miércoles, 24 de diciembre de 2008

Felicitación ramesterazida

Foto: también remasterizada, la familia al completo. Prueba para la foto oficial de Navidad, que nunca se llegó a hacer. Terrassa, navidad de 2006.
Como no han cambiado muchas cosas, y el tiempo no me deja hacer mucho más, aprovecho para remasterizar el texto del año pasado:
“A pesar de que en estas fechas en las que todo se ha tergiversado, es cuando uno se da cuenta que no hace falta hacer nada en la vida para “triunfar”, que es suficiente casarse con un torero friky, divorciarse y ser todavía más friky para que la “prensa especializada” se preocupe por uno; a pesar de que lo que envuelve al amor y a los buenos sentimientos en estas fechas es una gran y carísima mentira que sólo interesa para vender más, igual que el día del padre o de la madre; a pesar de que la gente se emperra en adornar sus balcones como un puticlub de carretera, por no sé qué necesidad; a pesar de todo eso, digo, uno siente la necesidad de estar con los suyos, más que el resto del año, de ser mejor persona, de inflar los correos electrónicos y los teléfonos móviles de felicitaciones recibidas y reenviadas infinidad de veces y la mayoría de ocasiones con muy poco gusto.
A pesar de todo eso, me gusta sentarme y sentirme con mi familia y con todos los míos en estas fechas y compartir esa sensación de que estamos muy bien, para qué lo voy a negar. Y me gusta saber que formo parte de algo, de ese algo, y que tengo el apoyo de toda esta gente que camina conmigo, que viaja en esta complicada aventura que es la vida.
Felices fiestas viajeros, como no. “
Entrellat

sábado, 20 de diciembre de 2008

La confesión de González

Foto: González (a la derecha) y yo (a la izquierda) en la Escuela de Guerra Naval. Madrid, verano de 1986

Mis compañeros de viaje se habían quedado a descansar en nuestro hotel. Como yo no tenía sueño, decidí salir a pasear por el centro de Madrid, con mi cámara colgada al cuello. Poco me imaginaba entonces lo que daría de si aquel paseo, tanto que incluso me encontré con un viejo amigo, al que no había visto desde enero de 1987, cuando acabamos el Servicio Militar. Miento, en otra ocasión habíamos vuelto a coincidir, en Madrid también, justo un año después de aquel enero.

A pesar de los veinte años que hacía que no nos habíamos vuelto a ver, nada más cruzarme con su mirada, le reconocí. Su cara estaba exactamente igual, y llevaba el mismo corte de pelo que entonces: la ralla al lado y un discretísimo tupé, como un niño bueno. González siempre había sido muy discreto para todo. Su sonrisa era igual de tímida que entonces, sonreía como pidiéndole perdón al mundo. Iba vestido con tejanos, tal y como yo lo recordaba, y con un anorak negro con cremallera.

Él también me reconoció, a pesar de que yo sí que había cambiado, por no decir que esos veinte años habían dejado mucha más huella en mí, que en él.

- Hola, marinero – me dijo mientras se acercaba.

- ¡Holaaaaa, González! - dije yo, sin poder dejar de sonreír – ¡Qué coincidencia, qué casualidad, que alegría! ¿Pero cuanto tiempo hace que… 10 años? ¿15? – continué, sin poder parar de hablar, como intentando recuperar todo ese tiempo.

- Creo que más - dijo él.

- Bueno, cuéntame. ¿Cómo estás? ¿Estás solo? ¿Qué haces en Madrid, de vacaciones, de puente? – volví a preguntar.

- No. Bueno, sí. Estoy… Bueno, ya no vivo en Córdoba, vivo aquí, acabo de entrar en… - dijo cortando la conversación, con aquella media sonrisa que tenía a veces.

- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? – le pregunté.

- Sí, sólo que… Me da vergüenza decírtelo.

- Pero hombre, por Dios, si hace muchísimo tiempo que no nos vemos y ya no somos niños – dije para quitarle hierro al asunto.

- Pues nada, eso, que no estoy de viaje, que vivo aquí desde hace unos meses. He entrado en el seminario – dijo mirando hacia el suelo.

- ¿En el seminario? ¿En qué seminario? – dije medio desconcertado.

- Pues eso, que quiero ser Sacerdote.

- Qué me dices, pero si tú no… antes no… - dije sin poder acabar la frase.

- Mira, cosas que pasan.

Seguíamos en medio de la calle Preciados, pero ahora mi sonrisa se había vuelto preocupación. La verdad es que no recuerdo cómo acabó la conversación, ni siquiera sé si nos dimos los teléfonos para no perder el contacto. Me hizo una ilusión tremenda encontrármelo de nuevo, pero aquella confesión me desconcertó mucho. No podía entender cómo aquel chico tan divertido, tan lleno de vida, con el que había pasado las largas tardes de verano de finales de los ochenta, era ahora una persona triste y llena de dolor. Me hubiera gustado ir a tomar un café o un chocolate con él por allí, preguntarle más cosas, intentar ayudarlo, o contarle cómo me había tratado la vida. Tantas cosas… pero por desgracia mi sueño acabó ahí. Supongo que aquel sueño que tuve en Madrid, como lo había sido el de Jose, hacía poco más de seis meses era un resto diurno, o tal vez un tema pendiente, y aprovechó mi estancia en Madrid para volver de mi subconsciente. Ojalá sea la premonición de algún reencuentro.

Que tengáis un buen día, viajeros.

Entrellat

viernes, 19 de diciembre de 2008

A la tercera va la vencida

El puente de la constitución dio para mucho en Madrid. Como decía hace un par de actualizaciones se celebraba el 30 aniversario de la constitución, así que hubo quien aprovechó para reivindicar la III República.
No sabíamos nada de la manifestación, nos la encontramos por casualidad, pero durante un rato nos unimos a ellos. Sí, soy republicano, vencido y convencido.
Mi amiga Milita, que también venía con nosotros, decía que gritáramos “Catalunya independent”, pero yo le dije que no, que primero una cosa y luego la otra, que no mezcláramos manzanas con peras, como dijo la señora Aznar en una ocasión. No vaya a ser que digan: “claro, la república sólo la quieren los catalanes”, que hay mucho manipulador y mucho ignorante por el mundo. Cierto. Había gente que mientras pasaba por al lado decía que los manifestantes eran de Esquerra republicana, incluso uno dijo que éramos de Terra Lliure.
El otro día leía en una encuesta de una publicación periódica gratuita, que el 52% de los españoles le gustaría que no hubiera monarquía. Rigor a parte, lo que no quedaba claro era si eso quería decir que se sienten más republicanos que monárquicos, u otra cosa que todavía me da más miedo.
Decir que nos iría mejor con la III República que con la monarquía, sería hacer política ficción y entrar en un juego dialéctico que realmente me aburre, por lo poco eficaz. Pero lo que sí es seguro es que no me gustan las imposiciones. No creo que los Borbones tengan derecho a ser los “jefes de estado” por el hecho de haber nacido en esta familia. Me gusta saber que si un dirigente no lo hace bien, se le puede echar a golpe de urna.
Llamadme sentimental, “tonto-el-haba” o como queráis, pero al grito de “España mañana será republicana”, se me ponía la piel de gallina; y eso que cuando oigo el nombre de España utilizado como arma arrojadiza me suele dar mucha grima.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Yo, en la manifestación por la III República. Foto 2: Un manifestante con un ocurrente cartel. Madrid, diciembre de 2008

miércoles, 17 de diciembre de 2008

García-Alix o la cruda realidad

Foto: Una de las piezas de la exposición. Madrid, diciembre de 2008
“La fotografía es iconografía de muerte. Está en su naturaleza. En ella ya no somos como somos. Somos como éramos…
… una colección de retratados, es una colección de futuros cadáveres.
La fotografía es un poderoso médium. Nos lleva al otro lado de la vida. Y allí, atrapados en su mundo de luces y de sombras, siendo sólo presencia, también vivimos. Inmutables. Sin penas. Redimidos nuestros pecados. Por fin domesticados… Congelados. Al otro lado de la vida… De donde no se vuelve”
Alberto García-Alix
Alberto García-Alix, nació en León, pero podría haber nacido en Burgos, en Roma, en Nueva York o en Hong Kong. No lo digo yo, lo dicen sus fotografías. Pero es madrileño, porque le tocó vivir en Madrid, pero podría haber vivido en Londres, en París, en Praga, o en el barrio chino de Barcelona. No lo digo yo, lo dicen también sus fotografías.
La exposición de García-Alix “De donde no se vuelve”, que se puede difrutar/sufrir hasta el 16 de febrero de 2009 en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, está compuesta por una retrospectiva de sus fotografías. Además, como regalo nos ofrece un bomboncito, un video en el que textos como los que habéis leído al principio, interpretados con su propia voz, acompañan a sus fotografías. El video montaje es una declaración de principios, como lo es su fotografía. Es una visión de la vida, de su vida. Una vida dolorosa, cruda, de la cual ha ido recogiendo en trocitos de papel a los protagonistas, a veces personas, a veces sitios, a veces objetos, pero siempre protagonistas de su vida, de la vida por la que él ha pasado. Ese bombón de chocolate, al que ha substituido el azúcar por hiel, por la más cruda verdad, vine ya pelado, no lleva envoltorios, ni papel de celofán.
Destacaría sus retratos del lado menos glamuroso de la Movida Madrileña, de las drogas, la marginalidad, y del precio que había que pagar por estar allí, siendo parte de esa movida. Su enorme colección de autoretratos en el tiempo, dicen mucho de todo esto.
Tanto Eme como yo, estuvimos casi toda la visita sin decirnos nada, y salimos de la exposición con los ojos vidriosos, con el estómago encogido y con un cierto dolor.
Y… No, nada más. Prefiero que el que tenga oportunidad la vea. A los madrileños afortunados, que no la dejen escapar; y al resto, una pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que fuisteis a ver arte en Madrid? No, aquella vez no vale. Esto que nos ofrece García-Alix, sí es arte de verdad, es la vida misma. ¿Hay algo más artístico que eso?
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
PS: Por cierto, si no tenéis suficiente con esta exposición, podréis ver otra foto suya en la exposición Collage, en la Galería Sen de Madrid (C. Barquillo, 43), en la que comparte espacio entre otros con el artista José Luis Marín , al que seguramente conoceréis como /sirenobara_dos, otro artistazo por todos los costados.

martes, 16 de diciembre de 2008

En el parque temático

Nuestra estancia en Madrid coincidió con el 30 aniversario de la Constitución. Para celebrar el evento, se habían organizado dos jornadas de puertas abiertas en el Congreso de los Diputados, y como a una de las personas que iba con nosotros le hacía ilusión visitar el congreso, máxime en una fecha como aquella, nos acercamos el primer día para visitar el hemiciclo e intentar distinguir en el democrático techo del recinto las marcas de las balas que un 23 de febrero el señor Tejero hizo vestido con sus mejores galas.
El primer día llovía, pero aun así la cola ya daba la vuelta por el museo Thysen y continuaba Paseo del Prado arriba. Sin querer averiguar hasta dónde llegaba, decidimos cambiar de planes y hacer otras cosas de las que teníamos en el “programa”.
El segundo día a primera hora ya estábamos allí. Pasamos por delante de “La tienda del Congreso” (ver foto) y seguimos hacia la puerta de los leones, por un lateral de la cual estaba la entrada a la visita. Para ser educado diré que me pareció curioso que existiera una tienda en la que comprar jarritas para el desayuno, y otros suvenires con motivos del hemiciclo, como si de un parque temático se tratara, y me imaginé a los ministros vestidos de leones de fieltro, o de Guardias Civiles golpistas repartiendo folletos y vales descuento para consumiciones en el McCongreso, diciendo a la gente que pasaba con sus bandejas, “se sienten, coño”.
Para los que conozcáis Madrid, la cola ya bajaba por la Carrera de San Jerónimo, daba la vuelta por el museo Thysen seguía por el Paseo del Prado hasta llegar a la Cibeles; para los que no lo conozcáis, preguntamos a un policía que controlaba el evento y nos dijo que había unas 4 horas de cola. Por supuesto volvimos a desistir, aun a sabiendas que era la última oportunidad que teníamos de visitar el recinto donde nuestros representantes se pelean y discuten nuestro futuro.
Aun así, creo que ganamos con el cambio, no porque al dejar el Congreso viéramos una enorme limusina en la puerta del hotel que está justo en frente, de la que bajó Paris Hilton ataviada con un magnífico chándal rosa y gris, no. Si no porque el cambio consistió en ir al Reina Sofía. Los que no lo habían visitado nunca decidieron ir a ver el Guernica y su casi más espectacular colección de obras preparatorias, y el resto, Eme y yo, fuimos a ver la inquietante exposición retrospectiva de fotografías de Alberto García-Alix, y otra menos inquietante pero también interesante de Zoe Leonard. Sin embargo debo reconocer que la primera me dejó tan impresionado (y a Eme también), que no disfruté de la segunda, todavía tenía la cabeza en la primera. Mañana os hablo de la exposición de García-Alix, creo que se merece una actualización aparte.
Justo después nos fuimos a tomar un café a la preciosísima cafetería de la ampliación del museo, diseñada por el arquitecto Jean Nouvel, que como todo lo que hace este señor, autor entre otras cosas de la Torre Agbar en Barcelona, o del Instituto del Mundo Árabe en París, tampoco nos dejó indiferentes.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: La tienda del Congreso. Foto 2: fachada del congreso. Madrid, diciembre de 2008

lunes, 15 de diciembre de 2008

La Costanilla de San Andrés

Foto: La Costanilla de San Andrés, en el barrio de La Latina. Madrid, diciembre de 2008

Salíamos del restaurante donde habíamos parado a cenar, pero en vez de desandar nuestros pasos para llegar al hotel, decidimos no bajar por la Costanilla de San Andrés, que aunque su nombre ya nos había avisado la primera vez de lo empinado del trazado, y aunque esta vez hubiera sido de bajada, después nos hubiera esperado traicioneramente la subida de la calle Segovia.
Era la última noche y la reserva de fuerzas y de antiinflamatorios estaba llegando a su fin; por eso decidimos acabar de subir los metros que nos faltaban de la Costanilla de San Andrés, y seguir hasta el metro de La Latina.
Al final de la subida estaba la iglesia que compartía nombre con la Costanilla. En la puerta había un par de “sin techo” calentándose con una improvisada hoguera que habían hecho dentro de un bote de metal. Seguimos caminando y en un entrante que había en un portal, había otro preparándose para dormir en la calle. Tenía una goma en el brazo, y una jeringuilla en la otra mano. Me gustaría decir que se preparaba para pasar la noche tomando un caldito caliente, mientras se metía en un saco de dormir; pero no era así. Se preparaba para pasar la noche, sí, pero seguramente “el caldito” que se iba a meter intravenoso, era lo único que se metía en el cuerpo ese día.
Un poco más adelante, a tan sólo unos pasos, caminando delante del teatro que Lina Morgan tiene allí, una chica le preguntaba a un chico más o menos de su edad: “¿Saben tus amigos que te metes?”. El chaval daba excusas de mal pagador diciendo: “Bueno, alguno, no todos”. Estos dos iban bien vestidos y se dirigían seguramente a comprar algo con lo que “divertirse”.
Unos pasos más allá estaba la parada de metro La Latina. Bajamos por las escaleras, tomamos un tren y nos dirigimos hacia nuestro hotel, hacia nuestras calentitas y secas habitaciones. Aquellos “sin techo” que habíamos dejado atrás, no eran los primeros con los que nos habíamos cruzado en este viaje, y tampoco tenían la misma suerte que nosotros.
En este viaje como siempre he vuelto enamorado de Madrid, de su gente, de sus historias, de su cultura, pero esta vez he visto también un Madrid menos amable, más deshumanizado que otras veces.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat

viernes, 5 de diciembre de 2008

Speaking in silver

Foto: La carta de Konstantin. Terrassa, diciembre de 2008
Queridos señores de la Real Academia de la lengua española:
Mi nombre es Konstantin, y hasta hace un par de años vivía en el sur de Rusia, pero me vine a vivir a su país, por cuestiones de trabajo; sin embargo, creo que volveré a Rusia, porque no me acostumbro a su lengua. Me dijeron que era una lengua sencilla de aprender, pero no ha dejado de generarme problemas desde que llegué. Les pondré un ejemplo.
Mi vecino Hache se enfada mucho conmigo cada vez que lo llamo por su nombre. Yo pensaba que se llamaba José, porque así lo vi escrito en el buzón y cuando hablé con otro vecino de él, y le pregunté:
-Has visto a José el presidente?
-Querrás decir a Pepe – me dijo.
-Pues en el buzón pone José – le dije yo.
-"Llámale hache"- me dijo él, y desde entonces le llamo así, pero veo que no le gusta mucho.
El mismo día bajé y le dije: Hache, me dejas un martillo, que tengo que "clavarle un clavo" a la vecina del quinto. No sé qué entendió, pero se empezó a reír y me dijo que iba a buscarlo y que venía "cagando leches". Yo pensé que le había sentado mal el desayuno y que tenía diarrea, pero no, volvió enseguida con el martillo y se volvió a marchar con una sonrisa picarona en la cara.
Al ver que no podía clavar el clavo, bajé otra vez a casa de Hache y le pedí un taladro, y me dijo que no tenía, que eso "valía un huevo"; así que subí a casa y bajé a la ferretería, pero a la chica de la caja no le hizo gracia que le pagara con un huevo.
-"Te vas a quedar conmigo?"- me dijo la chica, como enfadada.
-No, no me puedo quedar contigo- le dije yo - tengo que "clavarle un clavo a la vecina", por eso quería el taladro.
-"Me tomas el pelo?" - me volvió a preguntar la chica, que parecía más enfadada todavía, y cuando acerqué la mano para acariciarle su cabellera, me soltó un bofetón, que me dejó sordo.
-"Lárgate pitando" de aquí – me dijo la chica quitándome el taladro de las manos.
- Piiiiii – dije yo mientras me marchaba, con una mano en la oreja, y sin entender absolutamente nada, pero no era cuestión de que se enfadara más.
Al llegar a casa de la vecina para explicarle lo que había pasado, me dijo: - date prisa, que "vas pisando huevos". Miré al suelo pensando que se me había caído el que había bajado a la ferretería, pero me acordé que se lo había quedado la cajera. La vecina empezó a hablar y hablar, y a hablar, y yo a pesar de que no entendí lo de los huevos, esperé a ver si era verdad lo que decía Hache, que la vecina del quinto "hablaba por los codos"; pero no fue así, sólo hablaba por la boca, como todos.
Les escribo esta carta para que sepan que su país me gusta, pero que en unos meses, cuando acabe mi contrato de trabajo volveré a mi país, porque no puedo soportar todo esto, no entiendo a los españoles. Además quería pedirles si podrían eliminar de su lista de frases hechas, la de "beber como un cosaco", porque todos se ríen de mí cuando digo que soy abstemio, y me obligan a beber hasta caer en coma etílico.
Atentamente,
Konstantin el Cosaco
Hoy me voy de puente a Madrid, si queréis algún recado me lo decís. Yo aprovecharé para ver alguna exposición y pasear por las calles de capital del reino. Ah! y para llevar la carta de Konstantin a la Real Academia de la lengua, pobre hombre.
Que tengáis un buen fin de semana, viajeros.
Entrellat

martes, 2 de diciembre de 2008

Secretos inconfesables

Foto: La tarta de manzana realizada hace unos minutos con la receta de Cuarzolaya
Después de salir del lavabo, Andrés volvió a pasar por el largo pasillo que le separaba de la cocina. Si antes ya le parecía largo, desde que tuvo el infarto cerebral, hacía escasamente un año, todavía le parecía mayor. Le costaba mucho no arrastrar los pies, ya que a pesar de no ser muy mayor, el infarto le había dejado la movilidad algo reducida. Se agarraba a las paredes en el intento de no arrastrar las zapatillas de franela, para no hacer ruido. No quería que su hija se despertara y le pillara hurgando en la nevera.
Se dirigió a la cocina por segunda vez, haciendo al revés el mismo recorrido que había hecho hacía veinte minutos. La primera vez salió de su habitación y entró en el lavabo que estaba situado justo al lado. Su hija lo tenía reservado exclusivamente para él, por la proximidad de las dos estancias, decía ella, aunque la realidad era que no soportaba que la primera visión que tuviera por las mañanas al levantarse fuera el bote con la dentadura de su padre.
Nada más entrar en el lavabo, tiró el agua del bote y sacó su dentadura postiza, se secó con la toalla, y se dirigió a la cocina, despacio, con la dentadura en la mano. Cuando llegó, cortó un trozo de papel de aluminio del dispensador que estaba en la repisa, al lado del microondas, envolvió la dentadura y la introdujo en el congelador, escondida debajo de lo primero que encontró, esta vez le pareció que eran unos sanjacobos.
Volvió a hacer el camino hacia el lavabo y cuando terminó de asearse y de peinarse, retomó el pasillo hacia la cocina, abrió el congelador, retiró los sanjacobos, y recuperó su dentadura. La desenvolvió meticulosamente y se la colocó. Le encantaba sentir el frescor que en tan poco tiempo conseguía retener la dentadura. Esa sensación le aliviaba sus dañadas encías y conseguía un placer, que desgraciadamente duraba tan solo unos minutos.
Con la dentadura ya puesta, cortó un trozo de tarta de manzana que su hija había preparado el día anterior con una receta que había encontrado por internet y la degustó, sonriendo por esos pequeños placeres, el de la dentadura fría y el de la tarta de manzana, que la vida todavía le ofrecía, como si fueran secretos inconfesables. Aunque en cierto modo lo eran, ya que su hija le había prohibido que dejara la dentadura en la nevera, a pesar de que ella dejaba el antifaz de gelatina que utilizaba para sus cada día más habituales migrañas; pero claro, era su nevera, era su casa.
Hace un momento he visto una receta de manzana en la página de /cuarzolaya, y como se me había acabado el riquísimo tiramisú que /latriche y los demás trajeron a la cena-excusa-para-vernos de este sábado pasado, he corrido a preparar una, porque me ha parecido muy sencilla. Ahora mismo corro a probarla, que hace unos minutos que la he dejado encima del mármol enfriando y mientras tanto os he preparado esta historieta. En la próxima actualización os digo como quedó la tarta.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
PS: Aprovecho para dar las gracias a el_ruso80, la_triche, mr_conxito, nekobcn y a mi hombre por el buen rato que me hicieron pasar este sábado en casa. Y a cuarzolaya por la receta.

martes, 25 de noviembre de 2008

Imágenes y palabras

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero a mí me gusta combinar las imágenes con mis textos; y eso es lo que vengo haciendo desde hace un tiempo en este espacio, porque creo que las unas enriquecen a los otros y los otros a las unas, como si de una relación simbiótica se tratase.
Cuando era pequeño, me gustaba mirar las ilustraciones de los libros, especialmente cuando leía las aventuras de Los Hollister, unos libros de Jerry West, escritos en los años 60 pero que por mi edad, por motivos editoriales y de traducción llegaron a mis manos a finales de los 70, principios de los 80. En todo momento mientras los leía intentaba adivinar qué momento del relato había intentado reflejar el ilustrador. Era como una visión fotográfica o cinematográfica de la lectura. Para mí, aquellas ilustraciones eran como fotogramas de la película que me iba montando mientras leía el libro. Buscaba el momento en que el ilustrador había hecho el click a su cámara de fotos. Tengo que reconocer que casi siempre me decepcionaban aquellas ilustraciones, no por su baja calidad, si no porque no se parecían a la foto que yo había sacado en mi cabeza, a la interpretación que yo había hecho de lo que había leído. Todavía no sabía que aquellas novelas para niños, como cualquier otro libro, tenía tantas lecturas, como lectores hubieran, y que por tanto la visión del ilustrador no tenía por qué parecerse a la mía.
Esa visión fotográfica me recuerda a la que tienen los fotoperiodistas, ya que intentan hacer click en el momento exacto para poder explicar en una sola imagen lo que está sucediendo. Y eso es especialmente lo que se premia en el World Press Photo, una imagen o una colección de imágenes sorprendentes e impactantes que en un solo click hayan retratado un momento especial o de importancia histórica.
En su edición de este año, el World Press Photo 2008, visita una vez más el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona CCCB. Podréis visitarlo sólo hasta el próximo 14 de diciembre.
Este fin de semana he aprovechado que tenía visitas de fuera para llevarlos a la exposición. Decir que vale la pena verla quedaría vacío de significado, pobre. Tan sólo una cosa, si tenéis la oportunidad de ir, no dejéis que os lo cuenten.
Que tengáis un buen día, viajeros.

Entrellat

Fotos: Visitantes de la exposición mirando fotos. Barcelona, noviembre de 2008

jueves, 13 de noviembre de 2008

Cosas en común

A veces hay gente con la que nada parece unirte, y con la que crees que jamás llegarás a nada, hasta que la vida te da en las narices y te demuestra que estás equivocado. No sabría decir en qué momento Ene pasó de ser una compañera de la Escuela de Idiomas, a ser una de las personas con la que tengo más cosas en común.
Hoy Ene es una de mis mejores amigas, y una de las personas que más quiero. Es mi socia en SAMAFURU, una “empresa” que hemos empezados juntos con muchísimo cariño. Es tal vez una de las personas que mejor me entiende y me conoce, y con la que hemos pasado juntos TAMBIÉN momentos bastante duros. Pero si hiciera un corto con los mejores momentos de mi vida, ella saldría en la mayoría de las escenas; como la comida que hicimos en su casa este fin de semana, con su marido, con el mío, con Marie y su novio, y con dos amigas Yoyo y Ana, con las que también hemos vivido muchos momentos divertidos.
Jota, su marido, nos preparó la comida, un sancocho dominicano que estaba riquísimo, pero que nos dejó caos a casi todos. Durante esa comida como siempre que nos reunimos, nos reímos mucho. También bebimos como cosacos y comimos como si lo que hubiera en los platos fuera la última comida que hubiera sobre la tierra. Tanto fue así, que tuvimos que salir a pasear para bajar ese contundente plato. Aunque todo hay que decirlo, hubo gente que se llevó un “taper” con un poquito de sancocho.
Durante el paseo, mientras iba con Yoyo agarrados del brazo, justo antes de encontrar el cartel que colgué en la anterior actualización, miré a los otros que caminaban por delante de nosotros, charrando, riendo, paseando sin prisa y sin ninguna complicación, y recordé el momento de la comida, con las risas, las conversaciones cruzadas, el sonido de las cucharas en los platos, y del vino cayendo en las copas, y aunque empezaba a sentir un incipiente dolor de cabeza, volví a pensar que Snoopy tenía razón cuando decía que “la felicidad es un plato de patatas fritas”; bueno, de sancocho en este caso. Y así es, en cualquier momento uno puede sentirse feliz, basta con pararse a mirar, a contemplar la felicidad en la cara de los otros.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Ene en una fiesta en febrero de 2008. Foto 2: Ana, Julio y yo en la comida del Sancocho, este domingo

lunes, 10 de noviembre de 2008

La Crisis

Foto: Un cartel pegado a una farola. Terrassa, ayer
Ayer, mientras paseaba con unos amigos por una céntrica plaza de la ciudad, vi este cartel. Os lo transcribo literalmente, porque la calidad de la foto no es muy buena.
MARIDO DE ALQUILER
. Hacemos todos los trabajitos que haria un hombre en casa
. Canviar los muebles de sitio
. Fijar un cuadro a la pared
. Canviar una bombilla
. Pintar una habitación
. Cortar del césped
. Tirar la basura
. Sacar el perro a pasear Etc…
SI USTED ESTÁ HARTA O HARTO DE ESPERAR A SU PAREJA NO DUDE EN LLAMARME
Soy serio, responsable, puntual… Total disponibilidad 24h (sic)
Podríamos hacer diferentes análisis, sociológico, gramatical, desde el punto de vista de la igualdad de la mujer, o simplemente descojonarnos y empezar a pensar mal, por lo de los trabajitos que un hombre haría, pero el cartel es tan ocurrente, que habla por sí solo. He titulado la actualización de hoy La crisis, pero en realidad se tendría que llamar: Ante la crisis, creatividad, o simplemente Ole tus güevos.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat

viernes, 7 de noviembre de 2008

La fundación II

En la actualización anterior decía que César Manrique compró los terrenos sobre los que había localizado las cinco burbujas volcánicas y que construyó allí lo que sería su casa.
A pesar de que las burbujas ya estaban allí, y estaban interconectadas entre si, tuvo que contratar a unos dinamiteros para que hicieran unos pasadizos más accesibles entre una y otra burbuja, pulir la parte baja de las salas y allanar el suelo, el resultado fue increíble. En la foto podéis ver una de las salas, en la que incluso hay una palmera, cuya copa sale hacia la parte exterior y va a dar a lo que es el jardín de entrada de la casa, en otra de las burbujas, sigue estando la higuera que le llevó hasta allí. Como casi toda la obra de Manrique, esta casa intenta integrar el paisaje volcánico con las intervenciones que él realizó, y creo que lo consiguió.
Poco a poco la construcción fue adquiriendo renombre, no sólo entre arquitectos y personas famosas de la isla, sino también entre gente de fuera de la isla, y el número de visitas que recibía César en su casa era cada vez más numeroso, hasta tal punto que llegó a ser un agobio para él. Decidió entonces transformar su hogar en una fundación, su fundación. Volvió a construir y a decorar una nueva casa con los muebles que tenía de la anterior y allí fijó su nueva residencia, en el municipio de Haria, un lugar algo alejado, si es que existe la palabra lejos en Lanzarote. Empezó entonces a preparar la casa sobre las cinco burbujas para convertirla en un museo en el que poner su obra y la colección de obras de otros artistas amigos, que había ido atesorando durante toda su vida.
Llegó a inaugurarla y la vio en pleno funcionamiento, pero a la salida de una de sus muchas visitas a la fundación, tomo su coche, se saltó un ceda el paso y tuvo un accidente de tráfico que le sesgó la vida a la edad de 73 años. Corría por aquel entonces el año 1992.
Su vida se acabó, y con él sus muchos proyectos pendientes, el más importante de todos, convertir la isla de Lanzarote en su gran obra. Tal vez pueda parecer pretenciosa esa intención, pero es innegable que Lanzarote no sería lo que hoy es sin su integradora y no menos ecológica visión del arte.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto1: Una de las burbujas volcánicas acondicionada como sala de estar. Foto 2: Yo en el jardín inferior, donde está situada la piscina. Fundación César Manrique. Lanzarote, octubre de 2008

martes, 4 de noviembre de 2008

La fundación

En mi actualización del pasado día 27 decía que gracias a Manrique se habían fijado unos criterios urbanísticos en la isla de Lanzarote, que convertían a los pueblecitos que uno se iba encontrando por las carreteras en enormes y preciosos belenes.
No he leído exactamente en qué consisten esos criterios, pero uno descubre observando que el único color que está permitido es el blanco, aunque alguna que otra casa se arriesga con un tono beige, o con algún tono tierra; en las ventanas, puertas y balcones, el verde y el marrón son los colores que predominan; y no existen las tejas, son caras y poco necesarias, ya que casi no existe la arcilla y es la menos lluviosa de todas las islas; los tejados son como las paredes, blancos y de rebozado.
Esos criterios que parecen restrictivos y austeros, demuestran una eficacia y una genialidad absolutas, pero donde realmente uno tiene la sensación que Manrique era un genio, es en lo que había sido su casa, lo que ahora es la Fundación César Manrique. Allí uno descubre espacios como el de la foto, en los que parece que la casa estuviera antes que las erupciones volcánicas, porque ha integrado las lenguas de lava en el interior de la construcción, como si hubieran entrado por la ventana; porque burbujas volcánicas en el subsuelo están integradas como habitaciones más de la vivienda.
Parece curioso, pero fue un vigilante de la fundación, y no un guía, el que nos contó la historia de la casa. Más o menos esto fue lo que nos dijo:
César Manrique se encontraba por lo que entonces era un descampado de lava, haciendo fotos y al ver una higuera se acercó, porque le pareció curioso que un árbol de esas características creciera y diera frutos en medio de la nada. Descubrió que la higuera estaba metida en un agujero grande, y que lo que salía hacia el exterior era únicamente la copa del árbol. Sin pensárselo dos veces bajó descolgándose por el tronco de la higuera y descubrió una enorme burbuja volcánica a la cual se le había caído el techo y en la que había crecido este intrépido árbol. Descubrió, además, que esta burbuja no estaba sola, que estaba interconectada con otras cuatro burbujas más, a modo de cuevas con entradas de luz en el techo.
Compró esos terrenos, y sobre estas cinco burbujas construyó lo que sería su casa, lo que sería su fundación y lo que acabaría costándole la vida. Pero cómo sucedió todo eso, os lo cuento mañana.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Detalle de una ventana de la Fundación César Manrique. Foto 2: Una colada de lava integrada en una pared de la casa. Lanzarote, octubre de 2008.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Balada de otoño

Foto: La terraza de casa, hace un rato
Llueve, detrás de los cristales llueve y llueve - dice Serrat en su balada de otoño. Y así está el día, así está la semana. Este otoño parece querer hacerle caso a las bellas melodías del Noi del Poble Sec. Un canto triste de melancolía - continúa, y mi ánimo también parece querer hacerle caso. Y cuanto más miro por la ventana, mientras veo a la gente pasar por la calle con sus paraguas, con el paso rápido, que parecen querer llegar pronto a sus casas, al abrigo y al calor de sus familias, más melancólico parece que me pongo. No sigo, podría ser terrible.
Hoy sólo os dejo a Serrat cantando su Balada de otoño, aunque a mí me provoca más la versión de Mina, Ballata d’autunno.
Aclaraciones:
Releyendo la actualización de ayer, me he descubierto un poco borde, un poco bastante, y sí, asumo mi yanquifobia y a todo lo que sean imposiciones de este u otro colectivo, pero reconozco que las pobres chicas no tenían culpa alguna. Les pido perdón por mi respuesta, el año que viene tendré galletas, la falda de piqué no, que me hace gordo.
También di por supuesto que era el día de difuntos, cuando en realidad era el de Todos los Santos. Hoy sí es el día de difuntos, aunque generalmente se celebran juntos por cuestiones de calendario, como me apuntaba /podi_es_podi.
Pueda parecer por la actualización de ayer y las aclaraciones de hoy que soy un amante de las tradiciones, y un defensor a ultranza de las costumbres, pero no, que no, que aunque me encanta todo lo que diferencia a un pueblo de otro, lo que le da carácter - ¿y qué son si no las tradiciones? Dice una voz a lo lejos – lo que quise decir es que me dan rabia las imposiciones. Por supuesto que me gusta Halloween, pero en los EEUU, no en mi casa. No me gustaría que en todos los sitios acabáramos celebrando el 4 de julio, pero tampoco que en todos los sitios celebráramos el 11 de septiembre (la Diada nacional catalana, no confundir con el ataque a las Torres Gemelas).
Y hoy sí, que tengáis un feliz Día de difuntos, viajeros.
Entrellat

sábado, 1 de noviembre de 2008

Día de difuntos

Foto: Marie y Ele en un puesto de flores a la entrada del cementerio Père-Lachaise. Paris, mayo de 2007
- ¿Si? – Dije al coger el teléfono.
- Hola primo. Buenas noches.
- Hola Carlota. ¿Qué tal? ¿Cómo se presenta la castanyada?
- Bien. Mejor dicho, perfecto. No voy a hacer nada, me voy a quedar en casa. Estoy reventada. Muertecica, estoy.
- ¡Ay, qué exagerada eres! ¿Sabes? Me he quedado muerto hace un momento. – le dije al venirme a la cabeza la escena que había tenido lugar en la puerta de casa hacía apenas unos minutos.
- ¿Si? ¿Por qué?
- Han llamado a la puerta y voy a abrir pensando que sería algún vecino diciéndome que tengo que cambiar alguna bombilla fundida. Y cuando abro me encuentro a tres chicas de unos 15 años aproximadamente, vestidas completamente de negro, con los pelos más levantados que la duquesa de Alba en un día de viento, y con unas ojeras que ni la Belén Esteban recién levantada. Y de repente me dice una de ellas:

- ¿Truco o trato?
- ¿Cómo? – le respondo, con la voz más tonta que me ha podido salir y sin entender lo que me acababa de decir.
- ¿Truco o trato? – vuelve a repetir la chica, con muy pocos recursos, por cierto, mirando a las otras dos de reojo, como diciéndoles, “ya os vale bonitas, un poco de ayuda, que este tiparraco va a ser duro de roer”.

En ese momento me han venido a la cabeza todas y cada una de las películas americanas donde salían escenas de Halloween. Y me he imaginado a mí mismo con una falda gris de piqué preciosa, por encima de la rodilla, una camisa blanca impoluta, un pelo rubio larguísimo y sedoso, hasta el culo; y con una bandeja de gallletas recién horneadas para la ocasión en la mano, diciéndoles:

- Coged unas cuantas, chicas.

Pero en vez de eso, lo que ha salido por mi boca ha sido un sequísimo…

- Pues ni una cosa, ni otra, bonita.
- Ah! – ha dicho la chica, que por la cara de lerda que ha puesto, no se esperaba esa respuesta. Y no ha añadido nada más.
- Ala, adiós - les he dicho cerrando la puerta y dejándolas con un palmo de narices a cada una.

- Qué borde, hijo – dijo mi prima, descojonándose de risa.
- Qué quieres, bonita, me habían pillado sin una jodida galleta y con la falda de piqué todavía sin planchar.
- jajaja – volvió a reir Carlota.

Esta escena, tal cual la describo (excepto la llamada de Carlota), pasó ayer en la puerta de mi casa. Y es que los americanos, aparte de jodernos con la crisis de las hipotecas, creando esta situación mundial, que todos conocemos y sufrimos, nos van imponiendo poco a poco su forma de vida. Halloween, como tantas otras americanadas, forma ya parte de nuestras vidas, a costa de nuestras propias tradiciones.

Que tengáis un feliz Día de difuntos, viajeros.

Entrellat

jueves, 30 de octubre de 2008

El frio de la bestia

“No podía verlo, pero notaba su cara seria y el frio de su cuerpo en mi mejilla, mientras él y su hermano miraban impertérritos al frente. Hacían bien su trabajo de vigilantes, por eso me abracé a uno de ellos. Intentaba, ignorante de mí, que la sabiduría y experiencia de todos estos años pasara a través de su fría y dura piel. Sabía que la bestia vivía siempre enfadada, a pesar de que la isla y aquella ciudad en particular, que se creía todavía capital, como lo había sido en tiempos de piratas, le acogían sin hacer casi preguntas.
No sabría decir si el frio de su corazón venía de la morriña que sentía por su tierra, o porque ahora no tenía ningún templo que proteger, ni él ni su hermano. La puerta del antiguo cine, donde estaban situados, y el abrazo de algún viajero despistado, no eran suficientes para calentar ese corazón, que hacía siglos había luchado contra corajosos caballeros.
El antiguo cine, a pesar de recoger en la actualidad una colección de muebles seleccionada con mucho gusto, y un montón de bagatelas que con su venta hacían que la guapísima y elegante propietaria pudiera sobrevivir, no saciaban las expectativas de tan valientes guerreros. Sin embargo sabían que podían haber acabado en peor sitio, como les había ocurrido a dos de sus hermanos, que actualmente estaban en la puerta de un restaurante chino; y por eso sus quejas no se hacían oír mucho, tan sólo en los días ventosos, cuando sus lamentos se confundían con las voces del viento, que en esta isla son muchas.”
Eme disparó la cámara. Luego seguimos caminando y disfrutando de la preciosa Teguise; incluso nos sentamos en una terraza a tomarnos una copa de Malvasía, ese vino tan curioso que los isleños, con su dominio de los elementos han conseguido robarle a la tierra y a los vientos.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Yo, en un antiguo cine, que actualmente es una tienda de importación de objetos y muebles chinos. Foto 2: Fachada del antiguo cine. Teguise (Lanzarote), octubre de 2008

lunes, 27 de octubre de 2008

Ave, César!

No, no estoy saludando a los Césares romanos, ni al geógrafo Claudio Ptolomeo, que hizo la primera cartografía de las Canarias, y las declaró como el “finis terrae” (el fin de la tierra). Saludo a otro César, a César Manrique, el ARTISTA, el naturalista, el ecologista y visionario lanzaroteño, o conejero, como se les llama a los habitantes de esta isla.
Manrique es sin duda el autor y responsable de que la isla sea hoy en día lo que es, a pesar de la especulación de los 70, y el boom de la construcción de los 90. Nadie puede concebir hoy en día este pequeño espacio volcánico sin la intervención de Manrique.
No negaré que zonas como la caótica Arrecife, el explotadísimo Puerto del Carmen, Costa Teguisse, o incluso la más nueva Playa Blanca, no sean demasiado agradables para la vista; pero todo eso queda superado cuando uno visita el resto de la isla: el Parque Nacional de Timanfaya, donde uno cree estar en la Luna, y la tranquilidad se corta con cuchillo; o la zona del Malpaís, y los pequeños pueblos del interior, o los pequeños pueblos marineros. Allí uno se da cuenta que, gracias a Manrique, la isla es un modelo a seguir en el desarrollo turístico que pretende respetar al medio ambiente y la identidad de cada uno de estos lugares.
Pueblos como Teguise, donde los edificios están tan bien conservados que uno no sabe dónde está; o playas como Famara, con kilómetros de arena fina, que con unas altísimas montañas a la espalda, parecen protegerle a uno de esas olas que tanto gustan a los surfistas y que nos sorprenden tanto a los mediterráneos, hacen de este espacio natural algo singular.
César Manrique, tras un periplo madrileño y neoyorquino, en el que conoce entre otros a Andy Wharhol, regresa a Lanzarote con un merecido reconocimiento por su obra, con la cabeza llena de ideas y más necesitado de su tierra que nunca. Sin ser arquitecto, pero bajo el respeto y el amor hacia la desnudez de su tierra y sus gentes, se encarga de fijar unos criterios urbanísticos que todavía están vigentes en la isla, y que han hecho que los pueblecitos parezcan belenes, situados en medio de un árido paisaje. No inventó nada, sólo se dedicó a observar lo que ya había, una arquitectura sin arquitectos, de subsistencia, pero respetuosa con su entorno y que recogía las necesidades de sus gentes.
Su idea era hacer de la isla su gran obra. No negaré tampoco que todo, absolutamente todo, parece estar preparado para el turismo, incluso parte de su obra indica a los isleños y visitantes dónde están los lugares de interés, pero para alguien que viene de fuera como yo, no deja de sorprender cómo todo está integrado, o por lo menos esa es la intención. Seguro que existen grandes detractores de Manrique, no lo sé, no los encontré, pero ante una obra de semejante importancia, siempre suele haber alguien en contra. Como siempre, el tiempo pondrá las cosas en su sitio.
Mientras tanto, si podéis, haced una visita a la isla, alquilad un coche, y perdeos por los caminos y rincones que todavía tiene vírgenes. Seguro que no os defraudará. Y por supuesto no os perdáis la Fundación César Manrique, su antigua casa, la que llegó a costarle la vida, según nos contó un vigilante. Aunque esto ya os lo explicaré en otro momento.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat
Foto1 : Paisaje típico de la isla de Lanzarote. Foto 2: La playa de Famara, con la Isla Graciosa al fondo. Octubre de 2008

viernes, 24 de octubre de 2008

La carrera espacial

Foto: El valle de la tranquilidad. Lanzarote, octubre de 2008
Desde que llegué de Lanzarote quería hablaros de mi visita a la Isla, pero por una cosa o por otra, ni siquiera he actualizado. Hoy creo que tampoco podrá ser, como mucho os dejo con este “paisaje lunar” del Valle de la tranquilidad en Lanzarote, llamado así porque recuerda a un paisaje de un valle homónimo en la Luna.
Decía que hoy tampoco no iba a ser porque ayer leí una noticia en la prensa que me dejó perplejo. El titular era el siguiente: “India entra en la élite espacial”.
No voy a hacer ningún comentario, solamente os voy a dar algunas cifras:
Dato: 1.147 millones de habitantes, con una mediana de edad de 25 años, hacen de India el segundo país más poblado del mundo, por detrás de China, que por cierto, también está entrando en la carrera espacial.
Dato: El cohete ha costado 78.000.000 de dólares, el equivalente a la renta per cápita de 30.000 indios.
Dato: 287.000.000 de indios viven con menos de 0,4 dólares al día, y por tanto son “oficialmente” pobres (a saber los no oficiales).
Sólo con estos tres datos, se me ocurre, para empezar una pregunta:
¿es necesario?
¿Qué pregunta se os ocurre a vosotros?
Mientras tanto, yo me voy a pasar el fin de semana a Valencia. Que paséis buenos días, viajeros.
Entrellat

viernes, 10 de octubre de 2008

Sucedió en octubre

Son las cinco de la mañana. Ra surge del cuerpo de Nut, diosa del firmamento. Como cada mañana, después de haber recorrido el interior de su cuerpo, de haber transitado por el más allá, vuelve a nacer regenerado tras ver el escarabajo; en ese momento extiende sus alas cálidas sobre el aeropuerto de Abu Simbel, donde tres almas, que ya permanecen aferradas a su nueva tierra, esperan impacientes una experiencia que cambiará sus vidas.
Así describí en el álbum del viaje nuestra primera excursión en Egipto, a Abu Simbel; porque así fue, aquel viaje cambió mi manera de pensar respecto a lo que los viajes nos aportan, cambió mi percepción del mundo, cambió mi vida. Hasta entonces no había salido de Europa. Todo lo que yo conocía se parecía a lo que hoy vivimos aquí, a lo que nos han dejado los diferentes pueblos que han pasado y han poblado el viejo continente; blindado, eso sí, por el tiempo, la prosperidad, y un halo de seguridad y bienestar; aunque hoy en la situación de crisis que vivimos, todo eso es una gran nube de humo.
Dicen que de las crisis siempre se aprende algo, que uno sale regenerado, como lo hacía Ra cada amanecer. Yo tuve también mi gran crisis en este viaje. Recuerdo un momento en el que los tres solos, Eme, Ene y yo, caminábamos desde la Mezquita de Alabastro hacia el Barrio Copto. Nos habíamos salido de los circuitos turísticos y nos habíamos metido en la boca del lobo. En aquel largo paseo acabé llorando, porque no sabía lo que hacía yo allí, porque no sabía cómo todo aquello que pasaba por delante de nuestros ojos, existía realmente, y no era un documental de la dos. Pero esta historia ya la contaré en otra ocasión.
Además de ser mi destino más deseado, pues desde que tengo uso de razón siempre había querido ir a Egipto, el viaje reunía todas las cosas necesarias para ser un gran viaje, y así lo fue: el lugar que visitamos y la compañía.
Del destino qué decir, que Egipto había despertado mi atención desde que en el colegio vi una foto de las pirámides. Por supuesto que entonces no me imaginaba que acabaría estando allí, y que acabaría modificando mi manera de pensar.
De la compañía, a Eme ya lo conocéis, ya sabéis como es, y lo que significa para mí; y de Ene… decir que fue el primer viaje que hicimos juntos, un viaje lleno de olores, de sensaciones, de risas, muchas risas, y hasta llantos. La casualidad, o nuestros trabajos no nos han dejado hacer otros viajes como este, y nos hemos conformado, ni más ni menos que con ser grandes amigos, con viajar cada día en el veloz viaje de la vida; pero sé que algún otro destino importante nos espera, lo sé desde aquel día a las 5 de la mañana en el aeropuerto de Abu Simbel.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Eme, Ene y yo con un grupo de abuelas madrileñas, con el que coincidíamos en todas las excursiones y visitas. Egipto, octubre de 2000. Foto 2: Ene y yo imitanto una escena repetidísima en las paredes de las tumbas en la habitación del hotel
PS: y ahora me voy a preparar mi maleta, que mañana me voy a Lanzarote con mi hombre, para celebrar nuestro primer aniversario de boda. Además, me he regalado un iphone. Si el tiempo y la cobertura 3G lo permite iré actualizando durante estos días, si no a la vuelta os cuento.

lunes, 6 de octubre de 2008

Con mi bata a rayas

Foto: La clase de los Salesianos, con Sor Carmen. Terrassa, septiembre de 1970
Todos los días, antes de entrar a clase, jugábamos por el patio, las niñas con sus batas de Vichy color rosa y los niños con las batas a rayas azul marino y blancas. Había más batas rosas, porque los niños y las niñas estaban separados en colegios diferentes, aunque en el colegio destinado a las niñas también tenían cabida los niños de parvulitos, lo que ahora llamaríamos P-4 y P-5. Así pues, yo con mis cuatro años llegaba al colegio de la mano de mi hermana de seis, entraba al patio trasero y jugaba con mis compañeros, hasta que sonaba el timbre. Entonces teníamos que acudir a nuestras filas, formar, y entrar en las clases; pero cuando sonaba el timbre, antes de hacer todo eso, yo corría a buscar a mi hermana que ya se había puesto en su fila, le daba un beso y me iba hacia la mía.
Un día estaba lloviendo mucho y no nos dejaron jugar en el patio. Nos metieron en el corredor que daba acceso a todas las aulas y cuando sonó el timbre, no hubo filas, no formamos, los niños fueron entrando directamente en sus aulas. Como cada día, antes de entrar a clase busqué a mi hermana, pero no la encontré, todos los niños habían entrado en las suyas, y mi hermana también. Así que me quedé solo en el pasillo, llorando desconsolado por no haber podido darle el beso de despedida. Sor Carmen, mi profesora, mi monja, se acercó a mí, me puso las manos en la cara y me preguntó por qué lloraba. Todavía recuerdo aquel olor a jabón Heno de pravia en sus manos. Le expliqué que no había podido darle el beso a mi hermana. Me dedicó una sonrisa, me cogió de la mano y me dijo: vamos a buscarla.
Entramos en una clase y Sor Carmen preguntó si alguna de las niñas era mi hermana, y ninguna contestó. Me dijo si mi hermana estaba allí, le respondí que no, todavía con los ojos llenos de lágrimas. En la segunda clase la encontramos. Sor Carmen me hizo un gesto con la cabeza, y yo me dirigí a mi hermana. Me miró como si no entendiera lo que estaba pasando. Me acerqué y le di el beso de todos los días, y ella me dijo: “déjame, déjame”, muerta de vergüenza, pero a mí no me importó, yo ya le había dado el beso. Volví hacia la puerta, me cogí de la mano de Sor Carmen y nos dirigimos hacia nuestra clase.
Hoy, que ya hace casi un mes que los niños han vuelto a las clases, con las mismas batas de rayas de entonces, me ha venido a la memoria esta historia de cuando yo era pequeño, que pasó en los pasillos de ese colegio donde está hecha la foto, y he pensado que os la tenía que contar.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat

jueves, 2 de octubre de 2008

Sin recursos, no hay paraíso

Foto: Alcalde sobre fondo de persona dependiente. Terrassa, mayo de 2007
Esta mañana leía en un diario un artículo sobre la Ley de Dependencia y la falta de recursos de las administraciones para poder llevarla adelante. Esta ley es de las más avanzadas que existen, pero como la mayoría de las grandes normas, para llevarlas a cabo necesitan de una dotación económica, que en este caso por su reciente puesta en marcha, agravada por la crisis económica mundial, todavía no ha llegado.
Las administraciones que la sufren suelen dar algunas respuestas cuanto menos curiosas; como la que recibió un ciudadano en su silla de ruedas, que tan sólo por esta incapacidad ya tendría derecho a recibir una ayuda. Dicho señor recibió como respuesta de la administración a su petición un "Sí señor, tiene usted derecho a recibir esa ayuda, pero no tenemos recursos".
Es como si nos ponen una multa de tráfico por aparcar mal y le decimos al agente de tráfico: "sí señor agente, tiene usted razón, el coche está mal aparcado, pero no tengo recursos para pagarle la multa". O como si al ir a comprar un pantalón le digo a la dependienta de la tienda cuando suena la alarma por irme sin pagar: "sí señora, ya sé que cuesta 70 euros, pero no tengo recursos". De risa, ¿verdad?
No sé si decir que hace 20 años que me prostituyo en una administración pública, o que trabajo allí todo ese tiempo, lo dejo a vuestra elección. El caso es que he visto respuestas prepotentes como ésta en infinidad de ocasiones, tanto hacia nosotros los trabajadores, como hacia los usuarios. También es cierto que muchas veces las administraciones no tienen recursos para cubrir lo que por norma están obligados a hacer, pero lo que no se puede hacer es actuar con prepotencia y contra el más débil, como se suele hacer muchas veces, ya sea contra los trabajadores, o contra los usuarios indefensos.
Es lo que tienen vivir en un estado de derecho, que tienes muchos derechos, pero pocas veces se acaban cumpliendo.
Por cierto, últimamente empieza a hacer 20 años de muchas cosas en mi vida. ¿Tendré derecho a alguna cosa por eso?
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat

martes, 30 de septiembre de 2008

Paisaje en gris oscuro, casi negro

Foto: Eme mirando al Sena. París, mayo de 2007
La ventana había dado ya tres golpes, a causa del ligero viento que atravesaba el estudio, así que por miedo a que se rompiera, me levanté para cerrarla. Había dejado de mirar a la pantalla del ordenador, guardado el archivo en que estaba trabajando, aunque sabía que si caía la electricidad, no pasaría absolutamente nada, porque llevaba más de media hora sin escribir una sola palabra, mirando a la pantalla como hipnotizado. Cuando me disponía a cerrarla miré hacia el puente. Me gustaba ver el efecto que hacían las luces sobre la piedra, sobre todo a aquella hora en que la noche aún no había caído del todo, y el azul del cielo tan sólo se había transformado en gris oscuro, y todavía faltaban unos minutos para que el negro profundo lo cubriera todo.
Allí estaba él, con su chaqueta blanca, apoyado en el muro. Parecía triste, como cansado, como si estuviera reflexionando algo importante. Empecé a imaginar cual era su historia y mi cabeza empezó a dar vueltas. Pensé que podría ser un buen personaje para mi novela, que llevaba parada tres meses, porque nada de lo que escribía llenaba mis cada vez menos exigentes expectativas.
Un amante abandonado por su novia, dos días antes de la boda – pensé. Noooo. Fácil, muy fácil. ¿Y si estuviera esperándola allí, para decirle algo, que la deja dos días antes de casarse? – seguí pensando. No, tampoco, fácil también.
Al cabo de unos segundos, mientras seguía inventando su historia, otro hombre se acercó a él, le pasó la mano por la cintura mientras le enseñaba en su cámara una foto que le había hecho. No estaba triste, tan sólo posaba para él. La miraron juntos, interesados, y luego el chico de la chaqueta blanca sonrió cariñosamente y le dio un beso en los labios, un beso apasionado y siguieron caminando. Un poco más adelante, dos chicas los estaban esperando.
Un grupo de amigos que visitan París – acabé concluyendo. Tampoco me sirve para mi novela. Pero parecían felices, a lo mejor tendría que escribir sobre cosas alegres y dejar de escribir novela negra, por un tiempo.
Cerré la ventana, volví al ordenador, abrí un archivo nuevo y empecé a escribir:
“Paisaje en gris oscuro, casi negro
La ventana había dado ya tres golpes, a causa del ligero viento que atravesaba el estudio …”
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
PS: En enero pasado hizo 20 años que Eme y yo estamos juntos, pero ayer fue un día muy especial, hizo un año que nos casamos. Como no pude actualizar porque estuvimos celebrándolo y autoregalándonos una escapada a Lanzarote, para la semana que viene, hoy le dedico esta historia, a él y a todos los que estuvieron con nosotros aquel 29 de septiembre, uno de los días más felices de nuestras vidas.

domingo, 28 de septiembre de 2008

La función

Como siempre, antes de empezar la función, me paseo por el escenario que en esos momentos está poco iluminado, casi a oscuras. Compruebo que todo esté en su sitio, que los objetos que tengo que utilizar estén donde tienen que estar, que los muebles no interrumpan el paso, porque alguien los hayan movido. Es un trabajo meticuloso, casi maniático, pero que me da seguridad. Luego repaso el texto y vocalizo, caliento la voz, y me quedo un rato mirando el espacio escénico, como si tuviera necesidad de retener todo eso dentro de la memoria, como si no lo estuviera ya.
A veces mientras realizo mi ritual viene alguno de los compañeros a hacer algo parecido, porque cada uno tiene su rito, cada uno tiene sus manías. Los hay que necesitan moverse por todo el espacio; los hay que necesitan estirarse en el suelo, para tener un contacto más directo; otros vienen a buscar una nota al piano, para seguir afinando su instrumento; otros cantan, otros bailan, y otros sencillamente se sientan callados en el lugar del público.
Ayer tuvimos la primera representación y fue muy bien, la verdad. Tuvimos un lleno hasta la bandera, aunque hay que decir que el espacio es pequeño. El resultado fue muy bueno, a la gente le gustó mucho y nosotros quedamos satisfechos porque el trabajo realizado había llegado a sus destinatarios, el público.
De momento sólo queda la representación de hoy. No hay ninguna función más concertada de este espectáculo. Sabíamos que iba a ser así, cuando decidimos volver a producir este montaje, pero aun así nos da pena, a todos y el público de ayer nos estuvo diciendo que era una pena que se quedara aquí.
Es lo que tiene el teatro, que es un arte efímero. Tal vez eso fue lo que me enamoró de este arte, lo que me atrajo tanto para hacer de ello mi carrera, mi formación.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
PS: Si te animas a venir hoy, aquí tienes toda la información que necesitas.

Foto 1: Yo, unos momentos antes de empezar la función de ayer - Foto 2: el escenario a oscuras, momentos antes de empezar. Rubí, septiembre de 2008

viernes, 26 de septiembre de 2008

Ensayo general

Ayer, en un momento previo al ensayo general.
La bestia está dando los últimos coletazos. El montaje ha llegando a su fin, mejor dicho al fin de la preparación y al principio de las representaciones. Ayer ensayo general y grabación en video; hoy descanso para que repose el “guisado”, y el sábado y el domingo las representaciones.
Me gusta ver, escuchar y sentir a mis compañeros, ver dónde han llegado, ver cómo han mejorado con los años, ver lo bien que quedan algunos en los lugares que antes ocupaban otros. También me gusta ser público dentro del espectáculo, y durante los ensayos lucho por disfrutar mientras recibo todo eso, y por dar lo mismo para que el resto disfrute también. Me dejo llevar con los nuevos paisajes que aparecen con las relecturas de cualquier texto literario, y éste, a pesar de haber pasado 10 años, sigue ilusionándome, sigue abriendo un balcón por el que pasan nuevos personajes, y al que acuden algunos ya antiguos, y me gusta saludarlos a todos, porque todos tienen algo nuevo que decir.
Me gustan los ensayos, por todo eso, y porque es el momento en que me siento más libre, en el que me puedo permitir el lujo de equivocarme, de arriesgar y probar para conseguir cosas nuevas, en el que no existe la presión del público, pero mentiría si no dijera que lo que espero con ansia son las representaciones, el momento de enseñar lo que hemos conseguido con el esfuerzo de tanto tiempo, ¿qué sentido tiene, si no?
En este caso, hemos vuelto a hacer el “guisado” de nuevo. No era plan de sacarlo del congelador después de 10 años y servirlo tal cual. Pero eso sí, la receta ha sido la misma, y está probada. Sé que funciona, lo sé, lo siento así.
Ya sólo queda que lleguen los invitados al banquete ¿Te animas?
Más información en la web del Ajuntament de Rubí.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat

jueves, 18 de septiembre de 2008

El Toro Vega

Durante esta semana, y como cada año por estas fechas, se ha vuelto a desatar la polémica sobre el famoso Toro Vega de Tordesillas (Valladolid).
Para los que no lo conozcan, es una tradición relacionada con los toros, de las que todavía quedan por tierras españolas, que desata las pasiones de los tordesillanos y de otros lugareños de la zona y las iras de los proteccionistas de todo el país. A parte de los encierros diarios, en los que se pasea al toro y a toda la cuadrilla por la ciudad, para deleite de la concurrencia, la tradición consiste en dejar al animal suelto por el recorrido por donde se hacen los encierros diarios, y luego "conducirlo" hasta la vega del rio, de ahí su nombre. Una vez allí, empieza la fiesta. El animal tiene la "libertad" de poder ir a su aire por donde quiera, pero a partir de una marca en la salida del pueblo, los lanceros pueden luchar contra el animal, uno por uno, hasta conseguir matarlo y obtienen así un trofeo y el reconocimiento y orgullo de pasearse por el pueblo montado a caballo con el rabo del animal pinchado en su lanza. El toro, en este caso, acaba en los platos de los más exquisitos restaurantes.
Sin embargo, puede ser que después de mucho caminar por las campiñas vallisoletanas, nadie consiga matar al animal. En ese caso, gana el toro, y su premio es ser llevado al matadero municipal y acabar en los platos de los más exquisitos restaurantes. Un premio justo donde los haya.
Dicho esto, podría parecer que estoy en contra del Toro Vega. Pues sí, es cierto, lo estoy, de esta y de cualquier tradición en la que se maltrate animales para el divertimento de la concurrencia. Sin embargo tengo muy buenos amigos en Tordesillas, especialmente dos chicas que son defensoras de la tradición, y me gustaría dejar también su opinión al respecto. Creo que es justo.
Según ellas, la lucha entre el toro y el lancero es de igual a igual, sólo lucha uno contra uno. Otros amantes de la fiesta de los toros, dicen que estos animales son criados única y exclusivamente para las corridas de toros y para fiestas como ésta, por tanto si no existieran las fiestas, seguramente estos animales se habrían extinguido.
Haciendo de abogado del diablo, diría que nos creemos más civilizados porque condenamos este tipo de fiestas, pero seguimos criando en granjas vacas, cerdos, pollos, conejos, patos, etc. y luego nos los comemos. Y lo peor es que criminalizamos a los chinos porque hagan lo mismo en sus granjas con los perros. ¿Qué diferencia hay entre comerse un perro o un pollo? ¿Dónde está el límite, en la costumbre, en la tradición?
Y vosotros, ¿qué opináis? La polémica está servida.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Lanceros esperando al Toro Vega. Foto 2: el toro corriendo por los campos. Foto 3: los lanceros persiguiendo al toro. Tordesillas, septiembre de 2006

lunes, 15 de septiembre de 2008

Retratos turcos: Ismail y sus gatos

Hacía unos seis meses que el propietario del puesto de libros le había despedido, porque había recibido quejas de los compañeros de los puestos de al lado, conforme Ismail alimentaba a los gatos que había a la entrada del patio del Gran Bazar, donde están situadas las librerías. A pesar de que Ismail era una buena persona, las quejas de los compañeros venían dadas porque habían visto crecer el número de animales progresivamente desde hacía un par de años; y hasta algunos, los más cercanos a la puerta, habían encontrado algunas pulgas dentro de su puesto. Después de avisarlo un par de veces, no dudaron en denunciarlo al dueño de la librería, que debido a la confianza que tenía a Ismail, pasaba tan sólo una vez por semana por el puesto del Gran Bazar, los viernes a la hora de cerrar, para cobrar los ingresos de toda la semana. Aún así, y tras un par de avisos, no dudó en despedirlo cuando las quejas se volvieron a repetir.
Ismail, como todos días llegaba a la hora de abrir las paradas, pero ahora ya no traspasaba la puerta del patio, se dedicaba a limpiar la caseta de los gatos, a cambiar el agua de los cuencos donde bebían, y a dejarles algo de comida, la que había conseguido reunir de los bares de los alrededores. Cada día, después de comer, los gatos se le acercaban refregándose en su pantalón y maullándole suavemente, y le regalaban su gratitud y alguna que otra pulga.
Algunos de sus antiguos compañeros pasaban de largo al ver a Ismail adecentar la caseta de los gatos, que él mismo había construido, aun así Ismail los saludaba, día tras día, sin saber por qué ellos bajaban la cabeza y entraban al patio sin decirle nada, como si estuvieran enfadados con él, o como si hubieran hecho algo malo.
Ismail había pensado en llevarse los gatos de allí a otro rincón donde molestaran menos, pero sabía que si se los llevaba, los roedores volverían, igual que habían llegado hacía bastantes años, antes de que él trajera una pareja de gatos, para solucionar el problema. También sabía que si volvían, acabarían con algunos de los mejores tomos de sus amigos libreros, de los más antiguos, los preferidos por los ácaros, pero también por los ratones, y por eso había desistido de su idea.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Un alimentador a la entrada del patio de las librerías. Foto 2: gatos descansando fuera de la caseta. Estambul, agosto de 2008
(Si quieres verlas a tamaño natural, haz doble clic sobre la foto)

sábado, 13 de septiembre de 2008

Reestreno preferente

A estas horas, dentro de dos semanas estaré en el teatro, ataviado con una camisa blanca, un pantalón de lino, un pañuelo al cuello y unas zapatillas de esparto, intentando volver a tener, diez años después el aire de un señorito andaluz.
Como siempre antes de empezar, estaré con los nervios a reventar, y arrepintiéndome de haber dicho que sí a la idea de reponer el montaje sobre textos y canciones de Federico García Lorca, que nosotros llamamos “Balcón Abierto”. Lo sé, será así, porque siempre es así, hasta me cambia el humor, una hora antes no dejo de hablar, de reír; media hora antes, me siento, me callo, piso el escenario para saber que todo está en su sitio, donde debe estar, me voy a los vestuarios, me siento, vuelvo al cabo de 5 minutos para volver a comprobarlo, e intento hacer ver a los demás que no estoy nervioso. Llevo más de 20 años pisando los escenarios, y todavía no he podido eliminar esa sensación. Aunque una vez una actriz me dijo que el día que no tuviera nervios al salir sería porque ya no me importara lo que estuviera haciendo. Lo bueno de todo esto es que casi siempre al cabo de unos segundos se pasa la sensación de nervios y empiezas a disfrutar de esa maravillosa sensación que es regalar lo mejor de ti, a un público que ha venido a ver tu trabajo.
Sea como sea, tal vez estas dos semanas esté un poco ocupado y no pueda actualizar mucho, así que por si acaso, y como alguien me dijo que avisara, pues aquí va la información. Por supuesto estáis invitados a venir.
Obra:
Balcón Abierto de Federico García Lorca.
Representaciones:
Sábado 27/09/2008, a las 22h
Domingo, 28/09/2008, a las 18:30h
Lugar:
Teatre Municipal La Sala - C. Cervantes, 126 - Rubí (Barcelona)
Más información:
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Fotos: Momentos de la representación de Balcón Abierto. Rubí, 1998

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Por la bajada de la torre

Ningún cartel llamativo dejaba claro que aquel edificio era un restaurante; tan sólo una pequeña nota en un papel colgado en la puerta indicaba que podías comer o tomar una copa en aquel sitio. Como es normal lo pasamos de largo y seguimos nuestro camino por una de las empinadas cuestas que bajan de la Torre Gálata hasta el mar. Andábamos buscando aquel edificio, ya que por la curiosa utilidad que había tenido en la antigüedad, había llamado la atención de Jota, durante la preparación del viaje, antes de llegar a Estambul, y llevaba anotada la dirección en su libreta; así que cuando lo pasamos de largo, volvimos a subir unos metros, y allí estaba aquella antigua prisión inglesa, transformada en un curioso restaurante, que sin quererlo se convirtió en uno de los momentos más entrañables del viaje.
El edificio tenía un aire inglés, pero si no hubiera sido por las indicaciones de la guía de Jota, no lo hubiéramos encontrado, porque nada parecía recordar que aquello había sido una antigua prisión hacía un par de siglos. Estaba decorado de una manera sencilla, con un aire retro, pero muy agradable. Una pareja de georgianos, habían rehabilitado aquel espacio, además de algún otro edificio más de la zona.
El local estaba completamente vacío, lo que de entrada no es una buena garantía para un restaurante. La propietaria nos acompañó al piso superior donde estaban las mesas mejor montadas, pero nosotros decidimos salir a la terraza, la iluminación parecía más agradable y la suave temperatura de la noche lo permitía. Por supuesto nos dejó sentarnos donde quisimos, y se fue. Al cabo de unos segundos vino el marido. Mientras tomaba nota de las bebidas, nos preguntó de dónde éramos. Al decirle que de Barcelona, sacó su enorme catálogo de elogios hacia Gaudí y su obra, y fue en aquel momento cuando nos enteramos que era arquitecto, y que con la ayuda de su señora habían rehabilitado y reconvertido aquel curioso lugar en lo que ahora era. Se esforzaba en hablar algunas palabras en castellano, aliñadas con algo de italiano, sobre un lecho importante de inglés. Qué fácil de digerir una conversación así, sobre todo para los que como yo no dominamos la “cocina inglesa”.
Luego vino la señora a tomar nota de los platos. Le dejamos escoger los primeros a ella, y nos regaló las papilas con unos variados y riquísimos entrantes. Para los segundos también pedimos consejo, ya que aunque la carta estuviera en inglés y alguno de nosotros lo hablaba, era difícil saber realmente de qué se trataban aquellos platos de cocina georgiana con influencias turcas.
Podría decir que acabamos la velada con unos buenísimos postres caseros, pero no, la guinda la puso la señora. Después de servirnos se sentó al piano, e interpretó para nosotros un pequeño concierto de canciones populares rusas. Marie y Jota aprovecharon para bailar y sus abrazos se mezclaban con la música y la voz de la pianista georgiana. Era precioso verlos en aquel encantador sitio, disfrutando de aquella manera.
Aquella noche Georgia volvería a ser protagonista otra vez, pues cuando llegamos al hotel nos enteramos que Rusia había ocupado con sus tropas parte de la ex república soviética.
Que tengáis un buen día, viajeros.
Entrellat
Foto 1: Eme en un momento de la cena. Foto 2: Marie y Jota bailando en el restaurante. Estambul, agosto de 2008