miércoles, 18 de junio de 2008

Balcón Abierto

Foto: Eme y yo en un momento de la representación. Rubí, junio de 1998
Cuando empezó a sonar el piano, la piel se me erizó, y sentí como si la vida me hubiera llevado 10 años atrás, como si esas notas, acompañadas de la viola, hubieran sido la llave que encendía la máquina que viajaba a través del tiempo; y me vino a la pituitaria el olor a Carolina Herrera de la Bailaora, y el refriegue de sus enaguas mientras pasaba por nuestro lado, y el pellizco en el estómago justo antes de empezar a recitar los poemas de Federico. Y luego, mirando las caras de mis compañeros, me di cuenta que no era a mí sólo al que los recuerdos y los sentimientos habían hecho viajar hacia el pasado.
El sábado empezamos los ensayos para reponer un montaje teatral que estrenamos hace 10 años, sobre textos de Lorca, con una soprano, una pianista, una violista, 4 rapsodas y una bailarina. Mientras el piano y la viola nos introducían en el universo lorquiano, en el ambiente de la Granada de aquella época, pero sobre todo en el ambiente que se creó cuando hicimos ese montaje, fui mirando a los componentes del grupo, con curiosidad, y asumí que había habido algunos cambios desde entonces. Uno, al que decidimos dedicarle la reposición del montaje, ya no está entre nosotros, un cáncer se lo llevó de nuestro lado, y otros ya no están, porque tal vez no debieron estar nunca. Me pareció curioso, porque todos los que ahora estaban en este ensayo en uno u otro grado son amigos míos, y me planteé cómo había llegado yo hasta allí...
Si en la representación que daba por acabada mi licenciatura de interpretación, aquellas dos chicas que ahora también están en este montaje no hubieran reparado en mí, nada de esto estaría pasando, y hoy no estaría escribiendo estas líneas. Aquella decisión suya de escogerme para nuestro primer montaje profesional, suyo y mío, y mi osadía de aceptarlo, nos ha llevado a años de trabajos en común, a ilusiones vividas en conjunto y también a decepciones, por qué no decirlo, que nos han servido para mejorar. Han ido pasando por nuestra re-cámara muchos actores, músicos, cantantes, escultores, pintores y artistas, en general; algunos han ido convirtiéndose en amigos, otros ya lo eran, y algunos otros no lo llegaron a ser, por diversos motivos.
Con este pequeño viaje en el tiempo, me ha vuelto a venir a la cabeza la trascendencia de las pequeñas decisiones que tomamos en la vida. Tal vez si no hubiera aceptado aquel primer papel, hoy no seguiría haciendo teatro en esta pequeña compañía, tal vez me hubiera dedicado a la interpretación exclusivamente, y hoy sería un reconocido y famosísimo actor, o quien sabe si tal vez lo hubiera dejado definitivamente. Lo que es seguro es que toda esa gente maravillosa, no formarían parte de mi pequeño universo, y que Lorca se hubiera perdido un grupo de admiradores, que ahora se vuelven a asomar juntos y llenos de ilusión, como hace 10 años, a ese “balcón abierto (1)”.
Que tengáis un feliz día, viajeros.
Entrellat
(1) Balcón Abierto es el título de un poema de Lorca que da título al espectáculo.

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