sábado, 17 de diciembre de 2011

Frida por horas

Foto: recorte del diario
El jueves pasado uno de mis relatos cortos obtuvo el primer premio de la tercera edición Concurso de relatos cortos del Diari de Terrassa. Ya os podéis imaginar cómo me siento de contento. Este es el relato:
Frida por horas

Desde la ventana de su habitación, Ana miraba el manzano sin hojas del jardín. La ropa completamente negra y las lágrimas que resbalaban por su cara le devolvían el dolor y el vacío por la muerte de su marido. Bajo aquel manzano había enterrado a Frida, la perra que viajaba junto a él en el coche cuando tuvo el accidente de tráfico, y luego, dos meses después, cansada e incapaz de tomar una decisión sobre el destino final de los restos de su marido, había esparcido las cenizas de él bajo el mismo árbol. Ahora las manzanas iban cayendo al suelo día tras día, pero ya nadie las recogía.

A parte de la tristeza, su marido le había dejado en herencia la hipoteca de la casa y alguna que otra deuda más, que, una vez agotados los ahorros, Ana difícilmente podía pagar con su precario sueldo de camarera. Hacía seis meses había intentado vender la casa y comprar algo más pequeño para ella y sus dos hijos, pero cada vez que miraba el manzano del jardín, inmediatamente la idea de la venta dejaba de tener sentido.

Ana volvió a correr las cortinas y siguió vistiéndose. El color negro de aquella ropa le hizo sentirse como una viuda vestida de luto, pero cuando levantó la cabeza y se miró al espejo, el sujetador de cuero negro, aquella falda tan corta llena de tachuelas y la gabardina también de cuero negro, la empujaron a la realidad. Ana cogió el collar de pinchos de Frida y se lo puso en el cuello. Aquel collar de perro era el complemento que daba el toque final a su uniforme, lo que le daba fuerza para representar su personaje. Ahora le tocaba defender a ella a sus cachorros, que dormían plácidamente en el piso de abajo. Ahora, tal y como se podía leer en la sección de contactos del diario, ella era Frida por horas.