sábado, 17 de diciembre de 2011

Frida por horas

Foto: recorte del diario
El jueves pasado uno de mis relatos cortos obtuvo el primer premio de la tercera edición Concurso de relatos cortos del Diari de Terrassa. Ya os podéis imaginar cómo me siento de contento. Este es el relato:
Frida por horas

Desde la ventana de su habitación, Ana miraba el manzano sin hojas del jardín. La ropa completamente negra y las lágrimas que resbalaban por su cara le devolvían el dolor y el vacío por la muerte de su marido. Bajo aquel manzano había enterrado a Frida, la perra que viajaba junto a él en el coche cuando tuvo el accidente de tráfico, y luego, dos meses después, cansada e incapaz de tomar una decisión sobre el destino final de los restos de su marido, había esparcido las cenizas de él bajo el mismo árbol. Ahora las manzanas iban cayendo al suelo día tras día, pero ya nadie las recogía.

A parte de la tristeza, su marido le había dejado en herencia la hipoteca de la casa y alguna que otra deuda más, que, una vez agotados los ahorros, Ana difícilmente podía pagar con su precario sueldo de camarera. Hacía seis meses había intentado vender la casa y comprar algo más pequeño para ella y sus dos hijos, pero cada vez que miraba el manzano del jardín, inmediatamente la idea de la venta dejaba de tener sentido.

Ana volvió a correr las cortinas y siguió vistiéndose. El color negro de aquella ropa le hizo sentirse como una viuda vestida de luto, pero cuando levantó la cabeza y se miró al espejo, el sujetador de cuero negro, aquella falda tan corta llena de tachuelas y la gabardina también de cuero negro, la empujaron a la realidad. Ana cogió el collar de pinchos de Frida y se lo puso en el cuello. Aquel collar de perro era el complemento que daba el toque final a su uniforme, lo que le daba fuerza para representar su personaje. Ahora le tocaba defender a ella a sus cachorros, que dormían plácidamente en el piso de abajo. Ahora, tal y como se podía leer en la sección de contactos del diario, ella era Frida por horas.



domingo, 2 de octubre de 2011

"Muti" por el foro



El pasado 12 de marzo, Silvio Berlusconi debió enfrentarse a la realidad. Italia festejaba el 150 aniversario de su creación y en esta ocasión se representó en Roma la ópera Nabucco, de Giuseppe Verdi, dirigida por el maestro Ricardo Muti.

Nabucco evoca el episodio de la esclavitud de los judíos en Babilonia, y el famoso canto "Va pensiero" es el canto del coro de esclavos oprimidos. En Italia, este canto es un símbolo de la búsqueda de la libertad (en los años en que se escribió la ópera, Italia estaba bajo el imperio de los Habsburgo).

Antes de la representación, Gianni Alemanno, alcalde Roma, subió al escenario para pronunciar un discurso en el que denunciaba los recortes del presupuesto de cultura que estaba haciendo el Gobierno, a pesar de que Alemanno es miembro del partido gobernante y había sido ministro de Berlusconi. Esta intervención del alcalde, en presencia de Berlusconi que asistía a la representación, produjo un efecto inesperado.

Ricardo Muti, director de la orquesta, declaró al "Times": "La ópera se desarrolló normalmente hasta que llegamos al famoso canto "Va pensiero". Inmediatamente sentí que el público se ponía en tensión. Hay cosas que no se pueden describir, pero que uno las siente. Era el silencio del público el que se hacía sentir hasta entonces, pero cuando empezó el "Va Pensiero", el silencio se llenó de verdadero fervor. Se podía sentir la reacción del público ante el lamento de los esclavos que cantan: "Oh patria mía, tan bella y tan perdida." Cuando el coro llegaba a su fin, el público empezó a pedir un bis, mientras gritaba "Viva Italia" y "Viva Verdi". A Muti no le suele gustar hacer un bis en mitad de una representación. Sólo en una ocasión, en la Scala de Milan, en 1986, había aceptado hacer un bis del "Va pensiero". "Yo no quería sólo hacer un bis. Tenía que haber una intención especial para hacerlo" - dijo Muti -. En un gesto teatral, Muti se dio la vuelta, miró al público y a Berlusconi a la vez, y se oyó que alguien entre el público gritó: "Larga vida a Italia!". Muti dijo entonces: "Sí, estoy de acuerdo: "Larga vida a Italia", pero yo ya no tengo 30 años, he vivido ya mi vida como italiano y he recorrido mucho mundo. Hoy siento vergüenza de lo que sucede en mi país. Accedo, pues, a vuestra petición de un bis del "Va Pensiero". No es sólo por la dicha patriótica que siento, sino porque esta noche, cuando dirigía al Coro que cantó "Ay mi país, bello y perdido" , pensé que si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de Italia. En tal caso, nuestra patria, estaría de verdad "bella y perdida". Muchos aplausos, incluidos los de los artistas en escena. Muti prosiguió. "Yo he callado durante muchos años. Ahora deberíamos darle sentido a este canto. Les propongo que se unan al coro y que cantemos todos el "Va pensiero". Toda la ópera de Roma se levantó. Y el coro también. Fue un momento mágico. Esa noche no fue solamente una representación de Nabucco, sino también una declaración del teatro de la capital para llamar la atención a los políticos.

Por si no funcionaba el video inicial, en el enlace siguiente se puede vivir ese momento mágico, lleno de emoción.


Que tengáis un buen día, viajeros.

Fran

Nota: Anteayer llegó este texto a mis manos y debido a la grandeza de lo que explica, os lo reproduzco tal cual

viernes, 17 de junio de 2011

Llovizna

Foto: Presentación del libro Llovizna. De izquierda a derecha Juan Pablo Villalobos, Edson Lechuga y Emiliano Monge. 15 de junio de 2011
Llovizna. Con este título, uno espera algo ligero, algo suavón o algo con lo que pasar el rato. Pero igual que la llovizna, que parece que no moja y al cabo de un rato acaba calándote hasta los huesos, así fue la presentación del libro de cuentos de Edson Lechuga en la librería la Central de Barcelona: una llovizna de atenciones, de generosidad y cariño por parte de sus compañeros y amigos Juan Pablo Villalobos y Emiliano Monge hacia el creador esas 13 historias que pasan del humor a la tragedia y de lo absurdo a lo concreto.

Edson, mi maestro, porque así lo ha sido y lo es, estaba arropado y bien arropado por esos dos escritores mexicanos en la presentaron de su libro. Lechuga dijo —por supuesto con la boca muy pequeña— que si alguna vez teníamos que presentar un libro nuestro no eligiéramos a dos mexicanos, que podrían arruinarte el acto. Pero lejos de eso, Villalobos y Monge, en un alarde de ingenio y comicidad se añadieron a Lechuga y entre los tres hicieron que saliéramos de allí con un ejemplar de Llovizna en las manos. Creo que se agotaron, porque el atril que antes del comienzo del acto mostraba el camino hacia la cripta con un ejemplar de Llovizna, a la salida dicho ejemplar había sido substituido por otro del anterior libro de Lechuga “Luz de luciérnagas”.

Me reí mucho y me gustó volver a escuchar a mi maestro leyendo un fragmento de un cuento suyo. Y no solo leído, también interpretado. Y no soy el único que gustó del acto, entre los tres crearon un ambiente en la cripta de la librería que hizo que todos los asistentes nos fuéramos de allí con una sonrisa en los labios.

Conozco a gente que cuando come se va dejado en el plato lo mejor para el final, yo no. Soy impaciente. He aparcado lo que estaba comiendo.leyendo (*) y me he puesto con Llovizna, y antes de acabar ya os lo recomiendo.

Que tengáis un buen día, viajeros, y a ti, Edson, gracias por Llovizna, por esas gotas de agua a veces fresca y a veces cálida, pero que siempre van bien, ahora que llega el calor.

Fran

(*) Los que hayan leído Luz de luciérnaga entenderán que el punto entre estas dos palabras es un guiño al estilo de Lechuga. Él utiliza este recurso literario para de dos palabras crear una nueva.

martes, 24 de mayo de 2011

Indignados, pero no mucho

Foto: La acampada de los Indignados en Terrassa. Mayo de 2011
Dos días antes de las elecciones una amiga me envió un correo en relación a los Indignados del 15 de mayo, que decía lo siguiente: “Qué alegría, se ha despertado la sociedad”. Y yo le respondí: “Qué suerte, vuelvo a creer que no todo está perdido. Una vez más la juventud es la que apuesta, la que arriesga, la que lucha por un futuro mejor”.
Pensé que ahora teníamos una gran oportunidad de explicar a los políticos, y no sólo a los que gobiernan ahora —que también—, si no a todos los que han estado y a los que vendrán, que no estamos de acuerdo con la manera de hacer política. Que no estamos de acuerdo en que se congelen las pensiones, o se rebaje el sueldo de los funcionarios, y se hagan recortes indiscriminados en Sanidad y en Educación, mientras que el sueldo de los políticos y los consejeros sigue creciendo, camuflado entre pluses y gastos por participar en comisiones, etc. Que no estamos de acuerdo en que se aumente la edad de jubilación a los 67 años, mientras que ellos con sólo dos legislaturas —y no hace falta acabarlas—, ya tienen derecho a una pensión vitalicia, que además no es incompatible con otros trabajos. Que la corrupción no sólo no perjudique a los políticos que la practican o la permitan, si no que los encumbra en mayorías absolutas que nada harán para que este tipo de actitudes dejen de perpetuarse en el tiempo. Y como estas, muchas cosas que este estado de derecho, lleva escribiendo en renglones cada día más torcidos.
Hoy, dos días después de las elecciones, y que conste que no tiene nada que ver con el resultado —que también—, mi parecer es otro. En vista de lo poco que han concretado, de lo poco que han propuesto, me temo que este movimiento inspirado en las revueltas de Egipto, o de Túnez, que tanto han conseguido para aquellos países, y para el resto del norte de África, se quedará en una foto como la de arriba, en blanco y negro, para la historia, para llenar otra página de los anuarios con lo que pudo haber sido otra revolución de mayo, pero que se quedó en tan sólo una acampada.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Fran

sábado, 7 de mayo de 2011

La IX Fira Modernista de Terrassa

Foto: Un momento de la Fira Modernista. Terrassa, mayo de 2010

Parece que fue ayer, cuando mis compañeros de trabajo, los de la oficina del piso de abajo, empezaron a preparar la primera Fira Modernista. Nadie sabía qué era aquello, ni lo que iba a significar para la ciudad. “Una tontería más”—pensaban algunos. El tiempo pone las cosas en su sitio y esta feria se ha convertido en el acto más importante de primavera de toda la comarca y me atrevería a decir que ha desbancado a la Fiesta Mayor de la ciudad, en cuanto a participación popular.

Este fin de semana se celebra la novena edición. No dejes que te lo cuenten. Ven a verla. Hay muchas actividades y cada vez más gente prepara sus propios vestidos y se pasea por la ciudad con trajes de la época. Además está lleno de visitas guiadas dramatizadas por los edificios modernistas más emblemáticos de la ciudad.

Aquí os dejo el link por si queréis echarle un vistazo. Yo estaré por aquí. ¿Nos vemos?

Que tengáis un buen día, viajeros.

Fran

lunes, 2 de mayo de 2011

Vacío y sin brillo

«Los zapatos están un poco sucios —pensé. Tendría que haberles dado brillo antes de subirme; pero con la esponja no. No, no, con la esponja no, que reseca la piel, que me lo han dicho a mí. Mejor con la crema. Sí, sí, mucho mejor. Y luego una cepillada enérgica. Con fuerza, ahí. ¿Qué hago, bajo? No, no, mejor no. ¿Y si me caigo? No, no. Quita. Quita.»
El señor de los zapatos sin brillo llevaba un rato largo allí de pie, sin decir nada. Estaba agarrado de la barra que sujetaba la barandilla al techo. Siempre había pensado que aquella barra era innecesaria, que el arquitecto la había puesto allí más por ornamento que por otra causa, pero en aquel momento le vio la utilidad. Le ayudaba a permanecer allí, de pie, sin miedo a caer por error. A pesar de que sus intenciones eran claras, no quería caer al vacío por una ráfaga de viento, o por un temblor de rodillas sin que él lo hubiera decidido. Era él el que tenía que escoger el momento exacto para saltar.
La barandilla era muy estrecha. La parte de obra estaba acababa con un gres beige claro, casi blanco que imitaba la piedra y rematado con un tubo de acero brillante. La parte metálica aumentaba la sensación de seguridad desde el balcón, pero una vez subido encima, la hacía menos practicable, menos estable; claro que la barandilla no había sido diseñada para estar de pie encima de ella.
«¡Uf! Me empiezan a doler ya los talones —continué pensando. No hay demasiado espacio para poner los pies. No es demasiado cómodo estar aquí. Dirigí la vista hacia abajo. Una señora me estaba mirando desde la calle, mientras atravesaba el paso de cebra. Me empecé a poner nervioso. No quería que la desconocida empezara a gritar y echara por tierra mi pretensión de lanzarme al vacío. Por su mirada, no supe si tenía miedo de que resbalara, me cayera y me matara o de que le pudiera caer encima de ella. ¿Y si me bajo, limpio los zapatos y luego vuelvo a subir? Creo que sí. Mejor me bajo y ya luego, si eso…»
Se dio la vuelta para bajar, agarrándose cuidadosamente de la barra, pero el pie izquierdo se le había dormido y cuando levantó el derecho para girar, no consiguió sostener el equilibrio y se precipitó al vacío. La mujer empezó a gritar. Se quedó allí parada, en medio de la calle, ajena a los dos coches que esperaban a que ella pasara. Empezaban a pitar, porque sus dueños eran ajenos también a lo que pasaba en las alturas. La mujer tenía los ojos cerrados y en un gesto tan impulsivo como absurdo se había puesto las manos en la cabeza para protegerse. No se había percatado que el señor de los zapatos sucios había conseguido agarrarse del tubo de acero con las dos manos y que permanecía allí colgado.
El propietario del primer coche se bajó, se acercó a la señora y le preguntó si le pasaba algo. La señora señaló hacia el balcón, casi sin atreverse a mirar. Cuando el hombre volvió a preguntar si se encontraba bien, después de haber mirado hacia las alturas sin ver nada, ella miró hacia arriba. El señor de los zapatos sin brillo ya no estaba subido a la barandilla, ni colgando de ella. La señora del paso de cebra miró a su alrededor, intentando buscar a alguien que explicara por ella lo que había pasado, algún otro testigo, pero nadie parecía haber visto nada. Entendió entonces que iba a ser difícil que la creyeran y sin hacer más comentario que un «estoy bien, gracias» se dirigió hacia la acera y continuó camino a casa, medio aturdida. El señor la siguió con la vista y cuando giró la esquina se subió al coche y desapareció calle abajo. Mientras tanto, siete pisos más arriba, en el interior del apartamento, el señor de los zapatos sucios les daba brillo con un paño, enérgicamente.
Los últimos datos oficiales revelan que en 2008 hubo en España 3.457 suicidios, una cifra que por primera vez superó a los fallecidos en accidente de tráfico (3.021). Eso significa una media de nueve suicidios diarios. Llama la atención que de ese total, el 77,4% fueron hombres (2.676), frente al 22,6% de mujeres (781); pero todavía llama más la atención, o por lo menos a mí, que los medios de comunicación y los gobiernos pongan toda su atención en la violencia de género, o en los accidentes de tráfico y ninguna, absolutamente ninguna, en los temas relacionados con el suicidio.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Fran

jueves, 14 de abril de 2011

A por la tercera

Hoy hace 80 años que se declaró la segunda República en España. Y yo me pregunto, ¿para cuándo la tercera? ¿No os parece que hace falta un revulsivo en nuestro país, otra revolución que cambie la mentalidad de las personas y nos lleve limpiar los gobiernos, la política y la convivencia? Ingenuo de mí, a lo mejor la cosa funciona al revés, primero se tiene que generar esa mentalidad revolucionaria para que se crea necesario el cambio. Mientras eso pasa, seguiremos soñando con la tercera.

Salud y fraternidad, viajeros.
Fran
Foto: Yo, en una manifestación por la III República. Madrid.

domingo, 27 de marzo de 2011

A los ratones maricas les gustan los musicales

El viernes, mientras desayunaba, cayó en mis manos un ejemplar de prensa gratuita del diario ADN. Entre los temas que tocaba hubo uno que llamó mi atención: ¿Gay por la falta de serotonina? Científicos chinos modifican la orientación sexual en ratones macho. En dicho artículo se argumentaba que, según un estudio de dos científicos del instituto Nacional de Ciencias Biológicas de Pekín, que fue publicado esta semana en la revista Nature, la serotonina tenía una incidencia directa en la orientación sexual de los ratones. Y se preguntaban si sería aplicable a los humanos.
Si bien los humanos con bajos niveles de serotonina pierden la libido, parece ser que los ratones macho privados de dicha substancia, tan sólo pierden el interés por las hembras. La fuerte libido se mantiene intacta, aunque se reconduce el objeto del deseo, o se diversifica.
Los ratones machos faltos de serotonina a los que se les introducía en la jaula otro ratón macho, tardaban poco más de ocho minutos en intentar tirárselos, mientras que los que tenían un nivel normal de serotonina, después de media hora seguían sin querer ligar con sus congéneres. Pero no sólo eso, si en la jaula se introducían machos y hembras, los ratones con poca serotonina trataban de montar a los machos en un 80% de las ocasiones, cuando en condiciones normales de serotonina el porcentaje era del 20%.
Los científicos concluyeron entonces que dicha substancia "es crucial para la preferencia sexual masculina en ratones". Pero todavía fueron más allá. Los ratones machos, que tienen como método de cortejo una especie de serenata, dirigían también las canciones a otros machos cerca de un 10% del tiempo. Lógico, también. Por todos es sabido el interés de los maricas por los musicales.
Después de leer el artículo tuve que recoger mis ojos del suelo, porque de abrirlos tanto ante la sorpresa de lo leído, se me habían salido de las cuencas.
Decir que si a los ratones les quitas la serotonina se vuelven maricas, es como decir que la homosexualidad tiene arreglo. Sería casi como decir que si a los rubios les hubiera llegado un mayor aporte de melanina, serían morenos. Y digo “casi”, porque mientras que si afirmamos esto para los rubios, no estaríamos diciendo que la “rubiez”, la calidad de rubio, se puede curar; porque nadie se plantea “curar” a un rubio, sin embargo esa misma afirmación sobre la serotonina en los gais sí apunta a esos derroteros. Sugiere que la “gayez”, la calidad de gay, se puede curar añadiendo tan sólo un chorrito de serotonina.
Y yo me pregunto: ¿por qué en un país donde oficialmente no hay homosexuales, se dedican a financiar con dinero público estudios como éste? ¿No sería mejor dedicar todos estos esfuerzos a paliar las desigualdades sanitarias que existen el país, donde el sistema nacional vigente es el fundado a principios de la década de 1950, y en el cual las zonas rurales quedan prácticamente desprotegidas? Por no hablar de derechos humanos, que no saben ni siquiera lo que son.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Fran

domingo, 13 de marzo de 2011

Amigos y otras categorías

Foto: Manu y yo, con los amigos que hace más tiempo que conservo.

Hace años, cuando era niño, si conseguía hablar con otro chaval en el parque dos veces, ya era mi amigo. La cosa era así de fácil. En el colegio ya era un poco más difícil. Tenías muchos amigos y entre ellos tu mejor amigo. En esta categoría podían entrar dos o tres niños, pero sin que se enterasen entre ellos. Si por aquellas cosas de la vida se enteraba uno de que tú se lo habías dicho al otro, te preguntaba enfadado: «Me ha dicho Rodri que es tu mejor amigo. ¿Pero no era yo?» Y ahí tenías que inventarte una nueva categoría. «No, pero tú eres mi mejor-mejor amigo, pero no se lo digas a Rodri». Y se iba contento a pavonearse delante del otro niño con su nuevo estatus.
Hoy en día la cosa se ha complicado. O a lo mejor es que tenemos más tiempo vivido a nuestras espaldas y por tanto conocemos a más gente, y a esa gente hay que clasificarla en grupos. Así somos los seres humanos, todo lo tenemos que clasificar. Aparte de los amigos de toda la vida, los mejores amigos y los mejores-mejores amigos del colegio, se han introducido en nuestras vidas nuevas categorías: los ciberamigos, los follamigos, o los perramigos.
Los ciberamigos —todos los conocéis— son aquellas personas con las que hemos contactado principalmente por internet, ya sea en chats, en blogs, en el facebook, que parece que conocen mucho de nuestra vida porque tienen acceso a nuestras fotos, a nuestros perfiles, pero que en realidad con la mayoría nos une bien poco. Que uno tiene 500 amigos en facebook y piensa: «coño, el día que me case, como los tenga que invitar a todos, voy a tener que alquilar el Palau St. Jordi».
Los follamigos —no sé si es necesario explicarlo, porque su nombre es bastante explícito— son aquellas personas a las que sólo se llama cuando empieza a picarnos el gusanillo, y no me refiero al gusanillo del hambre. Son aquellos que cuando los llamas piensas, «ostras tengo que llamarlos más veces, para tomar un café, sin que haya sexo, para que no se note que sólo los llamo cuando me da un calentón», pero que cuando acabas, se queda sólo en un «bueno, si eso ya nos llamamos».
Y luego están los perramigos, que son esas personas que están al final de la correa que ata a los perros con los que se detiene el tuyo para olerles el culo. Si bien son personas a las que no hubieras saludado nunca al cruzártelas en la plaza, queda raro que mientras ellos se huelen el culo, el sexo e intentan montarse el uno al otro tu estés ahí parado y callado. Así que al final acabas saludándolos: «Hola. Cómo son estos perros, siempre pensando en los mismo, eh? Jaja. Qué directos» O acabas hablando de lo gordo que está el tuyo, o de lo nervioso que es el suyo. «No, no está gordo, es que es así la raza» Lo curioso es que si las ves por la calle sin el perro, te cuesta reconocerlas. «¿Quién era esa que nos ha saludado?»— preguntas a tu pareja, que también saca a tu perro de vez en cuando. «La dueña del Killer, que pareces tonto»— te responde, como si no tuvieran nombre.
Yo, la verdad, me quedo con mis amigos, los de siempre, los que me hacen feliz, y a los que no necesito ponerles etiquetas.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Fran

viernes, 21 de enero de 2011

Re-conocimiento (I)

Cuando los amigos, la familia, o la gente que nos conoce dice de algo nuestro que “está bien”, que “es bueno”, tenemos la tendencia a relativizar su opinión. “Claro, lo dicen porque me quieren”. Ahora bien, si es el jurado de un premio literario el que dice que un relato nuestro es bueno, ya es otra cosa. Entonces la autoestima, que estaba escondida debajo de todos nuestros complejos y atrapada entre la vergüenza y el miedo al ridículo, empieza a dejarse ver. Entonces conocemos lo que otros ya re-conocían, que vamos por buen camino.
Todo esto para deciros que el 17 de diciembre de 2010, el jurado del II Concurso de Relatos breves del Diario de Terrassa, otorgó el tercer premio a mi relato “Calla que vienen”.
El relato es una versión reducida, las bases del concurso así lo requerían, del relato completo que pudisteis leer en mi blog hace un tiempo.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Fran
Foto: Recorte del Diari de Terrassa

Re-conocimiento (II)

Re-conocimiento (y III)

sábado, 15 de enero de 2011

Zachari –Narciso- Logan

No, no soy crítico de arte, ni licenciado en bellas artes, ni siquiera tengo la mirada tan acostumbrada al arte como para estar lo suficientemente preparado para hacer una crítica de la obra de nadie. Pero siendo fiel a lo que hasta ahora ha sido este blog, me creo con el derecho de hablar de cualquier cosa que llame mi atención; y por eso dedico unas líneas a este curioso artista. Curioso no por su persona, que seguramente también lo debe ser —no lo sé, lo desconozco,— si no por su obra.
Zachari Logan —para los que no lo conozcan, lo de Narciso lo entenderán ahora,— es un artista canadiense que utiliza exclusivamente su cuerpo como motivo de sus obras. En su página web personal, —os aconsejo que le echéis un vistazo luego,— podréis ver cómo Logan insiste en decir que sus obras no son fotografías, y hace bien, ya que el hiper realismo al que “somete” su obra engaña a la vista, tanto que los lienzos de gran tamaño en los que “retrata” su cuerpo, parecen fotografías, auto retratos en este caso.
En esta misma página sitúan la inspiración de la obra de Logan en el Neoclásico, el Renacimiento o incluso el Barroco, por el heroísmo y el narcisismo que se puede encontrar en las escenas de género histórico. Ignorancia la mía aparte, creo que no hace falta llegar a esos niveles para justificar, ni entender la obra de Logan. Nos creemos en la obligación de justificar el narcisismo, como algo malo, como algo que entorpece en el normal desarrollo de la personalidad humana. Pero el narcisismo lo invade todo. O acaso, ¿no es narcisista escribir una entrada como la mía en el blog, pensando que mi opinión, lo que yo pienso, pueda interesar a alguien?
No negaré que es curiosa la manera que tiene Logan de relacionarse con el mundo, intentando comprenderlo a través de su propio cuerpo, a través de unas narraciones maricas auto-ansiosas, como él mismo define su obra, pero lo que sí os digo es que no hace falta entenderla, solo hace falta disfrutarla.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Fran
Foto: Logan, delante de una de sus obras