde guardaba mis fórmulas mágicas y con un cuentagotas lleno de X1, me dirigí hacia Naika y se lo metí en la boca. Ahí se acabó todo, o al menos eso creía yo. A la mañana siguiente cuando me desperté, y me estaba preparando para ir al colegio, encontré a la gata, revolcándose en el sofá, gimiendo, y haciendo unos gruñidos, que no había oído nunca. La he matado - pensé. ¡Dios mío, por favor, que no le pase nada, que no le pase nada, que yo la quiero mucho! Si no le pasa nada, prometo dejar la química. Y con esa mi primera promesa al todopoderoso me fui al colegio. Menuda mañana pasé, sufriendo por si a la gata le pasaba algo, cuando volví, la gata estaba otra vez, en la misma posición, retorciéndose, estirándose, y gimiendo. Ay, que me la he cargado - volví a pensar.
En ese momento llegó mi madre, y yo miraba a la gata y a mi madre venir, simultáneamente, sin saber que decir. Hasta que se me ocurrió un “pobrecita, ¿qué le pasa?”. Mi madre le dio un azote en el culo a la gata, y la bajó del sofá, y dijo: “Pues no lo ves, que tiene ganas de gato, la marrana”. Lo de que tenía ganas de gato, no lo entendí demasiado, pero pensé “uffff, qué tranquilidad, no la he matado”. Con eso ya tuve bastante.
Más adelante entendí que la gata estaba cachonda como una “gata en celo”, valga el juego de palabras facilón. Supongo que no tuvo nada que ver mi casi inocua fórmula X1, aunque siempre me quedé con la duda de si inventé uno de los afrodisíacos más potentes que existen en el mercado. Nunca lo sabremos, en cuanto supe que la gata estaba bien, cumplí mi promesa y tiré a la basura todas mis fórmulas. Qué malo es tener palabra, cuando uno es niño.
Feliz día, viajeros
Entrellat

viernes, 12 de octubre de 2007

Con huevos a Santa Clara

Foto: Detalle del patio del convento de Santa Clara. Tordesillas, septiembre de 2003

(Ellas)

- Hasta las tetas, estoy hasta las tetas de que nos traigan huevos, que nos va a coger un dolor de hígado que nos vamos a quedar tiesas. Si es que ya no sabemos que hacer con tantos huevos. Todavía se creerán que los pastelillos que vendemos los hacemos nosotras, coño, que parecen tontos. Y mira que hemos hecho correr el rumor que preferimos los cedés vírgenes, que nos van mucho mejor, que les damos más utilidad, y aun así aparecen los clasicorros estos y nos traen huevos para que no les llueva el día de su boda.

- Hermana, por favor, ese vocabulario, que nos van a oír.

- ¡Anda ya! Si hoy estamos de turno nosotras dos en el torno, y no hay nadie más. Calla, que se oyen otros ahí fuera.

(Ellos, unos momentos antes)

- ¿Quieres decir que lo de los huevos funciona? No se, que se conoce que ellas prefieren los cedés. A ver si la vamos a cagar y mañana nos llueve a cántaros.

- Anda, no seas tonto, que esto de los huevos es por la tradición, si total, si fuera por la Iglesia mañana nos caían chuzos de punta. No ves que nosotros somos gays y les rompemos su esquema de familia.

- Entonces no se por qué los traemos, si total no nos va a servir para nada. Ya te dije que era mejor lo de los cedés. Y encima a ver si se van a poner malas, que los huevos llevan tres semanas en casa.

- Bueno, y qué pasa, es que antes no los hemos podido traer, con los preparativos de la boda, que pareces tonto.

- Como tú digas, cari, pero yo no hablo que se van a dar cuenta que somos gays. Ah! y no te olvides de comprar pastelillos.

(Ellos a ellas)

- Hola hermana, que les traemos unos huevos porque mañana nos casamos y queríamos el favor de Santa Clara, para que nos hiciera buen tiempo, si es posible, claro.

- Sí, sí, el favor de Santa Clara, que nos han dicho por ahí que ustedes prefieren los cedés, pero claro, nosotras, uy perdón, nosotros, no les hemos hecho caso, que ya sabemos que hay muy mala gente por ahí, que se quieren reír de unas pobres monjitas, así que nosotros les hemos traído lo de toda la vida: huevos, huevos.

(Ellas, a parte)

- Anda, otro par de maricones, si es que dónde vamos a llegar. Esta semana llevamos tres. Si por mi fuera, les caían las siete plagas de Egipto juntas. Dónde se ha visto, dos hombres casándose. Y encima más huevos. ¡Manda huevos!

- Hermana, que le van a oír.

(Ellas a ellos)

- Uy muchas gracias, hijos, que Santa Clara os bendiga. Nada, lo de los cedés deben ser las malas lenguas, pero claro, si nos los traen nosotras los cogemos, que bastante hace la gente con traer lo que pueda, como para que nosotras lo rechacemos. No, no, si cedés, pues cedés, y si huevos, pues huevos. Pues nada, bonitos, que nosotras ya rezamos esta tarde para que mañana no nos llueva. Ala, venga, andar con Dios.

(Ellos)

- ¿No has notado un cierto rin tintín en su manera de hablar? Que yo creo que nos han calao. Claro, si te hubieras estado calladito…

- Que no tontón, que es su manera de hablar. ¿Ves como preferían huevos? ¡Anda, ya se nos ha olvidado comprar los pastelillos! Y mira que te lo dije.

- Quita, quita, que a ver si los que trajeron los huevos antes que nosotros los tenían hace dos meses en casa y mañana nos estamos cagando por las esquinas durante la boda.

Feliz día, viajeros

Entrellat

PS: Hoy le dedico la actualización a Jorge (Conxo)

lunes, 1 de octubre de 2007

La resaca emocional

[b]Foto: Pareja de novios de la tarta nupcial. Terrassa, septiembre de 2007 [/b]
Dicen que la resaca del alcohol se te pasa, si te tomas una cerveza a la mañana siguiente. Parece ser que la acidez que te queda en el cuerpo queda compensada con la cerveza. No sé si es cierto o no, no lo he hecho nunca. Las veces que he cogido una cogorza, he estado más de una semana, sin poder ver, ni oler una copa de cualquier cosa que llevara alcohol y mucho menos tomarla; pero bueno, aceptemos cerveza como cura de la resaca del alcohol.
Pero y para la resaca emocional, ¿existe algo? ¿Existe algo que te haga bajar al suelo, después de haber estado flotando durante todo un día? ¿Existe algo que te permita olvidarte de todo ese derroche de cariño que tuvimos el sábado? Vale, sí, la cruda realidad, el volver al trabajo, eso cura todas las resacas emocionales, pero a parte de eso, ¿existe alguna otra cosa? Si existe, prefiero que no me lo digáis, prefiero que se me pase sola, o mejor que no se me pase.
El sábado tuve uno de esos momentazos en los que la vida te obsequia con el cariño de toda la gente que ha estado caminando contigo durante todos estos años. Todos y cada uno de los imprescindibles, bueno, casi todos, estuvieron el sábado en esta celebración.
Nunca, en ningún momento de mi vida he sentido que tanta gente me regalara su cariño, como en ese día. Cierto que ha habido otro anteriormente, en una fiesta sorpresa de mi cumpleaños de hace dos años, en el que la gente me regaló su cariño, sus sonrisas, su complicidad, sus lágrimas incluso; pero como en éste del sábado pasado, no, porque aquí además fue compartido con la persona que más quiero. No fue una boda, no, fue mucho más que eso, una reunión de amigos y familiares para celebrar de una manera sencilla que dos personas se quieren, pero además, para demostrarles que se les quiere.
La celebración fue un exitazo, al menos, yo lo sentí así, no por la comida y la bebida, no por el lugar, no por lo que había que celebrar, si no porque toda la gente estaba feliz de estar allí, con nosotros, de poder celebrar un momento como aquel.
El sábado me casé con Eme, mi Eme, el más guapo y generoso de las personas de este mundo, y encima tuve la suerte de compartirlo con más de 100 personas que nos quieren. Lloramos todos, todos, y el que diga que no, que saque el pañuelo de su chaqueta y lo demuestre. Fue precioso, sin palabras para describirlo.
Quiero agradecer especialmente a Marie, mi Marie, porque sin ella el resultado no hubiera sido el mismo, ya que se encargó de que todo estuviera en su sitio, y todo hecho con el gran cariño y generosidad al que nos tiene acostumbrados, y a la Sra. Iseti, que ayudó tanto a Marie; pero no sólo a ellas dos, no, a todos y cada uno de los que intervinieron: a la niña de los Gingongangos, a la Terrassense del mismo Mallorca, a la señora Iseti y a las hermanas de Eme, porque con sus lecturas, que fueron como polvo de trocitos de corazón, me demostraron que la felicidad existe, y que se puede alcanzar, basta con saber mirar a los ojos de la gente que te quiere; a los que inmortalizaron el día con sus fotos y videos: Alicia, Isabel, /anem, Jose Antonio y seguro que me dejo alguno, porque aquello parecía la entrega de los oscars.
A mis madres, Isabel e Isabel, por querernos tanto sin condiciones, por demostrarlo siempre. A mi hermana porque en su mirada he visto siempre que me adora, igual que yo a ella, aunque no sepamos decírnoslo (no hace falta); A mis tíos y a mis primos que son parte de mi pequeña pero afortunada familia; a Ramón, por su ayuda técnica y su incondicional cariño; a Fernando por el toque de elegancia natural; a Yolanda, por facilitarnos el transporte de una forma tan elegante; a la Soler por ser tan buena relaciones públicas; y como no, a todos y cada uno de los que dejaron sus energías, viniendo de tan lejos: de Londres, de Murcia, de Valencia, de Alicante, de Valladolid, de Mallorca… Y a los que vinieron de cerca, a esos, porque tengo la suerte de tenerlos más a mi alcance.
Podría copiar 1000 veces la frase “gracias, os quiero”, como si de un castigo se tratara, pero ni siquiera con eso, llegaría a demostrar lo que siento, así que valga este texto para devolveros un poquito de lo que nos habéis dado, tanto a Eme como a mi, en este evento.
Feliz día, viajeros
Entrellat PS: /cachorro_3 define muy bien el momento, con su habitual tono de cachondeo en su actualización de hoy. Le agradezco tanto a él, como a /anem, sus comentarios y su foto, y por supuesto, todo su cariño.