sábado, 26 de abril de 2008

Algo más que arrodillarse

Foto: señora rezando en un altar. Granada, febrero de 2008
Todos los miércoles y los viernes, al salir de la casa de mi señora, con el olor a lejía todavía en las manos, me paro en la iglesia que está enfrente, cruzando la avenida, y le rezo al Cristo que está en el altar del patio que hay antes de entrar en la sacristía, y le doy gracias a mi Diosito por la suerte que he tenido en la vida. Ni siquiera entro en la iglesia, porque cuando llegué a Granada y empecé a buscar trabajo, por casualidad pasé por delante, y al ver el Cristo le pedí un trabajo, y justo cuando iba a entrar, encontré un tablón de anuncios con un papel donde se pedía una señora para limpiar, y llamé, y al día siguiente ya estaba trabajando. Hoy hace un año de esto, y le estoy muy agradecida y por eso siempre vengo a este Cristo y no a otro.
Esta mañana mi señora estaba en la casa. Nunca está, porque trabaja mucho, y siempre llega tarde, casi en la noche, pero hoy no se sintió bien y por eso se quedó estirada en el sofá. Al mediodía, le preparé un caldito, unas papas con tomate y un poco de carne con una pizquita de chile, casi nada, por si no le sentaba bien. Mientras le servía la comida me dijo que me sentara con ella, y comimos juntas, a pesar de que me daba vergüenza, pero ella es muy buena conmigo, e insistió. Nada más acabar me preguntó por qué estaba tan triste. Al principio no quería decírselo, porque me daba vergüenza, pero pensé que la señora es una mujer abierta y buena, y que es capaz de entender muchas cosas, así que se lo conté.
Le conté que hace un par de semanas encontré a Eduardito, mi niño de siete años, en el cuarto de su hermana, le había cogido su ropa y se la había puesto, también se había pintado los labios con mis pinturas y se había dibujado unos coloretes en la cara. No le dije nada, ni le reté, porque no quise hacerle daño, pero él salió corriendo y se encerró en el baño, se quitó la ropa, se despintó con una toalla, y se metió debajo de su cama, avergonzado, y no salió hasta la hora de la cena. Ni siquiera se lo dije a Eduardo, mi marido, porque pensé que le retaría. Desde entonces Eduardito me mira diferente, y lo veo como triste.
Mi señora me dijo que no le diera importancia, que no pasaba nada, que muchos niños lo hacen, que es un juego para buscar su identidad sexual. Yo le dije que no me importaba que le gustaran los hombres o las mujeres, porque con perdón de la señora, sabía que su hermano vivía con otro hombre en Granada, y se los veía muy felices, y sabía que para ella, para su familia y sus amigos no era un problema, al contrario, lo que hacía feliz a su hermano a la señora y al resto de su familia también. Le dije que lo que realmente me preocupaba era cómo hacer que él no se sintiera mal, que no se sintiera avergonzado por eso, y que no sufriera. Me dijo que hablara con él y sobre todo que le demostrara que le quería por encima de todas las cosas, y que aquello que había hecho no era nada malo como para que mamá se enfadara.
Hoy, como siempre al salir de casa de la señora he ido a ver a mi Cristo, y le he vuelto a dar las gracias por todo, pero esta vez le he pedido que la señora se ponga pronto buena, y que vigile por Eduardito, porque es un niño bueno, y que no deje que los demás le hagan daño; y aunque confío en mi Diosito, se que yo tendré que hacer mucho por Eduardito, que tendré que quererlo mucho, además de arrodillarme.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat

martes, 22 de abril de 2008

Capítulo 100: Behind everyone is a shadow

Foto: La sombra de los 100. Terrassa, abril 2008

“Detrás de todo el mundo hay una sombra”. Esa fue la primera frase que alguien dejó en mi flog, si no la he traducido mal, y si no que me ayuden nekobcn o iccarin, o cualquiera que tenga un poco más de idea que yo de inglés, que seguro será la mayoría. Fue un israelí el que dejó esa frase, arwal60. Empecé a postearme con él en inglés, bueno, eso de en inglés es un decir, ya que tenía que utilizar el traductor de google, que si alguien lo ha utilizado es de esos tan buenos que traducen literalmente todo lo que escribes. Por ejemplo, “partirse el pecho” lo traduce como “Split the chest”. Curioso. Estuvimos posteándonos durante un tiempo hasta que la falta de comunicación o la pereza, no lo sé, acabó con esa incipiente ciber-relación. Lo mismo ocurrió con Sergio, la persona que me introdujo en este mundillo de los blogs, aunque a él tengo que agradecerle haber conocido a gente tan interesante como big_apple00, el mallorquín de Nueva York, tan amante de Barcelona, a de_profundis_bcn, el mexicano catalán, que ahora se ha convertido en el_quixot, o a ru_ruben, al que envidio por sus viajes y sus anécdotas y a jtello, por su inteligencia e ingenio. A todos ellos, y a alguno que otro más los conocí en persona, en mi hasta ahora primer y único encuentro de floggers, en Barcelona.
Después, pinchando en los favoritos de los demás, como hacemos todos, fui descubriendo todo un mundo de gente, que dejaba un rastro en sus actualizaciones, parecido a lo que yo sentía, que tenía ganas de contar sus cosas, sus sentimientos, sus vergüenzas, o de inventar historias, o de contar sus cosas en historias que parecían inventadas.
Y así conocí a 3_alber, acontre77, andrarena, anem, anglena, antolino, aquelloqmdiste, arquiturismo, baldufeta, bcn_in_love, beita_princesa, borjatdl, cachorro_3, cal_dean2, camberos, conxitotarao, cuarzolaya, crabflesh, cruelillo_vive, druidessa, egara, el_reymer, ferran233, fotonetas, ganyan, gate_1, hamlet_caido, hansolo, hermosaargentina, hijo_de_zeus, iccarin, jonny_99, kumadaworld, krampack72, la_triche, lihuelrosa, lizgor, llueven_ranas, miércoles_al_sol, my_sweetbox, oskarsson, peter_gris, photofreak, queledonio, rasoir, reichland, rio_cuarto_arg, sirenobar_dos, solfoma, soyhansyhans, trauma_tizado, turiocio, ydum, zecarioca…
A todos y cada uno de ellos, y a los que me olvido, a los que han ido dejando su rastro en mi flog, a los que me provocaron para que dejara el mío en el suyo, a los que están todavía, desde el principio, a los que se han ido incorporando, y a los que ya se fueron, a todos muchas gracias, y felicidades por ser parte de esta cosa tan rara que es un flog, pero que me provoca tantas sonrisas y buenos momentos.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat

miércoles, 16 de abril de 2008

Ella, su hermano y el chulazo americano

Foto: Eme y su hermana en una terraza de una callejuela de Roma. Junio de 2007
Ella: A Teresa, así la llaman sus hermanos bromeando, comparándola con Teresa de Calcuta por lo buena que es, siempre me la he imaginado con una toga blanca, una venda en los ojos y una balanza en la mano, porque es la viva imagen de la justicia. Y aunque seguramente no sea así, esa es la imagen que yo tengo de ella, porque cada vez que hay un problema en la familia, que los hay como en todas, la visión que ella tiene, o la solución que ella propone siempre me parece la más justa, o la que más puede ayudar a solucionar el problema.
En junio del año pasado, estuvimos en Italia celebrando su 25 aniversario de bodas, ella, su marido y Eme, que aun no era mi marido. Allí descubrí una vez más que su sensibilidad es muy parecida a la de Eme, que es capaz de pararse ante un músico callejero y emocionarse, mientras escucha una pieza de flauta; o de disfrutar sin más de un descanso, sentada a los pies de un pozo, sin hacer nada, charlando y viendo como la gente pasea, o como suben y bajan del trageto; o cómo es capaz de desternillarse, con esa risa escandalosa que Eme también tiene, mientras nos tomamos una gigantesca cerveza en una callejuela de Roma. Así es Teresa: justa y sencilla, y supongo que por eso me gusta tanto y la quiero.
Su hermano: De Eme ya os he hablado algunas veces, seguro que ya sabréis que es mi compañero de fatigas, mi pasado, mi presente y mi proyecto de vida. Yo, que me siento bien pagado de la vida por tener todo lo que tengo, especialmente mi familia, y mis amigos. Sólo le pido que me deje seguir con Eme y celebrar nosotros también, si el reuma nos lo permite, nuestro 25 aniversario en Venecia, y sentarnos en los pies de aquel pozo, a mirar la gente pasar; o en Roma, si la artrosis nos deja caminar todavía por las callejuelas del Trastevere; o en cualquier rincón donde poder mirar hacia atrás y dejar que esa carcajada que ahí tenían Teresa y Eme, se transforme en una sonrisa llena de ternura y gratitud.
¿Y el chulazo americano? Pues ahí estaba, entre los dos. Mientras Eme y su hermana se hacían cariñitos, aproveché para atraparlo con el objetivo de la cámara, con la excusa de hacerles una foto a ellos, y a pesar que los tres hicimos el numerito para disimular y conseguir otra foto para mi colección de momentos robados, creo que se dio cuenta. Ahora, cuando miro la foto, me doy cuenta que son Eme y su hermana los que están enfocados, como si la cámara llena de sabiduría se empeñara en decirme que lo que vale realmente la pena, es lo que está enfocado, que el resto, es sólo un bonito fondo para adornar un momento feliz, y una anécdota para contar.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat
PS: Perdón, perdón, perdón, que hoy quería que la temática del flog fuera ORIENTE, en honor a /Iccarin, pero no ha podido ser…. Ah! si, calla, que no me había fijado… que la camiseta del chulazo americano está hecha en china, así que va por ti Iccarin.

sábado, 12 de abril de 2008

El chico de la mirada dulce II

Foto: Claudio. Lima (Perú), noviembre de 2007
Todavía no hace un mes que salió de Perú, camino de Bangkok, donde consiguió un empleo que le mantendrá ocupado durante unos meses, y que le servirá, pasado este tiempo, para volver a Sudamérica, pero esta vez a otro destino, seguramente Buenos Aires, un destino mucho mejor que Lima, según Claudio; un destino, que le servirá, dice, para volver a empezar.
Se marchó porque no le gustaba demasiado su país, ni su ciudad, ni su gente, porque no se entendía con su familia, porque su empleo había dejado de parecerle interesante, porque en Lima es imposible que un gay pueda vivir en pareja, como lo hacemos aquí.
A veces me he preguntado si realmente se gusta a si mismo. No logro entender cómo una persona que en comparación con la gente que le rodeaba tendría que sentirse afortunado y feliz, no lo es. ¿No debería sentirse feliz siendo licenciado en derecho en un país donde la mayoría de la población casi no tiene acceso a la educación? ¿No debería sentirse feliz teniendo un empleo que le permite tener un apartamento en uno de los barrios más exclusivos por la ciudad? ¡Qué tontería acabo de decir! No, por supuesto que no. Es como reducir la vida, y lo que nos hace feliz a algo tan sencillo como eso. Hay muchas otras cosas más importantes y más complejas en la vida que todo eso, y seguro que Claudio las andaba buscando.
Un día empezó a contarme una historia, su historia. La historia se remontaba incluso a antes de que él naciera. Me dijo que necesitaba dos o tres días para contármela, y que cuando la conociera entera sabría por qué quería marcharse de Lima. Quería que la escribiera para él, que la novelara, que le diera forma a su historia, esa era su ilusión. Y yo le dije que lo intentaría, que me encantaría probarlo, pero que creía que estaba poniendo demasiadas expectativas en mis posibilidades.
A parte de tener una mirada dulce, Claudio es un chico guapo, cariñoso, inteligente e inquieto, que se pasa la vida huyendo, todavía no sé de qué, o tal vez sólo buscando la felicidad, el problema es que aún no ha aprendido que la felicidad no la podrá encontrar nunca fuera, por mucho que viaje, por mucho que huya, que tiene que buscarla en su interior. Cuando sepa eso, ya podrá ser feliz en Bangkok, en Buenos Aires o incluso en Lima.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat
PS: Gracias a Albert, por haber entendido la mirada de Claudio y reflejarlo en los retoques de la foto.

jueves, 3 de abril de 2008

El chico de la mirada dulce I

Foto: Un restaurante de Lima (Perú), noviembre de 2007
Cuando hice las otras actualizaciones sobre la gente de Perú, hablé de las personas de ese país en general, y aun sabiendo que igual que aquí había una historia detrás de cada una de aquellas personas, fui reduciéndolas a grupos sociales o étnicos. Sin embargo, hubo para nosotros una persona muy especial en aquel viaje, que aun estando también dentro de otro grupo social, la pequeña burguesía limeña, se merece una actualización a parte: el chico de la mirada dulce.
A Claudio, así llamaremos al chico de la mirada dulce, le conocimos el último día de estancia en el país. Se acercó a nosotros con toda la naturalidad del mundo, supongo que atraído por ese nosequé que tienen los turistas, que les hace más interesantes a los lugareños de algunos países.
Empezamos a hablar sobre lo que hacíamos en el país, sobre lo que habíamos visto y lo que todavía nos quedaba por ver. Enseguida se creó un clima de naturalidad y confianza, como si hiciera siglos que nos conocíamos. Después de pasar una tarde agradable, cuando ya se había oscurecido, nos ofreció ir a cenar juntos y enseñarnos la zona de marcha de la ciudad. Al ser nuestra última noche y no tener nada mejor que hacer, aceptamos.
Primero pasamos por su casa, para que se cambiara de ropa. Vivía en el barrio de Miraflores, uno de los barrios más exclusivos de Lima, relativamente cerca de donde estaba nuestro hotel. El edificio donde vivía y la zona en la que se hallaba dejaban claro que su nivel económico era mucho más alto que el de la mayoría de los peruanos que nos habíamos ido encontrando por el resto del país. Luego nos contó que era abogado, y que trabajaba en temas de Derechos Humanos.
Durante la cena en un lugar elegido por él, de los que aquí llamaríamos un excelente restaurante, seguimos hablando, pero ya de temas mucho más íntimos: de su familia, de lo mal que estaba Perú en temas sociales, de lo cerrada que era la sociedad, incluso en Lima, y de lo difícil que era ser gay en aquel país. Al acabar la cena, nos llevó a conocer Barranco, un precioso barrio donde había muchos locales de marcha, pero no entramos en ninguno, sino que seguimos caminando tranquilamente para disfrutar de la suave noche y bajar la copiosa cena que nos habían ofrecido en el espectacular restaurante.
Después de un agradabilísimo día y de una entrañable noche, intercambiamos nuestras direcciones de correo electrónico, para seguir en contacto, y mientras se marchaba volvió a regalarnos esa mirada dulce y esos ojos brillantes, que me habían encantado nada más verlo.
Al día siguiente después de un montón de horas de avión, regresábamos a casa, y todavía no recuperado del jet lag, añadí su dirección en el Messenger. Aquel mismo día coincidimos, y desde entonces hemos ido hablando cada vez que hemos coincidido, que ha sido bastante a menudo, y nos hemos ido contando nuestras cosas, porque a pesar de conocernos sólo de un día, se creó entre nosotros una gran complicidad, aunque pueda parecer raro.
Actualmente ya no está en Perú, pero ya eso es otra historia, que os contaré en la próxima actualización y posiblemente os ponga una foto suya.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat